LO PEOR AÚN PODRÍA ESTAR POR VENIR

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Aunque la pandemia de COVID comienza a dar respiros en cuanto al tema de salud, que ya es mucho y muy bueno, luego de tantos meses de luto y desgracia, lo que está ocurriendo en las economías nacional, estatal y en cada hogar de los poblanos, puede ser todavía muy grave.

De acuerdo con las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hay poco más de 250 mil personas más en pobreza laboral en nuestra entidad.

Esto se identifica cuando el ingreso es insuficiente para alimentar a todos los miembros de la familia.

Este fenómeno es reflejo de los números rojos nacionales, que ubican a 4.9 millones de personas más en pobreza laboral, en el primer trimestre de 2021.

La buena noticia es que con la vacunación y la “inmunidad de rebaño” -como la ha llamado Hugo López-Gatell- hay muchos menos contagios y muertes.

Eso ha permitido la reapertura de la actividad económica.

Sin embargo, se arrastran muchos meses de, no solamente la desaceleración económica, sino del freno total de muchas actividades.

Ahora es natural que vendrán las consecuencias perversas de la pandemia en lo económico y podrían durar todavía mucho tiempo en dejar sentir su efecto.

Ya ha habido algunas señales.

Sólo por poner un ejemplo: la matrícula de las escuelas particulares ha disminuido de manera importante en Puebla.

Se calcula que han desertado de las escuelas privadas más de 22 mil alumnos, cuyos padres ya no pudieron seguir pagando las colegiaturas.

Ahora, están inscritos en instituciones públicas.

Se sabe que al menos 68 centros educativos particulares de todos los niveles han cerrado.

Esto tiene su explicación directa en la pérdida de empleos.

Sobre todo, empleos bien remunerados o al menos suficientes para cubrir la mayoría de las necesidades.

De acuerdo con el balance del Coneval, en Puebla el ingreso promedio cayó 11.5 por ciento.

Es decir, no solamente se debe considerar que la pobreza laboral en nuestra entidad creció, de 41.7 por ciento en el primer trimestre de 2020, a 45.5 por ciento en el mismo periodo de 2021.

Sino que también ha habido un grave deterioro de los salarios.

Sin exageraciones, de acuerdo con estas cifras en el estado de Puebla y en el país, deben encenderse los focos ámbar de la economía nacional, porque ¡está desapareciendo la clase media!

Una de las víctimas del COVID es sin duda esa clase que, con muchos esfuerzos, tenía a sus hijos en escuelas privadas, que cubría casi a ciento por ciento sus requerimientos.

Aquella que está pagando su casa.

Que todavía aspiraba a comprar un auto.

Que de vez en cuando podía darse “un gustito”.

Pero esa disminución, de acuerdo con el Coneval, se ha dado en todos los quintiles (cálculo que se hace en economía de los ingresos), desde el más pobre hasta el más adinerado.

A todos les cayó el poder adquisitivo.

Lo distinto es que para algunos la caída del ingreso representa solamente “apretarse un poco el cinturón”, pero para otros estratos es toda una tragedia, pues se pierden servicios y bienes básicos.

Se desdibuja el horizonte inmediato de bienestar.

Los proyectos de vida.

Hay muchas razones de todo esto.

La principal es la pandemia.

La infección y sus consecuencias.

También en los bolsillos de los más vulnerables.

gar_pro@hotmail.com

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