Los cartuchos quemados de Luis Maldonado

Arturo Luna Silva

Como dice el dicho: éramos cien y parió la abuela”.

Y es que ahora resulta que con tal de encontrar todo el respaldo posible para desaparecer la Secretaría de Cultura y convertirla en un Consejo Estatal de Arte y Cultura –el cual estaría bajo el control de la nueva Secretaría de Educación Pública, que encabezará a partir de febrero-, Luis Maldonado Venegas se ha venido rodeando de una serie de rémoras culturales de Puebla, que lo único que buscan es vender caro el favor y sacar todo el provecho personal posible.

Ha sido tal la terquedad de Maldonado y sus asesores en mantener el proyecto de finiquitar la Secretaría de Cultura, que ni siquiera se han dado cuenta del pobre nivel de los personajes que los apoyan en su idea: verdaderas fichitas del “viejo régimen” que nada tienen que ver con la cultura, su promoción, difusión y extensión, pero sí con el lucro.

Ferrer, encargado por Maldonado para operar la transición en el sector cultural, se ha visto copado por una serie de personajes que, aprovechando la coyuntura, le han ofrecido aplacar a las voces que se han manifestado en contra de la desaparición de la Secretaría de Cultura.

A nombre de Maldonado han ofrecido becas, premios, viajes, ediciones de libros, etcétera, en algo que más bien huele a compra de conciencias y chantaje; todo con tal de quedar bien con el futuro secretario de Educación y garantizar algún hueso.

Ahí está, por ejemplo, Marco Carrillo, ahijado del mismísimo Mario Marín y quien pasó con más pena que gloria como encargado del Parque “Rafaela Padilla”. Ahora ya es morenovallista y decidido defensor de los proyectos propuestos por Maldonado.

O Rafael Durá Durá, quien ha estado dos sexenios en la Secretaría de Cultura y en los últimos días ha presumido ser el verdadero “enlace” con los grupos culturales de Puebla, así como muy cercano al gobernador electo, Rafael Moreno Valle.

Con su grupo, Durá participó activamente en las campañas de Marín y de Javier López Zavala, pero ahora jura y perjura que con Luis Maldonado ya hasta está organizando el programa de los 100 días con un espectáculo tipo Tajín o Chichen Itzá en la pirámide de Cholula.

Opera reuniones a nombre de Maldonado con los grupos culturales poblanos, les promete todo y –eso sí- les pide no atacar al futuro secretario. Y todo con tal de amarrar puestos y espacios en lo que será el Consejo Estatal de Arte y Cultura.

Otro depredador cultural de última hora es Miguel Campos, quien también ya se formó como promotor a las órdenes del morenovallismo. Ya se quitó la playera tricolor y ahora se ha convertido en uno más de los Niños Cantores del Nuevo Gobierno. No importa que junto con su aliada Bárbara Bolaños, en la Dirección Regional, haya sido uno de los más furibundos zavalistas durante la campaña.

Por supuesto hay otros grupos que andan tras Luis Maldonado y que lo buscan hasta la ciudad de México. Tal es el caso de viejos pero connotados ex comunistas que ayer estuvieron con Carlos Salinas, quien logró cooptarlos a través del Programa Nacional de Solidaridad, y que hoy, encabezados por Enrique Condés, ya presumen que pronto estarán manejando los hilos de la cultura en Puebla a cambio de respaldo y cobijo al todavía senador por Convergencia.

Estos son algunos de los cartuchos quemados de Luis Maldonado para “impulsar” la desaparición de la Secretaría de Cultura y su sustitución por un consejo del que hasta ahora, por desgracia, no hay mayor noticia.

gar_pro@hotmail.com

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