El arma secreta de Moreno Valle (y otros temas)


Arturo Luna Silva

Que uno de los personajes que a la postre resultaron claves, pero poco valorado hacia el exterior, para el triunfo de Rafael Moreno Valle Rosas fue Rafael Moreno Valle Suárez.

Sí, su señor progenitor.

Don Rafael fue un asesor de lujo para su hijo, el candidato de la coalición “Compromiso por Puebla”.

Toda su experiencia y todas sus relaciones –y qué relaciones- las puso al servicio de un solo fin: el triunfo de su pupilo.

De hecho, uno de los más grandes errores de Javier López Zavala fue haberse metido con el papá de su contrincante.

Hoy se sabe que aquella falsa acusación de fraude como alto ejecutivo de Citibank, que el candidato del PRI-PVEM lanzó durante el debate, le costó sangre, sudor y lágrimas.

Y es que Televisa salió con todo a la defensa del prestigio y la honorabilidad del señalado. ¿La razón? Rafael Moreno Valle Sánchez se habla de tú con Bernardo Gómez, vicepresidente del poderoso consorcio.

Desde entonces, el emporio mediático no tuvo otro candidato que Rafael Moreno Valle Rosas. Y se notó ampliamente.

Pero eso no fue todo: el papá del hoy gobernador electo fue la pieza que permitió que avanzara el mutuo entendimiento político entre su hijo y un hombre sin duda influyente: Marcelo Ebrard.

El jefe de gobierno del Distrito Federal tiene, y no de ahora, un enorme respeto por Moreno Valle Suárez.

Por si algo faltara, como presidente de la Fundación UNAM, acercó a su vástago con Carlos Slim –con todo lo que ello representó-. El hombre más rico del mundo y don Rafael tienen una relación de amistad que va más allá de las coyunturas políticas.

Ejemplo: hace unos días, Slim acompañó a Moreno Valle Suárez durante la inauguración del edificio de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional, donado por el empresario Carlos Abedrop Dávila.

Además del rector José Narro, también estuvieron presentes David Ibarra, Carlos Tello, Manuel Arango y Rolando Cordero, todos igualmente del círculo de amistades del padre del gobernador electo de Puebla.

Sí, es cierto: don Rafael fue una especie de arma secreta. Y es que con ese nivel de relaciones era difícil pensar que Mario Marín y López Zavala lograran salirse con la suya.

Ojo. No estoy diciendo que Moreno Valle Rosas deba su triunfo enteramente a su papá. No hay que exagerar. Sólo que éste fue un factor más, pero factor de peso, para el resultado del 4 de julio. Y también que su discreción y bajo perfil han
impedido que se le valore en su justa dimensión.

***

Que la que ya pintó su raya y no deja de enviar señales sobre su preferencia hacia Marcelo Ebrard, de cara a las elecciones del 2012, es la profesora Elba Esther Gordillo.

Su reciente declaración contra el secretario de Educación Pública federal, Alonso Lujambio, en el sentido de que el rezago en el sector y la falta de continuidad de los programas federales, son consecuencias de que está más preocupado por los próximos comicios presidenciales, así debe entenderse.

Hoy, en el entorno de Felipe Calderón, sólo se ve a dos probables candidatos del PAN a sucederlo: Josefina Vázquez Mota y Lujambio.

Y a ambos Elba Esther los tiene en su lista negra; a ella desde los tiempos, precisamente, que era titular de la SEP.

Todo parece indicar que “Doña Perpetua” ya tiene candidato a Los Pinos y ése se llama Marcelo y se apellida Ebrard.

¿Y Enrique Peña Nieto?

¿Abandonará a otro de sus preferidos?

Ya lo veremos.

***

A partir de este día al equipo de analistas de Puebla On Line se reincorpora Juan Manuel Mecinas Montiel, brillante y joven poblano que es doctorando de la Universidad Complutense de Madrid y que actualmente funge como investigador visitante en la Universidad de Georgetown.

No se pierda sus artículos en su espacio Memorial, que hoy nos ofrece “Notarías. Un cinismo y una oportunidad”.

Bienvenido querido Juan Manuel.

***

Ayer circuló la versión de que Javier López Zavala realmente no fue invitado al quinto informe del novio de “La Gaviota” y más: que no estuvo presente en el citado acto.

También que las fotos que publiqué en esta columna, y que también aparecieron en “El Columnista”, entre otros medios, sobre la asistencia del susodicho, son trucadas, falsas, apócrifas o sencillamente viejas (esto es: de una pasada visita a Puebla de Enrique Peña Nieto).

