EL CORONAVIRUS Y LA GRAVE INFECCIÓN A LA ECONOMÍA MEXICANA

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La ineficiente política económica del gobierno lopezobradorista, desde antes de la pandemia, tienen al país hoy, en este rubro, en terapia intensiva y con respirador artificial. Las primeras víctimas del Covid-19 son, por ello, las finanzas nacionales. Hasta ahora, el Presidente no ha mostrado, más allá del discurso populista, una estrategia para frenar la depreciación del peso, que tocó su sótano histórico; la caída de la industria de la construcción, de casi 16 por ciento en un año. Un plan para frenar la fuga de capitales. Un esquema -como el de otras naciones- que evite que, con la emergencia sanitaria y la inmovilidad del consumo, las grandes, medianas y pequeñas empresas quiebren y, en consecuencia, el empleo y la economía también de los más pobres. Un “viva México” no basta para aliviar esta agónica angustia del motor nacional.

Andrés Manuel López Obrador anunció este martes, justo con la entrada de la Fase 2 (transmisión comunitaria) del Coronavirus, algunas medidas paliativas y tardías para la emergencia, pero la economía fue la gran ignorada de su plan.

Más allá del anuncio de que se pagarán por adelantado las pensiones a las personas de la tercera edad, pareciera que no hay una estrategia de contención de la caída de la economía.

AL contrario, junto con la infección llegó el intransigente e irracional anuncio de que se decidió, con base en una consulta sin control y sin credibilidad, no dar los permisos para la operación de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali, en Baja California.

Se frenó así una inversión de mil 500 millones de dólares.

En el momento en que más requiere México de inversión extranjera, de recursos, de empleos y de buenas señales a los mercados.

Por supuesto, los efectos negativos aún no se sienten del todo y, seguramente, ahuyentarán a otras, actuales y futuras, inversiones foráneas.

No hay explicación lógica alguna.

No puede entenderse una decisión errática de estas dimensiones, nomás porque lo pidió “el pueblo”.

Y se toma con la peor cifra del Producto Interno Bruto (PIB) de los últimos 10 años, pues cayó 0.1 por ciento.

Para empeorar, el dinamismo doméstico también está muy grave.

En apenas un año, la industria de la construcción cayó 15.9 por ciento en el país, dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

A este paso, ni siquiera los proyectos lopezobradoristas, como en Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya, se concretarán.

El Presidente, que con su estilo populista asegura que “vamos a salir adelante”, soltó varios qués, pero no los cómos rescatar las finanzas nacionales.

Dijo que “tenemos fondos extras para usar de alrededor de 400 mil millones de pesos”.

Si es verdad, sería estupendo.

Pero…

No actúa.

Hay especialistas que se preguntan, ¿por qué el gobierno no lanza, por ejemplo, una subasta de dólares que amortice su precio?

¿Para cuándo serán entonces esos ahorros?

Si este el momento en que se necesitan.

El billete verde se está cotizando por encima de los 25 pesos por cada uno.

Eso pega a buena parte de las empresas que compran insumos, tienen deudas o hacen transacciones en la moneda estadounidense.

Por todos lados se lo han dicho, pero López Obrador no lo entiende.

¿Qué pasará con los impuestos?

Con los créditos, las rentas, los servicios.

Otros países han decretado la postergación, congelamiento o suspensión de pagos.

Las empresas no están en capacidad de mantener un ritmo, si están cerradas, si no tienen ingresos.

En Puebla, la planta armadora Volkswagen anunció que parará su producción desde este 30 de marzo y hasta el 12 de abril, en principio.

En la entidad, se estima que 4 de cada 10 empleos están relacionados con la industria automotriz.

Es el motor de la economía poblana.

Y así hay ejemplos por todo el país.

Pareciera que Andrés Manuel López Obrador sigue en su terca y mesiánica visión de que solamente con fe y por razones de raza y genética a los mexicanos nada puede pasarnos.

Las medidas mitigantes que aparecen siguen siendo esfuerzo privados, no de gobierno.

Por ejemplo, Banorte lanzó un programa de extensiones de pago a sus cuentahabientes.

“Banorte Se Pone En Tu Lugar”, se llama.

Organizaciones empresariales están buscando acuerdos, como la Coparmex de la capital del país, que constituyó con la Ciudad de México y el Consejo Ciudadano una “alianza para defender la salud y la economía local”.

La pandemia es grave y la salud debe atenderse como prioridad, sin duda.

Sin embargo, la economía es paralela.

¿Y después qué?

¿Dónde trabajará la gente?

¿Cómo obtendrá durante la emergencia y después el sustento?

Y eso, pareciera que no se ve en Palacio Nacional.

Aunque puede ser la crisis económica más grave en 100 años.

gar_pro@hotmail.com

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