El PRD en tiempos de influenza

Arturo Luna Silva

Al que parece que le ha entrado un virus más peligroso que el de la influenza es el PRD poblano, el mismo que no sólo no ha mutado de rostro, sino que otra vez luce fuera de ritmo para competir electoralmente con las fuerzas políticas más poderosas: PAN y PRI.

Aunque por fin tiene una dirigencia estatal formal, encabezada por Miguel Ángel de la Rosa Esparza, el Partido de la Revolución Democrática sigue sufriendo el saldo de la descomposición interna, de la lucha tribal y de la falta de propuesta.

El PRD poblano no sólo está en crisis, hace tiempo que tocó fondo y sigue sin rumbo. Y peor: han perdido a su principal referente electoral: Andrés Manuel López Obrador, que inconforme con los nuevos dueños del partido, con Jesús Ortega –líder de “Los Chuchos”- a la cabeza, optó por jugar este 2009 con PT y Convergencia sin renunciar al sol azteca.

En Puebla, la “izquierda” nunca ha ganado un distrito local o federal de mayoría relativa. Y con los candidatos que presenta para esta elección federal intermedia, parece que su récord negativo se prolongará cuando el 5 de julio vuelva a quedarse con las manos vacías. Las encuestas más serias le dan posibilidades (y remotas) de victoria en sólo uno de los 16 distritos en juego: Huauchinango. Pero nada más. El festín de votos volverá a estar en la mesa de panistas y priístas, que ostestan de facto el monopolio “democrático” en el estado.

Una muestra del desorden programático del PRD poblano fue lo ocurrido ayer, cuando el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y otros rupturistas priístas cumplió 20 años de vida.

En Puebla, los nietos del PCM, PSUM y PMS no tuvieron festejo; bueno, en el colmo, no hubo una sola referencia a tan memorable fecha. Al líder estatal, Miguel Ángel de la Rosa, se le olvidó o de plano no le interesó, seguramente como acto reflejo de la profunda crisis interna y de identidad del partido que hoy por hoy, pese a todo, sigue siendo el principal referente de la llamada “izquierda legal”.

Y es que donde antes hubo corrientes de pensamiento, hoy sólo hay tribus de intereses.

Qué lástima porque Puebla nunca será distinta en tanto no exista una izquierda fuerte, consolidada y en pie de guerra, que haga contrapeso a la única opción disponible: la derecha representada por PRI y PAN –que como se ha visto, repetidamente suele transformarse en PRIAN-.

En un ensayo fundamental para entender el drama perredista (“Pensando en la izquierda”, edición del Fondo de Cultura Económica), el columnista de “Milenio” Héctor Aguilar Camín señala que “la izquierda mexicana no ha hecho un ajuste de cuentas profundo con su historia ni está en condiciones de ofrecer una verdadera propuesta de futuro. Sigue latiendo en el fondo de su identidad un pensamiento binario, que algo conserva de lucha de clases y algo de guerra fría”.

Y agrega:

Tiene respuestas pobres, si no es que arcaicas, para las dos realidades claves del mundo moderno: la democracia y la globalización, el orden convergente de las realidades políticas que confluyen en el Estado moderno y de las realidades financieras, tecnológicas y productivas que conforman la realidad del mercado mundial de nuestro días”.

Así que mientras no resuelva este dilema de identidad, el PRD poblano seguirá siendo una opción inviable de poder, sin capacidad de competir realmente en las urnas. Capaz, quizá, de librarse de la influenza de nuestros tiempos, pero nunca de la esclerosis múltiple que lleva en sus entrañas y que lo tiene otra vez, por enésima vez, al borde de la muerte electoral.

gar_pro@hotmail.com

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