Tsunami Poblano

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Quizá sea demasiado pronto para conocer con precisión las consecuencias y los alcances reales que tendrá en Puebla la detención y el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo.

Lo único cierto es que habrá daños colaterales, en algunos casos severos y directos, y que estos se dejarán sentir con verdadera fuerza en la elección del próximo 7 de julio.

Es tan grande y tan contundente el golpe de poder por parte del presidente Enrique Peña Nieto, quien hizo lo que no pudieron (ni quisieron) Vicente Fox ni mucho menos Felipe Calderón, que como en todo Tsunami Político –y este sin duda lo es-, habrá que esperar a que las olas y los movimiento telúricos profundos encuentren algo de calma para poder hallar y contabilizar a los damnificados y, en su caso, a los muertos.

En términos de Realpolitik, el sexenio comenzó con la aprehensión de la mujer más poderosa de México; de hecho, se hablará de un Peña Nieto antes y de un Peña Nieto después de este mazazo seco, crudo, rudo y directo a uno de los símbolos de la corrupción, el abuso de poder y la impunidad  del país.

Y ello, evidentemente, tendrá innumerables efectos en Puebla:

¿Qué va a pasar, por ejemplo, con el Partido Nueva Alianza, propiedad de la defenestrada profesora?

¿Seguirá en pie su incorporación a la coalición electoral que se venía armando con el PAN, PRD y Compromiso por Puebla?

¿Cuánto vale hoy el PANAL?

¿El PAN seguirá en su idea de ir de la mano del partido de la Gordillo, corriendo el riesgo de mandar un mensaje equivocado al electorado al convalidar en los hechos los latrocinios de la dueña de la franquicia política aliada?

Metido en su doble juego, juego perverso, qué va a preferir el PRD de los Barbosa Huerta, Jesús Ortega y Jesús Zambrano: ¿provocar la ira presidencial sumándose a un Frente Anti PRI en Puebla o seguir tan amigos como ahora?

¿Qué será más conveniente para los intereses del sol azteca? ¿Caminar solo o incluso con el PRI y el PVEM como nuevos compañeros de viaje?

Si hoy las encuestas más serias marcan ciertamente una tendencia favorable a Acción Nacional en la puja por la alcaldía de Puebla, ¿cuántos puntos va a cosechar de aquí al 7 de julio el partido del presidente con la aprobación social unánime tras la decisión de cortar la cabeza a Elba Esther?

¿Qué va a suceder con el gobernador Rafael Moreno Valle, aliado indiscutible y estratégico de la maestra y quien nunca la ha negado como tal y menos, mucho menos, como amiga?

¿Doblarán las campanas en Puebla por Gordillo Morales o tendrá que haber un necesario, forzoso deslinde para evitar que el tsunami acabe por arrastrarlo indirectamente?

¿Es este –guardando las proporciones- el escándalo de proporciones gigantescas que los muchos enemigos del mandatario estaban esperando para ajustar cuentas por agravios del pasado y del presente?

¿Habrá control de daños y este le alcanzará a Moreno Valle para evitar pagar las facturas que ya le están endosando –incluso a nivel nacional- por ser fiel y agradecido a una causa y jefa política?

¿Tendrá que replantear su apuesta electoral inicial, esa de ir con todo por Puebla capital y el Congreso local, en un anunciado choque de trenes con la Presidencia de la República?

Con la legitimidad que alcanzará EPN tras dejar en claro que no se aceptan chantajes y que nadie es más fuerte que el Ejecutivo federal, ¿habrá alguien que quiera ir hoy a una guerra electoral directa, de frente, abierta, con el presidente?

¿De qué tamaño es la escalada contra lo que podemos denominar el “gordillismo”?

¿La guerra relámpago (blitzkrieg) declarada por la PGR y el SAT se limitará a tocar a Elba Esther y a su círculo íntimo, o irá más allá?

En otras palabras: ¿Van por alguien más?

¿Y el PRI de Puebla?

¿Qué sucederá con un partido que de por sí ya venía haciendo sonar los tambores de guerra buscando la confrontación, si no es que hasta la denostación, de todo lo que huela a morenovallismo?

¿Endurecerá todavía más su postura usando el nexo EEG-RMV como arma de combate en la arena electoral?

¿Qué va a pasar con el de por sí resucitado Mario Marín, cuando ahora está en la cárcel, y caída en desgracia, quien fungió como aval de aquel célebre pacto de impunidad que le permitió seguir gozando de su libertad y de sus millones?

¿Tomará más fuerza de la que ya se le observa poniendo a sus soldados y capitanes en no pocas delegaciones federales?

¿Regresará con sed de venganza y en plenitud de facultades para empezar a recuperar El Imperio Perdido?

¿Cuáles van a ser las consecuencias políticas y electorales de no haberlo metido a la cárcel, como era el clamor popular tras la elección de 2010, de la misma forma que Peña Nieto hoy mandó tras las rejas a Elba Esther Gordillo?

¿Y qué sucederá con los aspirantes a la candidatura del PRI a la alcaldía de Puebla?

¿Quién se fortalece más de cara al “gordillazo”?

¿Pepe Chedraui, el amigo del presidente?

¿Enrique Agüera, el más competitivo?

¿O Enrique Doger, el más experimentado y combativo?

¿Quién gana más?

¿Quién pierde más?

¿Quién queda más cerca de la anhelada candidatura?

¿Quién más lejos?

Lo dicho: Quizá sea demasiado pronto para conocer con precisión las consecuencias y los alcances reales que tendrá en Puebla la detención y el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo.

gar_pro@hotmail.com

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