PAN: la guerra que viene

Arturo Luna Silva

A pesar de haber mostrado sin duda suficiente músculo político durante el festejo-destape a propósito de su cumpleaños número 41, Rafael Moreno Valle sabe que las cosas ya no le pintan tan fácil para conseguir la candidatura del PAN al gobierno del estado.

No, sobre todo después de la paliza del pasado 5 de julio y el “carro completo” priísta.

Sí, en la comilona de Cholula estuvieron 140 presidentes de comités municipales de Acción Nacional, 30 de 42 alcaldes de extracción panista, la mayoría de los diputados federales, delegados y legisladores locales, y los resentidos u ofendidos del marinismo, que no son pocos.

Es decir, la estructura morenovallista en pleno, o lo que puede ser identificada como tal.

No obstante, Moreno Valle sabe que no puede echar las campanas al vuelo, dado que la demostración de fuerza resultará insuficiente si a la larga sus más peligrosos rivales internos, Ana Teresa Aranda y Humberto Aguilar Coronado, no se suman a su proyecto de “sacar al marinismo de Casa Puebla” (Ana Tere, en sentido inverso, pidió sacar al PRI del PAN para ganar la gubernatura), ya sea coordinando la campaña, asumiendo la candidatura a la alcaldía de Puebla, reclamando posiciones de poder políticamente trascendentales -como la Secretaría de Gobernación- o estratégicas -como la SEP-, o liderando la Cámara de Diputados.

De ahí el insistente discurso del ex priísta en el sentido de que “si hay un mejor aspirante del PAN”, él lo (o la) apoyará.

Y es que el evento del sábado en un jardín de fiestas de San Andrés Cholula tuvo como fin confirmar que él es el mejor aspirante que puede tener Acción Nacional, que el PAN “lo necesita” para lograr lo que nunca ha podido: gobernar el estado de Puebla, y que o van con él o todos se hunden.

El mensaje fue en especial para dos destinatarios: precisamente Ana Tere y Humberto, a quienes Moreno Valle quiso mostrar no sólo el control que tiene de los principales referentes y actores del PAN en el estado, incluyendo a su dirigentes estatal y municipales, sino la capacidad para mover voluntades a su favor en el momento y modo que él lo desee (no lo hizo para la elección federal intermedia de 2009, pero si lo podrá hacer para el 2010).

Eso explica que parte del éxito del plan estratégico de Rafael radique en haber dejado en claro que hoy por hoy no hay otro con tal poder al interior del PAN, partido del que, como aquí le adelante, ya es miembro en toda regla.

Pero sabe que en caso de no haberlo conseguido, el choque será inevitable.

Y más: de vida o muerte.

Para ello ya tiene lista una propuesta para quienes le disputan la candidatura: retarlos de plano a una consulta directa entre militantes activos y miembros adherentes, con el objetivo de ver de qué cuero salen más correas.

Es sencillo: el que saque más votos, será el candidato.

Así de fácil -y de difícil-.

Simple operación numérica.

¿Estaría dispuesta Ana Teresa Aranda a someterse a una prueba como ésa?

¿Y Humberto “El Tigre” Aguilar?

¿Con qué canicas?

¿Y después de lo que se vio el sábado?

Mientras hay respuesta, Moreno Valle aceita su estructura y se pone el traje verde olivo.

Y es que en el PAN ya suenan los tambores de guerra.

gar_pro@hotmail.com

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