Peña Nieto: o pacta o pacta

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El saldo del 1 de julio ofrece una idea de equilibrio de poderes y en buena medida aleja el fantasma de una restauración priísta.

Y es que aunque alcanzará la mayoría en la Cámara de Diputados aliado al PVEM y a Nueva Alianza, el PRI tendrá que negociar con las otras fuerzas para hacer prosperar, y sobre todo legitimar, sus iniciativas.

Ni Enrique Peña Nieto ni su partido recibieron un cheque en blanco.

El resultado dividido prácticamente en tercios obliga a los priístas a pactar con todos los partidos, incluso los minoritarios.

Sí. El pueblo le devolvió el poder al PRI, pero con restricciones, con candados.

Tendrá nuevamente, tras 12 años de sequía, la Presidencia de la República –la joya de la corona- y será, claro, la primera fuerza legislativa.

Pero no alcanzará la mayoría absoluta y eso lo forzará a ceder o a convencer a los otros para impulsar los cambios prometidos.

Es el modelo mexicano desde 1997, en tiempos de Ernesto Zedillo; un modelo de suma cero continuado con Vicente Fox y perpetuado con Felipe Calderón.

Ahora Peña Nieto tendrá que enfrentarlo y gobernar con un Congreso con mayoría opositora, lo cual plantea un reto mayúsculo.

Y es que o pacta o pacta.

El otro camino es la parálisis, el inmovilismo, que durante tres sexenios ha impedido que México dé el paso hacia adelante.

En la Cámara de Diputados, la coalición PRI-PVEM no alcanzará la mayoría absoluta sin ayuda del Partido Nueva Alianza, es decir, sin la ayuda de Elba Esther Gordillo, convertida otra vez en el fiel de la balanza.

El PRI tendrá 207 diputados (50 plurinominales) que sumados a los 34 del PVEM (14) y a los 10 del Panal, representan una fuerza total de 251.

Unida, la izquierda jugará con 134 (PRD, 99; PT, 19, y Movimiento Ciudadano, 16), totalmente insuficientes para hacer valer por sí misma una mayoría.

El único modo de hacer el contrapeso es si el PAN, con sus 115 diputados (62 plurinominales), logra hacer acuerdos con la izquierda, un escenario difícil pero no imposible.

Este matrimonio por conveniencia será determinante sobre todo en cambios constitucionales, que necesitan la mayoría calificada de dos tercios de ambas cámaras.

Y es que en el Senado, el PRI también será la primera fuerza parlamentaria, pero sin mayoría absoluta.

Ha obtenido 52 escaños que, aunque los sume a los 9 del PVEM, serán insuficientes para alcanzar la mayoría absoluta, pues el PAN tendrá 38; el PRD, 22; el PT, 4; Movimiento Ciudadano 2, y Nueva Alianza, 1.

Los números no dejan lugar a dudas:

Peña Nieto tendrá que negociar todas las iniciativas y modificaciones que quiera sacar adelante, mientras que el PRI deberá negociar con Elba Esther Gordillo para que lo respalde.

Autodefinido como un “pragmático sin ideología”, el mexiquense deberá cumplir su oferta de ejercer una presidencia democrática, moderna, abierta a la crítica y dispuesta a escuchar.

Los primeros pasos deberá darlos en el ámbito legislativo, pues hay reformas que ya no pueden posponerse, como la fiscal, la laboral y la energética.

Ni Zedillo ni Fox, ni mucho menos Calderón, fueron capaces de sobreponerse a la realidad de un presidente con minoría en el Congreso.

Todavía más grave: demostraron ser incapaces de hacer política, buscar acuerdos y lograr las transformaciones que el país demanda.

¿Peña Nieto será diferente?

Hay quien lo duda y asegura que seguiremos teniendo un gobierno débil, sinónimo de presidente débil; en otras palabras: un mero rehén de la permanente –y perversa- polarización política nacional.

Ojalá se equivoquen.

***

Aunque falta mucho para la hora de la verdad, son cinco los personajes de la política poblana con verdaderas posibilidades de alcanzar posiciones de importancia en el gobierno de Enrique Peña Nieto:

1. Jorge Estefan Chidiac, secretario de Finanzas del CEN del PRI.

2. Luis Maldonado Venegas, secretario de Educación Pública del gobierno estatal.

3. Ardelio Vargas Fosado, secretario de Seguridad Pública del gobierno estatal.

4. Enrique Agüera Ibáñez, rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

5. Aarón Dikter, subsecretario de Comunicaciones y Transportes con Zedillo.

No los pierda de vista.

gar_pro@hotmail.com

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