Sin ninguna duda el diputado federal y presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional, Jorge Estefan Chidiac, es el priísta poblano más cercano a José Antonio Meade; sin embargo, no es el único personaje de Puebla que resultó ganador con la unción del ex secretario de Hacienda como el virtual candidato del tricolor a la Presidencia de México.
Lucero Saldaña Pérez también está entre los grandes beneficiarios de la decisión del presidente Enrique Peña Nieto.
Muy pocos saben que la senadora de la República es muy cercana al poderoso secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, cabeza del grupo al que pertenece Meade.
Lucero es presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores Organismos No Gubernamentales en la Cámara Alta, pero hay una relación política desde muchos años con quien para muchos es el verdadero triunfador de la disputa en el PRI por la candidatura presidencial.
Todavía mejor: Lucero Saldaña está en los afectos del mismísimo José Antonio Meade, quien la aprecia y no únicamente porque fue de las primeras senadoras del PRI en pronunciarse abiertamente a favor de él como el mejor candidato del partido a Los Pinos.
Hay un estrecho vínculo tanto familiar como personal y profesional.
Y es que Emilio Fueyo Saldaña, hijo de Lucero, forma parte del equipo de asesores de Meade.
El joven economista y politólogo, egresado del ITAM, fue coordinador de proyectos especiales de Meade cuando este fue secretario de Desarrollo Social en el presente sexenio, pero lo acompaña desde noviembre de 2014 cuando fungió como secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Felipe Calderón.
Emilio Fueyo es tan cercano a Meade que hace unos días participó en la elaboración del discurso que este domingo ofreció al registrarse como precandidato del PRI a la Presidencia de la República, como quedó evidenciado en una fotografía que el ex secretario de Hacienda subió a su cuenta de Twitter y en la que el hijo de Lucero Saldaña aparece de pie:
Aunque muchos minimizan a Lucero Saldaña y atribuyen su exitosa carrera política sólo al factor “suerte” –aunque de ser así se trata de una “suertuda” durante largos y sinuosos 20 años-, no hay que descartarla como probable candidata a la gubernatura o, en su defecto, a la alcaldía de Puebla.
Ciertamente no aparece en los primeros lugares en las encuestas –aunque en el último año empezó a crecer de forma notable-, pero, en su caso, habría que analizarla desde otra perspectiva y verla en el mismo espejo que el propio Meade, quien nunca lideró la carrera en los sondeos, pero reúne algunas de las mismas virtudes que ella: no tiene negativos, ni está ni ha estado envuelto en escándalos, y no arrastra un pasado dudoso o corrupto, o lleno de cadáveres en el closet, lo que lo convierte en un “producto” muy vendible a un electorado harto de los políticos tradicionales.
Todo eso, pero también su condición de género (el PRI deberá tener mujeres candidatas en al menos la mitad de las gubernaturas que estarán en juego en 2018) y su estupenda relación con Emilio Gamboa –quien se quedó sin fichas en Puebla tras el exilio de Blanca Alcalá en Colombia-, hacen que los conocedores de la entrañas priístas empiecen a voltear a verla como una carta con verdaderas posibilidades.
De hecho, cuentan que hace unos días Lucero Saldaña haría una visita a Islandia, para acudir, en representación del Senado mexicano, a la Cumbre Global de Mujeres Líderes Políticas (ese país europeo es el número uno en el ranking mundial de género y de ahí fue la primera presidenta de una nación en el mundo).
Sin embargo, una poderosa, e influyente, voz del PRI a nivel nacional le pidió no realizar el viaje y estar muy pero muy atenta a las señales y a los movimientos en la CDMX, pues la hora de las definiciones en los estados está muy cerca y el círculo tanto del presidente Enrique Peña Nieto como del propio José Antonio Meade la tienen entre los finalistas para Puebla, independientemente de que el todavía delegado del IMSS, Enrique Doger, aparezca como el más competitivo de los priístas que aspiran a Casa Puebla.
Pero no siempre el más competitivo resulta ser el candidato, como lo prueba la historia reciente del PRI en nuestro estado e incluso a nivel nacional.
De ahí la pregunta:
¿Y si es Lucero?