¿POR QUÉ NO SE LE DEBE EXTENDER EL ACTA DE DEFUNCIÓN A ENRIQUE DOGER?

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El acta de defunción que algunos sesudos analistas y sus adversarios le extienden en la actual elección por la gubernatura de Puebla, no tiene aún el acuse de recibo del candidato del PRI, Enrique Doger Guerrero.

Por el momento, el ex delegado del IMSS se resguarda en la trinchera y aplica una estrategia banzai, radical, como demanda el escenario extremamente complicado que enfrenta.

Es este el tercer proceso constitucional en las urnas que enfrenta y ninguno de los anteriores ha sido un día de campo.

Él y su equipo confían en su habilidad para salir de los escollos y remontar la mala marea que tiene de frente.

Quienes lo ven derrotado desde ahora, antes del arranque de la campaña, olvidan además que no es convidado inerte, sino el fiel de la balanza, el garante, de que el sufragio duro del tricolor no se fugue a la opción del “voto útil”, que podría beneficiar a MORENA.

Sin que hasta ahora se haya perfilado la batalla por Casa Puebla como un enfrentamiento de tercios, como Doger anhela, pues prevalece la disputa más enunciada entre Juntos Haremos Historia y Por Puebla al Frente, el ex rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) se ve con posibilidades en esta que, por momentos, parece una misión imposible.

Doger ya se ha presentado en dos ocasiones anteriores a las urnas, en 2004, como candidato a la alcaldía capitalina, con el entonces poderoso marinismo en contra, que no lo quería en la misma elección que el góber precioso.

Sacó adelante el paquete.

En ese año obtuvo -solamente por el PRI- 242 mil 804 votos, 49.42 por ciento de los sufragios totales, lo que terminó aportando a una holgada victoria también de Mario Marín Torres en la gubernatura.

Después de dejar la diputación local plurinominal, producto del proceso de 2010, se enfrentó a una complicadísima elección en el Distrito 6 federal de la capital, la que terminó en el recuento voto por voto contra su adversario del entonces lopezobradorista Movimiento Progresista, Mario Chapital, al que venció.

Las encuestas de entonces no le favorecían, pero al final sí le cayeron –y sí le alcanzaron- los votos.

La cuesta arriba no es nueva para él.

Doger es hábil, con un colmillo forjado a base de ensayo-error-acierto y sobre todo un político fajador.

No solamente no rehúye los enfrentamientos y debates, sino que sabe proponerlos y generar que el viento sople a su favor.

Es una obviedad que, con el comienzo de las campañas el 29 de abril, saldrá del atrincheramiento para desplegar su ya conocido estilo intenso.

Se pinta solo para la esgrima retórica punzante.

Pero hay un elemento que le da fundamental valor a su presencia en las boletas.

Incluso en su más adverso escenario, Enrique Doger Guerrero es el fiel de la balanza en la contienda por la gubernatura.

Si efectivamente la lucha queda entre dos, la panista Martha Érika Alonso Hidalgo y el morenista ex perredista Luis Miguel Barbosa Huerta, el priísta representa matemáticamente la cifra de votos que podrían definir el proceso.

El ex diputado federal es dique para la deserción del voto de los priístas a la posibilidad de MORENA.

Es más, si como es previsible logra emocionar suficientemente a los electores poblanos, hasta podría quitarle votos a Barbosa.

Visto así, es valioso para la opción de Por Puebla al Frente.

A Martha Érika Alonso le aporta mucho que Doger contenga al menos el voto duro del PRI, para que no vaya a la causa de Barbosa.

A pesar de ese plus que está ahí, guardado como as bajo la manga del doctor, Doger no ha entregado la plaza ni su ejército es de paja.

Va a la competencia real, sin simular.

Se ve complicado.

Pero no es la primera vez.

La de este año es una elección tan particular, y tan difícil para todos los actores, que no se puede dar a un ganador por adelantado ni extender la extremaunción a nadie con anticipación.

¿O me equivoco?

gar_pro@hotmail.com

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