EJECUCIÓN, COMO DEL CRIMEN ORGANIZADO, EN LA TIERRA DE LOS MIER

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No hay ya ninguna duda. El asesinato de tres agentes ministeriales en Tecamachalco, el viernes pasado, fue una ejecución artera, con “posición de tiro”, justo como lo hace el crimen organizado, aunque en este caso los gatillos los jalaron policías municipales, al mando de Alejandro Santizo Méndez, secretario de Seguridad del alcalde Ignacio Mier Bañuelos.

El propio Santizo está involucrado en el crimen, ha revelado el fiscal General del Estado (FGE), Gilberto Higuera Bernal.

Los hechos ocurridos en la tierra de la familia Mier, convertida desde hace mucho en zona roja del estado de Puebla, pone además sobre la mesa muchas interpretaciones y consecuencias políticas.

Este lamentable crimen hace que los ojos volteen a este clan y a su cabeza, Ignacio Mier Velazco, coordinador de los diputados federales de Morena, quien tanto presume su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador y quien ya se cree “gobernador”.

Directamente, al coordinador de la mayoría en San Lázaro no tendría por qué endilgarse responsabilidad.

Sin embargo, es él quien puso a su hijo como candidato.

Corrijo: impuso.

Lo hizo, voraz, por su cercanía con el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Mario Delgado Carrillo.

Los dos se repartieron a gusto muchas candidaturas.

El lugar uno de la lista plurinominal al Congreso local lo ocupa su hija Daniela Mier Bañuelos.

El imberbe Nachito junior es el alcalde de Tecamachalco.

El municipio ha sido fuente del interés periodístico muy recientemente, y de nota roja, muy roja.

El pasado 22 de septiembre, también en Tecamachalco, fue detenida la diputada local suplente Sandra Nelly Cadena, cercana al grupo Mier -aunque luego fue desconocida, como en la mafia-.

Estaba con su pareja y en posesión de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.

Tenían hasta granadas.

Tecamachalco es además el corazón del huachicol.

El eje del Triángulo Rojo.

Es también el centro de operaciones políticas del clan Mier.

Fotografías en poder de este reportero confirman lo que ha dicho el fiscal y que la mañana del domingo, en el homenaje luctuoso a los tres ministeriales caídos, reafirmó el gobernador Miguel Barbosa Huerta.

Fue una ejecución.

“De lo avanzado y que se ha dado a conocer de la investigación, se trató de una ejecución, nunca el uso de la fuerza puede ser llevado a cabo a los extremos de hacer perder la vida a una contraparte, pero en este caso, no era contraparte, era parte de las instituciones que estarán comprometidas para mantener la seguridad pública, la investigación de delitos, allá en el municipio de Tecamachalco (…)

“No tengan duda, aquí vamos a estar pendientes, en absoluto respeto a la ley, a los derechos humanos y no vamos a caer en esas derivaciones de la intriga, de las estrategias exculpatorias”, dijo en el marco del homenaje luctuoso a los agentes caídos, este domingo.

Una de las fotografías, que cuesta trabajo ver sin estremecerse, muestra al agente, con el arma en las manos, que se advierte, no pudo accionar para defenderse.

Tiene tiros en el cuerpo y al menos uno en la cabeza.

La tiene destrozada.

Le derrama la masa encefálica.

Es imposible que un arma de cargo, de las que usan los policías municipales, hubiera podido causar ese daño tan grave.

También es ilógico suponer que fue un tiro a distancia.

Pareciera que fue muy cerca.

Y el calibre debió ser altísimo.

La experiencia en la cobertura de hechos de sangre es la que sustenta esta hipótesis.

Algo muy grave pasa en Tecamachalco.

La tierra de los Mier.

Algo debería decir -no lo ha hecho hasta el cierre de esta edición- la cabeza de ese grupo político: Ignacio Mier Velazco.

No quiere.

No sabe qué decir.

¿El cobijo de Palacio Nacional lo abrigará en este muy helado invierno?

Hay muchas preguntas.

No se ven respuestas… todavía.

gar_pro@hotmail.com

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