LA TRAICIÓN DE GENOVEVA A MARTHA ERIKA

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Por su minúscula importancia -personal y política-, Genoveva Huerta Villegas jamás hubiera soñado alcanzar la dirigencia estatal de su partido, Acción Nacional, posición para la que ha demostrado que no tiene tablas, capacidades, ni estatura, de no ser por el cobijo que le brindó Martha Erika Alonso Hidalgo.

Ella la impulsó y la puso ahí.

La necesitaba en la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE) panista, por manipulable.

Fue su último, gran y grave error.

Al morir la entonces gobernadora, el 24 de diciembre de 2018, quedó Genoveva Huerta como perversa herencia para los militantes del PAN-Puebla.

Su permanencia en ese sitio, que han consentido los panistas por desidia, es además una afrenta a la memoria de Martha Erika.

Huerta Villegas es una malagradecida en grado obsceno.

Porque al verse políticamente huérfana, en vez de con dignidad defender los principios y el recuerdo de su mentora y amiga, Genoveva se alió con el gran enemigo de Martha Erika: Fernando Manzanilla Prieto.

A él sirve únicamente.

Nadie puede argumentar sorpresa o ignorancia en este caso, porque es muy evidente.

Fernando, su concuño, ofendió a Alonso Hidalgo en vida, en lo personal tanto o más que en lo político.

Lo hizo muchas veces, en lo público y también en lo privado.

Con saña y también con rabia.

Manzanilla Prieto, en su muy personal y rencoroso estilo, la odió muy sinceramente.

Ahora, Genoveva, quien todo le debió a Martha Erika, sirve a los intereses y acata las órdenes del diputado federal y ex secretario de Gobernación estatal.

La asociación es perversa.

Es su empleada.

Opera para él y para sus juegos.

Todo desde el PAN, comprometiendo su ideología, a su militancia, a sus cuadros y sus oportunidades para 2021.

Quiere impulsarlo para la alcaldía de Puebla, a pesar de que el presidente nacional panista, Marko Cortés Mendoza, ya extendió una sentencia de veto para Manzanilla.

Ahora, sale con un nuevo movimiento que es tan notorio como absurdo.

Le han instruido a Genoveva jugar con la carta de Paola Migoya, ex aspirante a la candidatura de Morena en 2018, como posible abanderada aliancista a la capital, como distractor.

Hay, sobra decirlo, una muy estrecha relación de Fernando con Paola, odiadora profesional del gobernador Miguel Barbosa.

También por órdenes del diputado federal del Partido Encuentro Social (PES), Huerta ataca a Lalo Rivera, quien es en realidad la opción más fuerte de Acción Nacional.

Y la única posibilidad verdaderamente competitiva, para recuperar la capital del estado.

Manzanilla es el titiritero y Genoveva el títere.

Dos traidores juntos.

En asociación siniestra.

gar_pro@hotmail.com

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