Día de furia: Moreno Valle en la BUAP

Arturo Luna Silva

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Un mundo de distancia entre una comparecencia y otra.

Feliz y exitosa, la de Javier López Zavala.

Apretada e histérica, la de Rafael Moreno Valle Rosas.

El día y la noche.

El agua y el aceite.

Sí, el foro de la BUAP ayudó a medir el verdadero talante de los dos aspirantes a la gubernatura.

Lo mismo que sus intenciones.

Mientras el priísta ofrece paz y estabilidad, el neo panista quiere guerra.

Uno construye.

Él otro destruye.

Uno propone.

El otro hace sonar los tambores.

Peligroso esto último al tratarse de la universidad pública más importante del estado y una de las más prestigiadas a nivel nacional, le duela a quien le duela.

De hecho, la historia reciente poblana está llena de ejemplos de lo riesgoso que resulta minimizar la fuerza de los universitarios.

No uno, varios gobernadores escribieron su fracaso al encararlos, desde la soberbia, el chovinismo y el autoritarismo.

Uno de ellos el abuelo precisamente de quien hoy, usando la franquicia del PAN, busca sacar al marinismo, que no al PRI, de Casa Puebla.

Desde su arribo al Carolino, Moreno Valle hizo evidente la irritación que le causaba pisar el suelo de la máxima casa de estudios.

Fue grosero, pedante y hasta adoptó poses de niño berrinchudo; de ello fueron testigos mudos, aunque sorprendidos, los funcionarios universitarios que tuvieron que recibirlo.

Pero Moreno Valle recibió el mismo trato que dio: entre el rector Enrique Agüera y él hubo más frío que en una congeladora de mariscos.

La relación no es mala, es pésima.

Inició mal y se acabó de descomponer hace unos meses cuando Agüera de plano tuvo que encarar al entonces senador, en los estudios de TV Azteca Oriente, mientras ambos esperaban turno para ser entrevistados por separado.

Y es que Moreno Valle resultó el principal interesado en dañar a la BUAP mediante los recortes de presupuesto ordenados desde Los Pinos por su jefe, el presidente Felipe Calderón.

En aquella discusión tras bambalinas, pero cara a cara, Agüera sacó los dientes y resultó ganador: defendió a la universidad pública como si de una hija suya se tratara; fúrico, ya sin argumentos, Moreno Valle se dio la media vuelta y abandonó el edificio echando espuma.

Espuma similar a la que le cocía los labios la pasada semana, desde el salón Barroco, donde ofreció apurado y sudoroso un discurso vacío, incoloro y sin rumbo.

Nadie que aspire a gobernar Puebla debe ignorar a la universidad”, había dicho momentos antes el rector Agüera, y en la cara del candidato de Elba Esther Gordillo.

El rostro descompuesto de Moreno Valle lo dijo todo.

Dominado por la furia, apenas logró disimular: detesta a la BUAP.

¿Hasta dónde será capaz de llevar esta confrontación?

No lo sé, pero algo es seguro: nadie que apueste por la ruina de la BUAP puede ser bueno para los poblanos.

Absolutamente no.

***

Pero la actitud beligerante de Moreno Valle en la BUAP sólo fue el prólogo de algo peor: la presencia de provocadores de la coalición “Compromiso por Puebla” que trataron de incendiar a la institución a nombre de su candidato.

Hubo quien, en su desesperación, trató de culpar al rector Agüera de los empujones y golpes que se suscitaron a las afueras del Carolino entre las huestes del ex perredista Armando Méndez y de Moreno Valle, quien, más inteligente, puso pies en polvorosa mientras sus porros hacían el trabajo encomendado.

Esta fotografía es clara: no sólo muestra a Arturo “El Sapo Loyola” en plena acción; también confirma sin asomo de dudas de dónde vino la violencia; quiénes tomaron, literalmente, los palos para vengar quién sabe qué agravios, o para iniciar quién sabe cuántas guerras.

Por fortuna no lo consiguieron.

Pero vaya que dejaron sus huellas.

Todas.

***

Por cierto, en la foto, al lado de “El Sapo” Loyola, de lentes y traje color café, aparece un sujeto redondo –muy redondo- con el brazo derecho alzado y la mano abierta.

Es Federico González Magaña.

Cobra como consejero “ciudadano” del Instituto Electoral del Estado.

