LUIS BANCK ANTE EL (INELUDIBLE) RETO DE DEVOLVER LA (SECUESTRADA) SEGURIDAD A LOS POBLANOS

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Con reflejos tardíos para reaccionar, aunque ahora asumiendo por fin las responsabilidades y buscando corregir omisiones y yerros, el presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato, anunció este martes una estrategia de 10 puntos para garantizar seguridad para los capitalinos y también cesó al incompetente secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Alejandro Santizo Méndez, luego de días infaustos y de una ola de asaltos, asesinatos y robos sin fin.

Fue imposible –y políticamente incorrecto- sostenerlo más y en su lugar llega Manuel Alonso García, con un enorme paquete de pendientes por cargar y solucionar en poco tiempo, junto con el alcalde, ante la desazón y desconfianza de la sociedad, que se siente inerme ante la delincuencia.

Con el apoyo del gobierno de Tony Gali y casi de la mano del secretario General de Gobierno, Diódoro Carrasco Altamirano, ahora Banck va por la recuperación de los espacios públicos de los poblanos y de la seguridad en sus personas, en sus bienes y en sus vidas. Jamás se había vivido en Puebla con tanto miedo como ahora, y esa es una verdad irrefutable.

El anuncio del presidente municipal deja un sabor a retraso y una percepción de que por meses no hubo contención, prevención ni efectividad.

El decálogo de Banck contra la inseguridad plantea la regionalización de las bases de la fuerza pública y su incremento, vigilancia especial en transporte público, el fortalecimiento del programa de tatuaje de autopartes y mayor capacitación en programas de legalidad y prevención, entre otros.

Otra medida paralela es la acertada promoción del empleo, con lo que se ataca una de las causas esenciales que llevan a las personas a delinquir.

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En el diagnóstico que presentó Banck y que forma parte de sus “10 mandamientos” contra la delincuencia, recalcó el tema de los delincuentes que han dejado la cárcel prematura y fácilmente como beneficiarios del deficiente Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio.

Son en la capital 2 mil 300 hasta ahora, quienes han sido liberados a las pocas horas o días de que fueron apresados para regresar rápidamente a lo único que saben hacer: delinquir.

No sirve este sistema, dijo, porque se ha convertido en una “puerta giratoria”, y ello ha repercutido notablemente en el incremento del índice delictivo.

Las explicaciones de Banck y su gobierno son válidas y reales, pero sólo son una parte del problema y desgraciadamente tienen un fuerte aroma a pretextos.

Entre la gente trabajadora y honesta de Puebla se tiene la convicción de que tuvo que actuarse con mucha más anticipación y decisión.

¿Para qué dejar que la inseguridad llegara a niveles “inaceptables”, como reconocen las propias autoridades?

¿Por qué poner oídos sordos a los múltiples reclamos de la ciudadanía?

¿Por qué sostener tanto tiempo a un secretario como Santizo que había quedado totalmente rebasado por las circunstancias y que se quedó sin argumentos ni justificaciones para explicar la crisis de inseguridad de la que fue directamente responsable?

Desde hace meses, diversos estudios de opinión mostraban ya un acelerado crecimiento en la percepción de inseguridad en Puebla capital.

Ésta es reflejo inequívoco de lo que viven y sufren en su día a día los poblanos.

Sobra decir que la mayoría de los ciudadanos se sienten más inseguros que nunca.

Esto se traduce en que 86 por ciento de los habitantes de la capital perciben que en materia de seguridad las cosas están peor.

Casi 9 de cada 10 poblanos.

Una alerta grave y sonora que se minimizó o de plano se ignoró.

Esto, además, representa un crecimiento en más de dos dígitos en esta cifra: en junio de 2015, 70 por ciento de los capitalinos se sentía inseguro y apenas 26 por ciento veía mejorías.

El resto eran indecisos.

Ahora, en junio de 2017, con Luis Banck en el Palacio del Ayuntamiento, apenas 12 por ciento siente que algo se ha hecho en esta materia y, reitero, 86 por ciento vive en la zozobra.

Los cambios están bien, aunque debieron producirse hace meses.

El decálogo muestra intención y análisis.

El experimentado Manuel Alonso tiene el beneficio de la duda.

Pero ahora viene lo más difícil: dar resultados inmediatos.

Porque los poblanos ya no tienen paciencia ni pueden aguantar más.

Ese, el de devolver la tranquilidad secuestrada a los capitalinos, es el más importante, y más urgente, y más indispensable, y más ineludible, reto de Luis Banck.

Sobre todo si quiere ser gobernador de Puebla.

gar_pro@hotmail.com

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