Le pudo decir que Zavala sí fue invitado y sí estuvo presente. Ayer mismo, ante las dudas, un operador del ex candidato se vio obligado a entregarme la invitación personalizada que Peña Nieto le mandó. También nuevas fotos sobre su asistencia al mentado informe. Efectivamente se le ve sentado en la tribuna en medio de otros invitados.

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Sobre las fotos “falsas”: ciertamente la corbata que Peña Nieto muestra a la hora de leer su informe no es igual a la que usa cuando supuestamente está junto a López Zavala y el arzobispo Chedraui.

Ambas son de color rojo, sí, pero una tiene rayas en blanco y la otra rayas en azul o negro. ¿A poco el gobernador mexiquense se la cambió entre la lectura del informe y la salutación? Muy raro, ¿no? Si dichas fotos resultaran “patito”, el ridículo tamaño gigante es responsabilidad de los miembros del equipo del ex candidato priísta, quienes entonces siguen engañando y exhibiendo a su jefe como un verdadero payaso de la política.

¿Y luego se preguntan por qué perdieron?

Vea usted:

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Nueva (y muy mesurada) respuesta a Mejía. Mario: te lo digo en serio: te leo, te releo y sigo sin dar crédito. Insistes en que te censuré. Yo te repito que tu columna no nos llegó: ni a mi correo personal ni al institucional de Puebla On Line ni a los de los editores del portal. Desde el arranque del proyecto te hemos publicado 308 columnas. Entre ellas hay que incluir aquéllas que ciertamente dedicaste, con un interés notable, a contradecir (muy tu derecho) alguna versión periodística difundida por nosotros. Hemos respetado tu sagrado derecho a decir lo que quieras y como quieras. Los otros columnistas que están con nosotros pueden dar fe de lo mismo. Aunque a veces no coincida con sus textos, los he respetado. Ése fue el acuerdo inicial y no ha cambiado ni tiene por qué cambiar. En tu caso, nunca te hemos quitado ni una coma, o un punto y aparte, y menos -¡horror!- un solo adjetivo. ¿Por qué empezaría a hacerlo hoy? ¡¿308 columnas después?! Es ridículo. En serio que no te entiendo. No sé por qué te victimizas. No sé con quién o quiénes quieres quedar bien. Estoy seguro que no necesitas de esto (“tirarte al suelo”) para llamar la atención. Insisto: no es raro que no nos llegue tu apreciada colaboración. Si la memoria no me falla, otra ocasión reciente fue a finales de junio de este año con la entrega que titulaste: “El arte del ninguneo en el periodismo poblano”, aquélla donde –muy a tu estilo- linchabas a Valentín Varillas. Recordarás que la noche de ese día coincidimos en la cena que Rafael Moreno Valle ofreció a Marcelo Ebrard, en el Presidente Intercontinental, y te dije casi en tono de reclamo: “Mario: no nos llegó (tu columna)”. Y tú, sonrisa de por medio, me respondiste: “Pues mejor mi querido Arturo”. A la mañana siguiente entendí por qué: escribiste –y te publicamos- “Puntualizaciones sobre una serie de eventos desafortunados”, entrega en la que rectificaste y ofreciste una “sincera disculpa” al buen amigo Varillas. Repito, entonces, lo que ya te dije: No siempre escribes todos los días (aunque últimamente has sido muy constante) y no es raro que tu columna a veces no nos llegue. Quizá la encargaste y se les olvidó mandárnosla. No sé qué pasó. Pero no hubo censura. No tiene sentido. ¿Qué parte no entiendes?

Por otra parte: Si –como dices- no pretendes convertirte en vocero oficial u oficioso o peor: en fe de erratas del próximo gobierno, te creo y no sólo eso: te felicito. No sé por qué pero tenía esa impresión. Veo que coincides en que entre algunos periodistas hay como una enloquecida disputa por ver quién defiende, explica o traduce mejor a Moreno Valle. Signos, tal vez, de los “nuevos tiempos”. Como si en los escasos meses que faltan para que Moreno Valle asuma el poder, quisieran hacer méritos o lograr que el grupo que ganó el 4 de julio les perdone quién sabe qué pecados. Ahora sé que no eres uno de ellos. “No es mi estilo ni está en mi naturaleza. No es mi vocación. Tampoco soy un comisario stalinista que busca acabar con los enemigos del Régimen ni busco poetas insumisas para arrastrarlas a una clínica psiquiátrica”, me dices, y yo ya duermo tranquilo como un niño.

