EL ASESINATO DE MEZTLI SARABIA Y LA NEGRA AGENDA DE QUIENES USAN SU CADÁVER COMO ARMA DE GUERRA POLÍTICA

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Insistir en que las investigaciones de la ejecución de Meztli Sarabia Reyna deben seguir únicamente la línea del “móvil político” y cerrarse vehementemente a que se trató de un “crimen de Estado”, es la peor manera de ayudar en el caso y, al contrario, resulta el camino más sencillo para que los responsables del artero asesinato sigan en la impunidad.

Desde el dolor más que comprensible de la familia, se ha acusado a las autoridades de estar detrás del crimen. De esta reacción se han colgado muchas otras organizaciones y actores políticos cuyas agendas y demandas están muy lejos de la búsqueda de justicia para la hija del histórico dirigente de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) “28 de Octubre”, Rubén Sarabia Sánchez, conocido como Simitrio.

Por su impacto e implicaciones, el homicidio de Meztli no puede despojarse de la sensibilidad y demanda mucho cuidado de las autoridades, de los agraviados, de los grupos sociales y políticos y también de los medios de comunicación.

Requiere de una responsabilidad que hasta el momento no han mostrado algunos integrantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del Partido de la Revolución Democrática (PRD), comenzando por su presidenta estatal, Socorro Quezada Tiempo, y de asociaciones como la Unión Campesina Democrática, el Colectivo de Reflexión en Acción Rumbo Proletario (CRARP), el Frente Nacional de Organizaciones de Pueblos en Lucha (ENPL) y el movimiento EcoTuzuapan.

Políticos de Morena y Quezada insisten, sin reparo ni reflexión, en un “móvil político”, lucrando con el cadáver de Meztli y usándolo como arma de guerra electoral y política; en los hechos, poco o nada les interesa el esclarecimiento del caso, su único y principal objetivo es ganar adeptos, satisfacer a sus cautivas clientelas y llevar voto a sus urnas.

En tanto, algunas organizaciones han convocado a marchas y abiertamente han señalado, sin pruebas y con estruendo, que en Puebla existe un “terrorismo de Estado”.

A muchos de estos líderes no los vimos solidarizándose con la UPVA en el pasado o al menos no en el reciente, en el que Simitrio y sus agremiados a la “28 de Octubre” han acusado persecución política sistemática.

Por conveniencia, olvidan que fue el gobierno de Tony Gali el que procuró la excarcelación de Rubén Sarabia –vía el arraigo domiciliario por razones de salud- tras una larga batalla legal con el regimen morenovallista.

Hoy muchos, ilegítima y abusivamente, toman el cobarde asesinato de Meztli como bandera para golpear y buscar la inestabilidad de las administraciones estatal y capitalina.

Utilizan aviesamente la muerte de una mujer que dejó huérfanos a sus hijos, para alimentar sus negras agendas políticas.

No hay que confundirse: ese no es el camino para encontrar justicia.

Una investigación seria, a la que están obligados la Fiscalía General del Estado y su cada vez menos eficiente titular Víctor Carrancá, debe atender todas las líneas de investigación.

Todas, sin dejar ir una sola pista, un solo rastro y un solo testimonio.

La credibilidad del actual gobierno está en juego, así como la del por sí desprestigiado sistema de administración y de procuración de justicia.

De ninguna manera es nuevo, ni son un secreto para nadie, los señalamientos en torno a las disputas internas en la “28 de Octubre” y su coto, el Mercado Hidalgo.

Tampoco las múltiples y añejas denuncias por narcomenudeo y otras actividades ilegales de algunos miembros de esa organización de comerciantes.

No se descubre el hilo negro cuando se advierte que el histórico líder Simitrio y su familia tienen en su contra rencores y enemigos, por la propia naturaleza de su actividad.

Desde las primeras pesquisas, a unas horas de la ejecución de la líder de la agrupación, aparecieron incluso nombres de posibles autores materiales e intelectuales de un “ajuste de cuentas”.

Desde el día del crimen, en Puebla Online se hizo público el apodo de un sujeto de nombre Víctor y conocido como “El Chupón”, quien podría estar vinculado con Los Zetas y tener una disputa a muerte con el grupo de Guerreros Unidos, por el control del narcomenudeo.

Extraoficialmente se habla ya de la detención del padre y un hermano de principal sospechoso.

Y es que las dudas sobre cómo sortearon los cuatro sicarios los círculos de seguridad en torno a las oficinas de la UPVA, hasta llegar a Meztli, hacen suponer que se trataba de personas conocidas, quienes transitaban con regularidad por los pasillos del Mercado Hidalgo.

Todos estos datos, obtenidos por las autoridades de los propios miembros de la “28 de Octubre“, no pueden ser desdeñados.

Eso sí sería darle un sesgo político, complaciente y demagogo, a un caso que requiere de técnica e investigaciones escrupulosas.

La justicia para ella, para su familia, la protección incluso futura para ésta y para su organización, demanda que se agoten todas las líneas de investigación.

Insistir, sin pruebas, en un “crimen de Estado”, es ayudar a la impunidad en el caso.

Y este asesinato, como lo han establecido las autoridades, no puede, no debe, quedar impune.

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ARMENTA Y EDUARDO RIVERA: IR A LA ALCOBA CON EL ENEMIGO SIN HACER GESTOS

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En una expresión de incongruencia máxima, dos personajes que se supone deben mantener posiciones antagónicas exhibirán su contubernio perverso, tanto como ir a la alcoba con el enemigo, sin hacer gestos.

El ex priísta ahora afiliado a MORENA, Alejandro Armenta Mier, y el otrora niño prodigio de El Yunque, Eduardo Rivera Pérez, los dos verdaderos profesionales en el difícil arte de la victimización, manifestarán la mañana de este miércoles su alianza contra el morenovallismo, en una improvisada rueda de prensa convocada en un céntrico hotel.

Sus nuevos intereses –y ambiciosos- les han hecho olvidar los agravios del pasado.

Armenta fue presidente del PRI cuando el impoluto Rivera contendió por la alcaldía.

Ya no se acuerdan –porque su memoria es convenenciera-, pero Armenta fue acusado por Rivera del desvío de grandes cantidades de recursos del programa Unidos para Progresar a la campaña de Mario Montero y de Javier López Zavala.

Hoy, sin empacho ni vergüenza, se mezclan, se unen, se funden, empapados de la hiel amarga que los identifica como aliados.

Es el ridículo aquelarre de dos Judas que ahora se besan con el mismo veneno.

gar_pro@hotmail.com

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