A los tres postulados de la Cuarta Transformación (4T), “no mentir, no robar y no traicionar”, les está haciendo falta un cuarto, con la explícita prohibición de utilizar electoralmente los padrones de beneficiarios de los programas de Bienestar, sobre todo ahora que por primera vez se posibilita la reelección.
Debería ser considerado un Pecado Capital.
Porque mancha la historia, los principios y la lucha ardua y añeja del lopezobradorismo.
Ese viejo, viejísimo juego sucio, que tanto utilizaron gobiernos del PRI y el PAN, sin embargo, no solamente no se ha erradicado, sino que está siendo utilizado por los actuales gobiernos del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Al menos, eso se desprende de muchas denuncias.
Algunas formales y otras mediáticas.
Este martes, el Instituto Nacional Electoral (INE) intervino en este asunto, ya tan reiteradamente señalado.
La Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto pidió a Morena que se abstenga de solicitar a los ciudadanos la información de su credencial de elector.
La medida cautelar pretende evitar, como se ha acusado que ocurre, que se vinculen los programas sociales del Gobierno de México con ese partido político.
Justo también este martes, en Crónica Puebla y en este espacio, dimos a conocer que personal de la Secretaría del Bienestar, conocido como Servidores de la Nación, que tuvo acceso a los padrones de apoyo, se están uniendo recientemente a la campaña de reelección de Claudia Rivera Vivanco.
Hubo pronunciamientos al respecto.
Con la coincidencia precisa, el INE hizo el apercibimiento a Morena, en general.
Esta medida, vía tutela preventiva, se da luego de la acusación del Partido Acción Nacional (PAN), por la presunta realización de padrones de beneficiarios de los apoyos gubernamentales con fines electorales.
Es decir, por la “vinculación indebida” de esos programas con la actividad proselitista de Morena.
Este asunto, inexorablemente, se concatena con el de Puebla.
Servidores de la Nación, quienes, con pago directo del erario federal, tuvieron acceso a datos privados de los beneficiarios, de pronto, de la noche a la mañana, se han convertido en operadores electorales de Claudia Rivera.
No es sano para la democracia.
Nunca lo fue.
Andrés Manuel López Obrador, en sus años duros de lucha, siempre señaló eso como un Delito Capital contra la nación y contra la limpieza de las elecciones.
Utilizar, como clientela electoral a los ciudadanos que reciben los apoyos, es muy grave.
Bajo.
Rompe todos los lineamientos que deben garantizarse en las elecciones: imparcialidad, certeza y equidad.
Enfrentarlo fue eje de las batallas que encabezó López Obrador.
No puede ser que ahora se repita.
De ahí que no se equivoque el gobernador Miguel Barbosa, cuando dice que esto es a todas luces reprobable.
Es un acto de traición al Presidente y a la 4T.
¿Así de claro o lo explicamos con peras y manzanas?