Los Juegos del Hambre

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Imposible saber cuántas carreras políticas se han edificado en Puebla a nombre del hambre.

Ya han sido demasiados los errores, las omisiones y la irresponsabilidad de quienes la han usado como escalera al poder.

Autoindulgentes y cínicos, casi nadie se salva.

Basta ver la cantidad de titulares que ha tenido la Secretaría de Desarrollo Social en los últimos tres sexenios, para saber cómo se ha lucrado con la pobreza de los poblanos.

Jorge Estefan Chidiac, Alejandro Armenta, Javier López Zavala, Juan Carlos Lastiri y Juan Manuel Vega Rayet, en el periodo de Mario Marín.

Myriam Arabian, Néstor Gordillo, Germán Jiménez, Salvador Escobedo y Sergio Penagos, en lo que va del gobierno de Rafael Moreno Valle.

Secretarios o encargados de despacho, todos ellos han llegado y se han ido en medio de una sola lógica: la construcción de proyectos políticos personales, so pretexto la lucha contra la miseria.

El mismísimo actual mandatario empezó a edificar el edificio de su poder desde el escenario de la extinta Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social, que Melquiades Morales decidió hacer una sola.

Los poblanos hemos asistido, impotentes, a estos juegos (perversos) del hambre.

Y es que la famosa SEDESO ha sido literalmente usada como mero instrumento para alcanzar posiciones políticas y/o cargos de elección popular.

Prostituida y usada, sin escrúpulos, como simple escalera para satisfacer ambiciones personales, mientras los indicadores de la pobreza, de la marginación y del hambre siguen prácticamente inamovibles. Miles de millones de pesos tirados a la basura.

Y con el regreso del PRI a Los Pinos, el “modelo” no se modifica.

Ahora desde la Federación se continúa con el lucro a través de un programa, la Cruzada contra el Hambre, que se opera con un fin electorero: multiplicar los votos, como se multiplicaron los panes y los peces, mediante dádivas y limosnas.

En medio de la primera gran crisis del Pacto por México, el PRD ha propuesto en San Lázaro una iniciativa que busca evitar que el titular de la Sedesol tenga la facultad de nombrar a los delegados de la dependencia en los estados.

Nadie se enojaría si la situación se extiende a los gobernadores, para acabar con el uso –y abuso- del hambre.

Un juego que todos han jugado y que sobre todo en Puebla se ha institucionalizado. Literalmente.

gar_pro@hotmail.com

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