El Triste Papel del PRD Poblano

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En el 2010, para estas fechas, “Los Chuchos” y Luis Miguel Barbosa Huerta (ahora senador) tenían muy adelantadas sus “pláticas y acuerdos” en secreto con el ahora gobernador Rafael Moreno Valle y con la dirigencia nacional del PAN, para poner en práctica en Puebla una inédita coalición electoral (PAN- PRD), misma que repetirían en Oaxaca y Sinaloa.

El principal argumento de la corriente Nueva Izquierda y de Jesús Ortega Martínez, entonces dirigente nacional del PRD, así como de Jesús Zambrano, Carlos Navarrete, Guadalupe Acosta Naranjo y Barbosa Huerta (coordinador nacional de NI), fue el de hacer alianzas electorales con la derecha panista para acotar, detener y derrotar a los “cacicazgos priistas” en los estados y evitar el regreso del autoritarismo del PRI.

Después se sumarían a esta famosa estrategia política tanto Marcelo Ebrard como Manuel Camacho Solís, así como las corrientes de René Bejarano, la de Héctor Bautista- ADN- y hasta la de Amalia García, por supuesto con sus respectivas cuotas políticas garantizadas. Fue el actual coordinador de los senadores perredistas, Barbosa Huerta, el encargado de operar en Puebla la famosa coalición opositora al PRI.

Primero engañaron –y como a un niño- al entonces gobernador Mario Marín Torres, a quien juraron que no habría una alianza con la derecha; después hicieron lo mismo con Javier López Zavala, quien los financiaba. Finalmente, “argumentaron” que era necesario derrotar y sacar al marinismo de Casa Puebla para así lograr la tan ansiada alternancia en Puebla.

Encabezados por “Los Chuchos”, operaron todo, llevaron a los consejeros estatales a Monterrey 50 en el Distrito Federal, les pagaron y ahí sesionaron en secreto para avalar la coalición electoral con el blanquiazul.

Erik Cotoñeto Carmona, Elba Cerezo y Julián Rendón se sentaron en la mesa de acuerdos en un salón privado del Hotel Inter Continental de la avenida Hermanos Serdán, para acordar el reparto de espacios en distritos electorales y municipios. Quien manda en el PRD poblano, Luis Miguel Barbosa Huerta, sólo llegaba para hablar con el círculo rojo de Moreno Valle (Fernando Manzanilla, Eukid Castañón, etcétera) y para destrabar conflictos sobre la repartición del pastel.

A dos años de la alianza entre el “agua y el aceite”, la izquierda electoral no es gobierno y tampoco ganó nada, sólo tiene 15 municipios, por cierto muy pequeños y pobres, poco más de 50 regidores y dos legisladores.

No creció, su presencia territorial es marginal, no influye, no representa nada, no comparte ninguna responsabilidad estratégica en el gobierno local y no dirige nada. En cambio se desfiguró, perdió credibilidad entre los electores, carece de ideas políticas y deambula por las oficinas gubernamentales pidiendo limosna al gobierno de coalición, el gobierno de Moreno Valle.

De sus principales demandas de un programa de  izquierda, nada se ha legislado a su favor o puesto en marcha. Libertades públicas y políticas: nada. Derechos Humanos: cero. Pobreza y Pueblos Indios: ignorados. Desarrollo y equidad social: olvidados. Derechos juveniles y equidad de género: en el basurero.

La votación obtenida en el proceso federal del 2012 es de Andrés Manuel López Obrador, no del PRD, sus porcentajes electorales son volátiles y atípicos, y su estructura literalmente fantasmal.

Hoy el diputado local Cotoñeto Carmona y su banda política nuevamente buscan hacer coalición con el PAN, para lograr sus propios intereses: quieren más presidencias municipales para sangrarlas y negociar con la obra pública; el dirigente local del PRD quiere asegurar una regiduría en la planilla municipal de Puebla; quieren dos diputaciones plurinominales una para la señora Socorro Quezada –una caricatura de lo que es una verdadera mujer de izquierda- y otra para Arturo Loyola; un distrito en la ciudad para Julián Rendón y otros más en el interior para Elba Cerezo y Mario Franco. Por su parte, Miguel Ángel de la Rosa, aquel tristemente célebre dirigente estatal, busca que Jesús Ortega le negocie su diputación.

El objetivo que tienen es despresurizar sus conflictos internos, con un reparto de candidaturas para todas sus corrientes internas, así “Los Chuchos” seguirán manteniendo el control de dicho partido político. Sobre todo por las prerrogativas que recibirán del IEE, del propio CEN perredista y los recursos discrecionales que les entregará el gobierno. Sin perder de vista lo demás que vendrá con el tiempo como las diputaciones federales y prepararle el camino al representante popular Barbosa Huerta en su loca ambición por querer ser gobernador.

Aunque los argumentos de ayer han dejado de tener sustento, Nueva Izquierda quiere de nueva cuenta ir en alianza en Puebla.

Y sin saber que las principales cabeceras municipales, distritos electorales y  los lugares plurinominales están comprometidos con el PAN.

Se convertirán en cómplices de una derecha “corrupta”, se volverán aliados del PANAL y de la maestra Gordillo a quien tanto critican.

En otras palabras: el plato de lentejas que les servirán sólo marcará su trágico destino: se quedarán con el cascaron y el partido de Morena los desplazará como oposición de izquierda en un mediano plazo.

Al tiempo.

***

El proyecto para construir un monorriel en Puebla sí existe y ya fue presentado a Alfredo del Mazo, director de Banobras. Sin embargo, el diputado de Nueva Alianza Héctor Alonso Granados ha sido desautorizado por Casa Puebla para hablar o gestionar a nombre del gobierno de Rafael Moreno Valle sobre este asunto en particular ante la administración de Enrique Peña Nieto, tal y como se desprende de la carta enviada por el Mtro. Marcelo García Almaguer, director general de Puebla Comunicaciones y que a continuación se publica íntegra:

gar_pro@hotmail.com

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