Te equivocas garrafalmente, eso sí, cuando afirmas que hago ver como fin último del periodismo la posibilidad de una chamba en el gobierno. Ni lo creo ni lo digo. Aunque la historia del periodismo local dicta que, en ciertos casos, no se requiere estar dentro del gobierno para servir de plomero del poder en turno. Tú mismo… tú mismo has documentado varios ejemplos en tu columna publicada por tantos medios desde que llegaste de Huauchinango.

Y sí: ya van dos veces que intentas corregir a Puebla On Line, donde –por cierto- no somos perfectos. Como bien dices, la primera vez sucedió con el tema de los supuestos salarios solicitados presuntamente por el morenovallismo al gobierno de Marín (por cierto, ¡eh!, no te “censuramos” ninguna de las varias columnas que dedicaste para intentar contradecirnos, ¿qué raro, no?).

Presumes que el tiempo te dio la razón. No coincido. Yo sigo sosteniendo que sí hubo un planteamiento de esa naturaleza y que al hacerse público, dimensionaron la verdadera gravedad del tema y se echaron para atrás. Yo lo único que vi fueron nerviosas negativas tanto de Fernando Manzanilla como de Valentín Meneses. Es decir: palabras-palabras-palabras. Obviamente no iban a aceptarlo. Nunca. Ninguno, porque a ninguno le conviene. Tanto pecaría el que pidió como el que dio. Y yo me pregunto: para un periodista, ¿basta la palabra de un político para creer a pie juntillas en lo que dice? ¿Desde cuándo la palabra de Manzanilla se volvió la Palabra de Dios con mayúsculas? ¿Cuándo sucedió que Valentín Meneses empezó a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Esa parte de la película (de terror) me la perdí. ¿Por qué nunca me mandaron –ni aquéllos ni los otros- un comunicado desmintiendo la versión? ¿No lo ameritaba? Lo único que vi fue una serie de columnas donde se negaba todo. Las columnas las firmabas tú. Tú que, además, diriges “El Columnista” y no leíste o no quisiste leer las declaraciones que el integrante del equipo de transición que coordina Fernando Manzanilla, Pablo Rodríguez Regordosa, le regaló a Martha Montero Pérez, reportera de “El Columnista”, y que tu propio periódico publicó en la página 2 el miércoles 18 de agosto. Cito de forma textual:

“En entrevista respecto a la postura de que el equipo de transición que coordina Manzanilla no cobrarán un salario estos meses pese a la existencia de una partida presupuestal, (Pablo) Rodríguez Regordosa señaló que esta postura del equipo morenovallista demuestra que están trabajando con austeridad, disciplina y congruencia con el equipo que encabezará la siguiente administración estatal.

“Agregó que hay más de 20 personas que conforman ese equipo de transición, y “aunque en algún momento alguien hizo la propuesta de que hubiera un ingreso para salarios, la mayoría lo rechazamos, porque uno de los principios que mantenemos es la generosidad dentro del equipo”.

“El también diputado federal se negó a dar nombres, tras asegurar que fue una sola persona “minoría que no merece mayor comentario (sic).

Hasta ahí la cita.

Es decir: sí hubo un planteamiento sobre remuneraciones pagadas de una partida presupuestal especial, el planteamiento fue de una persona (no identificada pero del equipo coordinado por Manzanilla), pero la mayoría lo rechazó y… sanseacabó.

¡Y lo confirmó, y en “El Columnista”, quien fue el vocero durante la campaña y uno de los pocos panistas del agrado de Moreno Valle!

Puebla On Line sólo habló de eso: un planteamiento; nunca afirmó: “SOS: Marín ya autorizó salarios para Moreno Valle y sus cuates”. ¿El tiempo te dio la razón? ¿Y puso las cosas en su lugar? Permíteme dudarlo.

Sobre la reunión Marín-Moreno Valle-Elba Esther: en efecto, tú tienes una versión, yo tengo otra. Yo afirmo que el cónclave sí se dio, tú que no. Es un tema de credibilidad. ¿A quién creerle? Que el lector decida. Y que los hechos hablen. Porque una cosa sí te digo: cualquier poblano medianamente informado sabe que, hasta hoy, ésos, los hechos, indican que hay pacto de impunidad y que ésa impunidad Marín la fue a negociar con la madrina de Rafael con el consentimiento de Rafael. ¿En serio no lo ves? ¿Irá a la cárcel Marín? ¿El antimarinismo de Moreno Valle se concretará o sólo fue un cuento de hadas, perdón, de campaña? Verás que Marín no será tocado ni con el pétalo de una rosa. La Transición de terciopelo es la primera señal.

