LAS TORCIDAS ACUSACIONES EN LA SECRETARÍA DE CULTURA

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Mientras el todavía secretario de Cultura, Julio Glockner Rossainz, tiende cortinas de humo para ocultar su incapacidad, anomalías y abusos en la dependencia en donde tiene la puerta ya muy abierta, información delicada ha llegado al principal escritorio de Casa Aguayo.

Una trabajadora, de la que por su seguridad omitimos el nombre, narra en una larga carta las presiones que ella y varios de sus compañeros reciben, para que, o bien renuncien “voluntariamente”, o avalen documentación anómala, que involucra recursos públicos.

Para ello, se les crea un ambiente muy hostil.

Se les inventan acusaciones de altísima gravedad.

El tema es muy delicado y, hasta donde se da cuenta en esta epístola, cuya copia está en poder de Garganta Profunda, ya se ha informado de estas difamaciones y amenazas a la Fiscalía General del Estado (FGE).

Describe que, para presionar a que dejen sus cargos en la Secretaría, se les inventan historias sucias.

A algunos funcionarios que se resisten a firmar sus renuncias se les acusa, como si fueran chismes de pasillo, que no tienen nada de simpáticos, de consumir cocaína y de violación.

También, hay versiones de que se les ofrecen sobornos y se les amenaza de muerte, si no firman documentos irregulares, que no llevan, aunque debieran, las firmas del titular y de su directora administrativa, Sonia de la Luz Duarte Ávila Sosa.

Esos señalamientos de gravedad extrema vienen contenidos en el documento en el que la trabajadora implora la intervención superior, para que no la cesen, con una fulminante “renuncia voluntaria”.

Por su protección, no abundaremos en los detalles, que están contenidos con nombres y fechas en el documento.

Ella solamente solicita el apoyo para seguir laborando.

En su condición personal de vulnerabilidad, su trabajo es indispensable para el sustento familiar.

Denuncia que la quieren correr con el argumento de “retraso” en su trabajo.

Sin embargo, asegura que ha cumplido con todo e incluso, para ello, ha acudido a trabajar fines de semana.

En su área la dejaron sola con toda la carga de trabajo.

Lo que le ha generado gastos adicionales en transporte.

Además de que ha debido cumplir horarios de más de 12 horas seguidas.

Su tema se explica, porque en su labor cotidiana encontró facturas con graves anomalías.

Que no iban “bien requisitadas” con las firmas de Glockner y la directora administrativa.

Por supuesto, la responsabilidad patrimonial luego podría recaer en ella.

El caso se repite con otros de sus compañeros.

De ahí esta campaña de acusaciones graves.

Y Julio Glockner, bien, queriendo esconderse en cortinas de humo.

Que no se ocupe de más, todo está documentado y lo sabe quién debe saberlo.

gar_pro@hotmail.com

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