En toda la historia del Congreso del Estado de Puebla no ha habido, posiblemente, una iniciativa tan mal planteada y pésimamente concebida, sin siquiera sentido común, como la que presentó el diputado local morenista Fernando Sánchez Sasia, con la pretensión de modificar la organización de los ayuntamientos, cambiar las reglas electorales y, de paso, atentar contra los derechos políticos de los jóvenes.
Todo eso y más viene en el bodrio legislativo que el tehuacanero presentó el pasado 28 de abril.
Es una iniciativa para reformar, adicionar y derogan disposiciones de la Constitución Política del Estado Puebla, la Ley Orgánica Municipal y el Código de Instituciones y Procesos Electorales.
Así de abundante y pretensiosa es.
Pero también es tan inocente, que cada intención cae en inconstitucionalidad.
El diputado autor no es jurista, pero al menos hubiera buscado asesoría.
Así como está, no la hubiera avalado, ni como trabajo escolar, el profesor más barco de primer semestre de alguna escuela de derecho.
El legislador se convierte así en evidencia -una de muchas- del escaso cuidado con que la hoy llamada Cuarta Transformación (4T) seleccionó a sus cuadros.
Se le colaron varios torcidos.
En esencia, propone:
Que los municipios con 150 mil o más habitantes tengan “dos síndicos municipales”.
No vale la pena ir a fondo en este punto, pero en todo caso, no debería proponer una reforma a la Constitución local, sino a la General de la República.
Luego, quiere que los candidatos a un ayuntamiento deban presentar un “certificado médico clínico, en el que conste que el aspirante no consume sustancias prohibidas”.
Pareciera una buena intención, pero atenta contra principios básicos de salud, como el que considera a las adiciones como una enfermedad.
Pero el más grave: propone que se eleve, de 18 a 25 años, la edad mínima para formar parte de un ayuntamiento.
Así -supone- sus integrantes tendrán “mayor preparación técnica y/o formación académica”.
Como si la edad, per se, fuera garantía de capacidad, preparación y madurez.
Este mismo legislador es el claro ejemplo de que no es así.
Esos son algunos de los representantes de la Cuatroté.