A la par de la guerra contra el Coronavirus que libran médicos, enfermeras, camilleros, hombres y mujeres trabajadores del Sector Salud ahora deben enfrentarse también a las irracionales y perversas agresiones de las personas ignorantes que los ven como foco de contagio. Las historias se cuentan por decenas en el país, muchas documentadas, y Puebla no ha sido la excepción. El terror al contagio lleva a actos viles y nunca justificables. La Comisión de Derechos Humanos del Estado ha condenado los hechos que, de acuerdo con la Secretaría de Salud local, han sido aislados en la entidad, y pidió que la Secretaría de Movilidad les proporcione transporte especial. Junto con su urgente protección, necesitamos crear conciencia de que en esas manos puede estar, más pronto de lo que pensamos, nuestra vida o la de nuestros familiares. Es el México salvaje, es (lamentablemente) lo que hay y con lo que hay que lidiar.
En esta guerra nuestros héroes son quienes están cada día en la primera línea de combate.
Son nuestro Ejército Blanco.
En esos hospitales que han sido asignados para la recepción de los contagiados por Covid-19, que en el país este lunes llegaron a 5 mil 014 confirmados y 332 decesos en total.
El promedio nacional de defunciones viene superando ya las 25 cada día.
En Puebla, que es el cuarto estado en casos y el noveno en incidencia (casos por cada 100 mil habitantes), los muertos ya son 31 y los positivos llegó a 267, este lunes también.
Se han documentado algunas agresiones.
Las más graves, de familiares golpeando a médicos y enfermeros.
La desesperación es un agrio y perverso consejero.
Ellos no tienen la culpa de que un paciente muera o que resulte con contagio.
Su meta es salvarlo, pero a veces ni el más grande de sus esfuerzos es suficiente.
Hace unos días en el Hospital General de zona 48 de la alcaldía de Azcapotzalco en la Ciudad de México, familiares de un paciente que murió agredieron a personal médico, tras conocer la noticia.
El sábado, familiares de una persona contagiada golpearon a médicos y guardias del Hospital General Regional 1, también en la capital del país, para llevársela a otro lugar.
Los dos casos están en video.
Y hay más, trabajadores de salud a quienes los vecinos les piden no regresar a sus casas.
Que les impiden el paso a sus comunidades.
En Puebla, enfermeras a quienes no las dejan viajar en el transporte público o que incluso son insultadas vilmente.
Médicos que al llegar a supermercados son corridos a gritos.
El titular de Salud estatal, Humberto Uribe Téllez, pidió que se les apoye, que se les ayude.
Esto debe parar.
Es terrible.
Irracional.
Vil.
En sus manos estamos todos.
Y todos debemos cuidarlos.