LOS 6 MESES DE TONY GALI: UN GOBIERNO DE MANO FIRME CON GUANTE BLANCO

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A pesar de tener frente a sí una tarea difícil, mucho más de lo que se advierte; obstáculos internos y externos colocados por los actores de oposición, además del tiempo apresurado avanzando en su contra, Tony Gali ha sabido sortear el temporal con una habilidad tal, que ha despejado todas las dudas para demostrar, a seis meses del inicio de su administración, que tiene autoridad propia y un concepto del poder diametralmente diferente al de sus antecesores.

Ha sabido desarrollar un estilo personal muy distinto al de todos los ex gobernadores. Ante las circunstancias inéditas, ha mantenido el control de las riendas de su gabinete y del estado, ese que no solamente exige el cargo, sino que también demandan los ciudadanos. En el primer semestre del que será un brevísimo mandato, el gobernador ha dejado claro quién manda, con mano firme, sí, pero también con guante blanco, sin abandonar la calidad humana, seguramente éste el rasgo más importante de su gobierno.

Muy alejado de los malos augurios, Tony Gali no desperdicia un solo día de trabajo y mantiene la gobernabilidad en la entidad; su fuerza de voluntad se ha demostrado con el combate frontal al huachicol, el peor de los males en Puebla.

Su capacidad de negociación está a la vista con la tersa relación con las fuerzas políticas. Construye y cumple acuerdos. Se reúne y escucha a todos los actores, incluso a los más radicales e intolerantes. En lo posible, trata de reparar las heridas sabiendo que la forma sigue siendo fondo, y que en la forma de pedir, está la de dar.

Con el gobierno federal es excelente anfitrión, pero también acude a tocar las puertas necesarias en los momentos adecuados.

Prueba de ello es la relación directa con el titular de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade, con quien gestiona directamente recursos, los pendientes de entregar y los futuros, para Puebla.

Con él zanjó directamente el atraso en la entrega de 623 millones de pesos que estaban en el limbo.

También políticamente tiene una relación impecable con la administración de Enrique Peña Nieto, quien el pasado 27 de junio le refrendó en Puebla su respaldo para trabajar “sin distingos partidistas y a favor de los ciudadanos”. Hay química y empatía con el gobernador de Puebla.

Tony Gali sabe reconocer y es reconocido.

La relación ágil también la mantiene el gobernador con los titulares federales de Salud, José Narro; de Educación, Aurelio Nuño; de Desarrollo Agrario, Rosario Robles, y muchos más.

Ese trato se reedita con sus colegas de otras entidades.

El gobernador poblano se ha mantenido en lo suyo, trabajando sin distraerse.

Su diplomacia y capacidad de reconocer a los aliados y su aportación, sin duda se expresa especialmente con la realización de la exposición “Fuerzas Armadas…Pasión por Servir a México”, que se inauguró el pasado jueves.

Al lado del gobernador estuvieron los secretarios de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, y de Marina, Vidal Soberón Sanzel.

No es casual que ésta tenga como sede a Puebla, para exaltar y reconocer la labor del Ejército y la Marina, que ha sido indispensable en el terreno amplio que se ha ganado a la mafia del robo de combustible.

El generoso y justo mensaje quedó claro.

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Tony Gali ha cumplido a cabalidad la meta de no desaprovechar ni un minuto de su gobierno, que terminará el diciembre de 2018.

Han sido seis meses -se cumplieron el pasado 1 de agosto- de un esfuerzo grande y, a la vez de tal eficacia política, que no se refleja ni en disputas ni en conflictos; al menos no graves que pongan en riesgo los equilibros y la gobernabilidad en el estado.

Es cuando menos se nota a los ojos de los ciudadanos, cuando más presente está la mano del gobernador.

Tony Gali sabe que su futuro político, en cargos de elección popular, ha sido sacrificado en el mediano plazo, pero da muestras, en privado y en público, de que eso no le quita el sueño.

Sobre su cercanía y trato hacia los poblanos en general, hay un gesto reciente que, por petición del propio Gali, quedó bajo el manto de la discreción.

Durante la presentación de un libro en las instalaciones del Archivo Municipal, en la Ex Cementera, el historiador Pedro Ángel Palou sufrió un leve desmayo.

Entre los presentes hubo alarma y reacciones inmediatas de apoyo.

Un médico que estaba presente lo atendió, pues el escritor estuvo inconsciente alrededor de tres minutos.

El acto fue suspendido y se decidió trasladar al ex secretario de Cultura estatal a un hospital.

A la ambulancia que lo llevó, se subió también Tony Gali, quien acompañó a don Pedro Ángel hasta el nosocomio para asegurarse de su buen estado de salud.

La estampa, hasta ahora inédita, basta para entender la calidad humana del gobernador.

Hay otros episodios similares, que también se guardan en la discreción de la humildad y en la modestia genuina.

Así ha sido su transitar desde Casa Puebla: mano firme y guante blanco.

Guante blanco como el mostrado el pasado viernes, cuando, en compañía de su esposa, Dinorah López de Gali –el hilo conductor de la calidez humana de la familia Gali-, el gobernador acudió al Baile de Gala organizado a propósito del Mes del Adulto Mayor, donde abrió la pista y tuvo detalles y sonrisas para todos los que quisieron acercarse a saludarlo, tomarse una selfie o pedirle una pieza.

Obviamente el escenario y las formas cambiarán en 2018 ante la ríspida disputa electoral; sin embargo, hoy por hoy no se han roto los puentes ni dinamitado el mejor instrumento de la política, el del diálogo.

Al término de su administración, Tony Gali sí se va a quedar en Puebla, y, fiel a su esencia, está empeñado en vivir tranquilo, rodeado de afectos y por tanto muy ajeno a reclamos, odios, rencores y deseos de venganza, a diferencia de varios de sus antecesores.

gar_pro@hotmail.com

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