Caso Antonio Haces: ¿Robo?

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El Gol VW color plata, con tres sujetos a bordo, se desplaza ágil y rápidamente pero sin perder de vista nunca a su objetivo.

Los otros dos individuos viajan en el Stratus blanco y hacen lo propio: se movilizan con un cuidado sorprendente, con movimientos bien aprendidos, en una acción fuera de lo común, que sólo ojos expertos podrían haber detectado.

Se adelantan o atrasan, esperan o avanzan a conveniencia, saben cuándo acelerar y cuándo perder velocidad para poder cumplir con su propósito. En ningún momento se alejan más de media cuadra del objeto de su atención.

El último hombre se mueve en un vehículo diferente: conduce una cross, una moto muy similar a las que se usan en competencias sobre terreno mixto –pavimento y tierra-, y es por obvias razones el que siempre, en todo momento, está más cerca del blanco, pues le resulta más fácil comerse los amarillos o incluso los rojos de los semáforos y evadir los baches y los topes.

El convoy –que eso es- sigue celosa pero discretamente, tratando de pasar desapercibido, el automóvil del empresario Antonio Haces D´Artigues, de la 33 Sur hasta el bulevar Atlixco y de ahí a la avenida Juárez, donde termina la persecución con el fatal desenlace por todos conocido. Al parecer, la víctima nunca se percató que esos tres vehículos lo seguían cuidadosamente, y menos de lo que a sus espaldas tramaban.

Sí, las cámaras del CERI captaron los momentos previos de lo que a todas luces fue una acción coordinada para acorralar, y finalmente acabar con la vida, del secretario de Finanzas del PRI estatal.

En una primera reconstrucción de los hechos a partir de las imágenes, a las cuales pocos por lógicas razones han tenido acceso, las autoridades han logrado saber desde dónde y cómo venían siguiendo a Antonio Haces, en qué tipo de vehículos se desplazaron y cuántos delincuentes -seis exactamente- participaron en el crimen.

Pero también han servido para empezar a dudar de la que ha sido la primera, y más obvia, línea de investigación sobre uno de los homicidios que más ha conmocionado a la sociedad poblana: ¿de verdad se trató de un robo?, y más: ¿de un robo en el que previamente hubo una acción concertada por un comando que se movió como profesional y que terminó en un asesinato en el que la víctima no recibió uno, sino tres disparos de bala?

Y es que para ser un atraco “común y corriente”, todo luce excesivo.

O al menos eso es lo que empiezan a creer algunos familiares y amigos de Antonio Haces, descrito casi por unanimidad como un hombre bueno, ajeno al conflicto, sin enemigos visibles y dedicado a sus seres queridos y a su trabajo.

¿Lo siguieron desde que salió de su domicilio o desde el banco al que supuestamente acudió a realizar un retiro de una cantidad indeterminada?

¿Por qué la “cacería”?

¿Por qué tantos delincuentes?

¿Por qué actuaron de una forma tan organizada?

¿Por qué los tres balazos si hasta donde se sabe, el que fue director Regional Sur del Grupo Financiero IXE no iba armado y, por tanto, en ningún momento tuvo oportunidad de defenderse realmente del sujeto que lo encaró en el estacionamiento del edificio JV y que finalmente terminó por cortarle la vida?

¿Por qué?

Nadie ha sacado conclusiones, porque no se puede –ni debe- y porque esa es indudablemente una tarea exclusiva de las autoridades.

Pero los videos del CERI (Centro de Emergencias y Respuesta Inmediata) -que ya proporcionó la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal a la Procuraduría General de Justicia- van a resultar fundamentales para el esclarecimiento total y satisfactorio de lo sucedido el pasado miércoles alrededor del medio día.

Es a partir de ellos, y de esa movilización tan perfectamente estudiada por parte de los homicidas, que las dudas deben ser respondidas, y la verdad –cualquiera que esta sea- alcanzada, y lo más rápido posible.

Sólo así se podrá empezar a hacer justicia en el atroz, bárbaro crimen del empresario Antonio Haces D´Artigues.

gar_pro@hotmail.com

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