Y por cierto: ya te dije que mi fuente no fue Javier López Zavala. Ahora te digo que no fue Marín; tampoco, obviamente, Moreno Valle, y menos, mucho menos doña Elba Esther (a quien sólo una vez he saludado en mi vida). No por eso, sin embargo, deja de ser una fuente de primera. Sí, DE PRIMERA. ¿O es tanta tu soberbia como para creer que sólo ellos sabían de la reunión en el D.F.? Dices que reporteaste mi versión. ¿Estás seguro? ¿No será que, en tu reporteada, sólo te quedaste con la versión que mejor le conviene a Moreno Valle y Manzanilla, preocupadísimos de que su famoso “bono democrático” llegue enterito a febrero de 2011? No sé tú, pero yo no suelo delatar a mis fuentes y menos ante temas tan delicados. No obstante, por esta fuente, fuente de primera, sí meto las manos al fuego. Como lo dije desde que publiqué tanto en Puebla On Line como en Milenio Puebla tan polémica columna, no hubo fotos ni grabaciones ni otro tipo de registro periodístico del multicitado cónclave. Tampoco los y las ha habido de las reuniones que han sostenido Enrique Doger con Manzanilla, Manzanilla con Carlos Meza, Blanca Alcalá con Manzanilla o Moreno Valle con Mario Montero, pero eso no quiere decir que no hayan sucedido. Mario: ¡por favor! Marín no hubiese recibido a Moreno Valle en Casa Puebla si antes no se hubiese sentado con él y Elba Esther para hacer acuerdos. ¿Quién le va a garantizar su pellejo? ¿Quién será el aval de que no se le vayan a la yugular, a él y a sus hijos? ¿Sabes que en la campaña Marín y Elba Esther nunca dejaron de estar en comunicación? ¿Sabes que hablaron y hablan más de lo que todos nos imaginamos? Es real politik, Mario, no ciencia ficción. Y hasta donde me quedé, de eso sí sabes (de política real, aclaro, no de ciencia ficción). Como dirías tú: ¡seriedad, por favor!

Y termino: sí, borré las notas solicitadas que “agraviaban” al despacho particular de nuestro amigo común, Eukid Castañón. No le vi ni le veo mayor problema, aunque Puebla On Line no fue el único medio que publicó algo negativo sobre él durante las campañas. Un amigo (tú) me pidió un favor para otro amigo (Eukid) y punto. No me avergüenza. Me pareció justo. Con honestidad, Mario: tú te pasarías un buen rato eliminando de la red algunos textos que han resultado equivocados, sin sustento o hasta difamatorios sobre no pocos miembros de la clase política y periodística local. Por ejemplo, el de Varillas. Cualquier periodista comete excesos. Yo reconozco los míos. ¿Tú también? En tu caso lo que siempre me ha llamado la atención es que continuamente haces lo que tanto juzgas a los de enfrente. Como si sólo vieras una parte de la realidad (y si ésta no se ajusta a lo que tú piensas o crees, peor para la realidad, ¿no?). Ello, ciertamente, te ha llevado a enemistarte con periodistas, columnistas y directores (la lista es extensa). Pero, francamente, no por tu “obsesión incurable” de corregirlos (corregirnos), sino porque un día te levantaste y decidiste erigirte en Santo Tribunal de los Medios, con una subjetividad asombrosa, memoria corta, y aunque nadie te haya elegido para eso. Nadie necesita de nanas y todo mundo está bastante grandecito para saber qué hace o deja de hacer en el mundo caníbal y duro en el que nos movemos y buscamos sobrevivir. ¿Por qué no antes de ponerte en el papel de Señora Regañona (es una metáfora, no lo tomes personal) te ves a un espejo? Yo lo hago continuamente y a veces no me gusto. Créemelo.