Y también formó parte de la trifulca.

Y gritó y pataleó como los buenos.

Y defendió como pocos –y como porro- el “buen nombre” de su candidato.

Rafael Moreno Valle.

¿Cuál otro?

Ya lo dijo el clásico:

¡Qué asquerosidad es esto!

***

Uno de policías chinos.

¿Su nombre?

Francisco Javier Sosa Robledo.

¿Su cargo?

Director de Estudios Políticos de la Secretaría de Gobernación del estado.

Es decir, espía.

Espía oficial con cargo al erario.

A propósito de infiltrados, espionajes, deslealtades, simulaciones y demás armas indecentes de la política local, que hoy en día están tan de moda entre los aspirantes a un cargo de elección popular, algunas cosas podemos comentar del tal Paco Sosa.

El personaje en cuestión ha tomado muy en serio su papel de policía chino y se dedica a “exigir” información de primer nivel a sus subordinados, pero curiosamente no para su jefe superior, el secretario de Gobernación, Valentín Meneses Rojas, sino para el antecesor de éste y actual candidato de la alianza “Puebla Avanza” a la presidencia municipal de Puebla, Mario Montero Serrano.

Y es que fue Montero quien lo apoyó hasta el fin y quien le cumplió su sueño dorado de ser nombrado jefe de esa oficina (la Dirección de Estudios Políticos) a la salida del teniente coronel José Ventura Rodríguez Verdín, hoy a las órdenes de la alcaldesa Blanca Alcalá.

La lealtad de Paco Sosa no está con Valentín Meneses, quien recibe reportes incompletos o sesgados –las sobras-, pues los buenos, buenos van a parar a las manos de Montero, quien sí trae, por ejemplo, toda, absolutamente toda la radiografía de las campañas y obviamente de sus rivales políticos.

Pero como Paco Sosa practica y domina el arte de la lambisconería, el secretario de Gobernación no alcanza a darse cuenta.

De eso y tampoco del hastío que existe entre sus empleados por exigirles información privilegiada, que él luego usa para quedar bien con quien le interesa, pues jura y perjura que ya se ve despachando en un alto cargo en el Palacio Municipal durante los próximos tres años.

¿Sabrá Valentín Meneses de estas deslealtades de su “subordinado”?

Y más:

¿Ya se fijó en el tipo de informes basura que Paco Sosa le manda a su oficina en sobre cerrado?

Porque algo es seguro: el espionaje está a la orden del día.

Y esto lo saben tanto priístas como panistas, pues nadie está exento de que del otro lado de la línea, alguien nos esté “ojereando”.

¿O no es así Paco?

***

El que va a tener serios problemas para ganar su elección es el candidato de la alianza “Puebla Avanza” a diputado por el XVI distrito electoral con cabecera en Tepeaca, David Edgardo Huerta Ruiz.

Y es que no son pocos los vecinos de ese lugar que lo están acusando de fraude maquinado.

Resulta que en 2005, con el objetivo de construir un panteón, se constituyó ante notario público la Asociación Civil denominada “Nueva Generación Barrio Santa Apolonia”.

La mesa directiva quedó conformada por José Santiago Hernández Montes, como presidente, y el citado David Edgardo Huerta Ruiz, como representante legal; ambos, como tales, manejaron de poco clara los recursos provenientes de las cuotas de los vecinos, sin que hasta la fecha hayan presentado un informe o corte de caja a la asamblea, así tampoco la documentación de las cuentas bancarias, y sólo han actuado con burlas y amenazas hacia los afectados.

Los vecinos presentaron una demanda por el delito de fraude maquinado, con el número de averiguación previa 1523/08/TEPE, con fecha de 2 de octubre de 2008, pero desde el principio notaron complicidad y encubrimiento de la juez encargada del caso, la ex procuradora general de Justicia, la tristemente célebre Blanca Laura Villeda, quien decidió proteger a David Edgardo Huerta Ruiz por ser hermano del actual presidente municipal y funcionario de la Secretaría de Desarrollo Social.

Sobra decir que hay una enorme irritación social hacia el susodicho, el mismo que hoy, cínicamente, va de casa en casa pidiendo el voto.

Hete aquí la demanda contra este pillo en busca de fuero:

demanda-tepeaca

gar_pro@hotmail.com

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