LA DESCONFIANZA (Y LA NULA CREDIBILIDAD) EN EL IEE

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Fue tal el papelazo que en las pasadas elecciones hicieron los consejeros del Instituto Electoral del Estado (IEE) de Puebla, que no es raro que en algunos pasillos ya se hayan abierto quinielas sobre el número de reveses que acumulará el organismo en el proceso de 2018, cuando los poblanos iremos a las urnas para elegir gobernador, diputados locales y presidentes municipales –además de Presidente de la República, diputados federales y senadores, aunque esto último a cargo del no menos cuestionado INE-.

Y es que los consejeros del IEE son la burla de todos y no es para menos, cuando una y otra vez el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se la pasó remendándole la plana a Jacinto Herrera Serrallonga y compañía, dejándolos en auténtico ridículo y exhibiéndolos como “árbitros” parciales y vendidos.

Por la cantidad de recursos que los magistrados federales tuvieron que resolver -siempre con resoluciones contrarias a lo dispuesto por el IEE-, Flavio Galván dijo en una sesión de marzo de 2016 que la elección del gobernador del estado de Puebla pasaría a los anales de la historia del derecho electoral en el país, por tantas impugnaciones de partidos políticos y ciudadanos.

Y es que en el juez electoral nomás no hubo confianza y menos credibilidad, y tal percepción de mantiene a la fecha.

En aquella ocasión, los magistrados determinaron por unanimidad que fue inconstitucional la omisión del IEE al no notificar al PRD la improcedencia de su plataforma electoral, con lo que peligró el registro de su candidata.

Antes, el organismo electoral retrasó el registro de Ana Teresa Aranda como candidata independiente debido a una queja interpuesta por el PAN estatal en la que argumentaron los antecedentes como albiazul de “La Doña”. Aunque no le faltaba razón a Acción Nacional, el revés de la Sala Superior se produjo porque en sentencia previa habían anulado este requisito interpuesto por el Congreso del estado.

Estas son dos -sólo dos- pequeñas muestras de varios de los yerros cometidos en el proceso del año pasado que dejaron en evidencia cómo el IEE se conduce con desconocimiento de la norma o con franco abuso de la ley, una situación que va de lo patético a lo peligroso.

Lo peor es que en este año van por el mismo camino.

Basta recordar que en mayo pasado el TEPJF sentenció que cuatro partidos sí tenían derecho a sus prerrogativas de ley y que el PSI mantenía su registro, revirtiendo lo resuelto por el órgano comicial de Puebla.

Pero eso no es todo, pues le tengo una mala noticia: en ellos, en sus probadas (in) capacidades, recaerá la próxima elección que se perfila como una de las más complejas y ríspidas por la gran cantidad de espacios que se disputan, las redes sociales en ebullición y la recrudecida presencia de la delincuencia organizada que azota a Puebla como a todo el país.

Los focos de alerta están prendidos en el estado, con la expectativa de que el organismo electoral esté a la altura de manejar el proceso de 2018 con el presupuesto más elevado en la historia en Puebla: 845 millones de pesos.

Pero parece que el IEE va perdiendo las quinielas y, con ello, se prevé otra serie de penosas exhibiciones que serán ventiladas en tribunales federales.

¡Qué el Altísimo nos agarre confesados!

gar_pro@hotmail.com

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