Y vuelvo al caso Eukid: si te lo mencioné no fue en tono de reproche (aunque así lo hayas tomado); tampoco para revelar un acuerdo “privado”; sólo fue para que recordaras con qué facilidad cualquiera me encuentra. Pudiste hablarme y encontrarme para el caso Eukid. No para manifestarme tu extrañeza sobre la ausencia de tu columna y preguntarme, tal vez a mi estilo: “¿Arturo, qué diablos te pasa? ¿Por qué no la publicaste?”. ¿Qué te censuré? ¡Por favor! Entre gitanos no se leen la mano. Quienes te conocemos sabemos que no hablas muy en serio cuando hablas de censura o sientes que el fantasma de la represión política te persigue: ¿o no hoy transmites un programa de radio (por cierto: muy divertido) en la misma estación donde, según nos dijiste hace no mucho, te censuraron? Ahora sí como diría mi tía, la inteligente: minoentender. ¿Efecto colateral de tu estancia en “Vietnam”? O como tú dices: ¿De tu regreso del infierno?

Un tema final: coincido contigo en que al periodismo poblano le hace falta una buena sacudida. Pero no a consecuencia de o producto de lo que pasó el 4 de julio, ni a cuenta de ningún actor político. Debe ser un natural –pero obligado- proceso de autorregulación y profesionalización a cargo de los propios dueños, directores, reporteros y columnistas. No te engañes ni que te engañen. Nada más falta que Moreno Valle también se cuelgue ese milagro, el milagro de la transformación mediática poblana. Ni que fuera Dios… en el poder. Sí, los medios van –vamos- a enfrentar una nueva realidad. Entre otras cosas, porque sucedió lo que nunca había pasado: el PRI perdió, la oposición ganó. Y eso, aunque nadie quiera, cambia los equilibrios y la relación entre la prensa y el poder. En ese sentido, sobrevivirán solo los mejores. Los que tienen calidad. Los que hacen y saben hacer periodismo. Más allá de convenios publicitarios con el gobierno en turno, la crisis de los medios no es de ahora, es de siempre. Te recomiendo el artículo que escribí en noviembre de 2008 para el número 13 de la revista 360 Grados: “Estas ruinas que ves (15 razones para odiar a los medios poblanos)”. A mí me espantan los que se espantan de que los medios hayan tomado partido este año electoral. No es la primera ni será la última. No saben de historia. No saben de nada. Ven el árbol, no el bosque. No te vayas con la finta. Moreno Valle se sirvió de los horrorosos medios poblanos durante el proceso interno del PAN para elegir candidato a la gubernatura. Los hizo sus aliados y le funcionó. Durante la campaña constitucional decidió que no. Que eran más horrorosos de lo que suponía. Sus razones tuvo y también le funcionó. Pero nadie es totalmente inocente ni nadie es completamente culpable. Sencillamente es el juego que todos jugamos. Así de fácil. Así de sencillo. ¿O me vas salir con que no?

Por último: revisé con cuidado el “Manual de estilo”, de Proceso; el “Manual de periodismo”, de Leñero y Marín; el “Manual para un nuevo periodismo. Vicios y virtudes de la prensa escrita en México”, de Riva Palacio, y los textos académicos que al respecto han elaborado Federico Campbell, Arcadi Espada, Furio Colombo, Miguel Ángel Bastenier, Pepe Rodríguez y José Carreño Carlón, y en ninguno de ellos se dice o se sugiere que las respuestas a las cartas aclaratorias de lectores o colaboradores deban publicarse forzosamente “24 horas” después de que éstas llegaron a la redacción.

Mario: por si no te has dado cuenta, vivimos en la era digital. Tú mismo tienes un portal. Estás reclamando que se te “censuró” precisamente en un sitio de Internet. Sabes de la velocidad con que ahora se mueven las cosas. El tema de la mañana apesta por la tarde y ya se pudrió por la noche. Te respondí el mismo día. ¡Oh pecador! ¡Me declaró culpable! Señor Juez: ¡Tenga clemencia, no haga rodar mi cabeza!

Y a propósito: no te receté “una dosis de mi poder”, que no tengo ni una pizca. ¿O qué pretendías? Que pasara todo el viernes, todo el sábado y todo el domingo para que te pudiera contestar hasta el siguiente lunes. ¡Qué bonito! Sabes que no escribo, no escribimos, los fines de semana. Eso, en el típico lenguaje policiaco, se llama “sabadazo”. Y no se le hace a un amigo, ¿o sí?

Te mando un abrazo.

P.D. Espero que mañana miércoles, cuando nos veamos para comer, me recuerdes de qué exactamente estamos discutiendo porque ya se me está olvidando y hasta me está dando un poco de flojera –y creo que a los lectores también-.

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