Habemus Rector

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Y finalmente pasó lo que tenía que pasar: Alfonso Esparza Ortiz prácticamente se convirtió en rector de la BUAP para el periodo 2013-2017.

De hecho, la elección -o auscultación- del próximo 11 de septiembre será de mero trámite: para cumplir con la convocatoria y nada más.

Y es que la noche de este miércoles, el Maestro Jorge Daniel Alcántara León presentó ante la Comisión Electoral designada por el H. Consejo Universitario, su renuncia con carácter de irrevocable a la candidatura para ocupar el cargo de Rector de nuestra Máxima Casa de Estudios.

Alcántara, quien incluso -de manera desconcertante- se dio el lujo de acudir horas antes ante el Consejo Universitario para presentar su proyecto de trabajo, solicitó no ser considerado para que su nombre y logotipo aparezcan en las boletas electorales que aprobará la Comisión para llevar a cabo la auscultación sectorial; lo anterior, sin reservarse derecho o acción legal que ejercitar.

Lo cierto es que la renuncia -una declinación de facto- de Alcántara ya se esperaba, como sucedió con el Doctor Samuel Tovar el pasado 29 de agosto, cuando “se bajó de la carrera” el mismo día que había iniciado campaña.

Aunque a muchos sorprendió, la salida de Alcántara es el resultado de una larga y paciente operación política del equipo de Alfonso Esparza, quien ha logrado reunir a prácticamente todas las fuerzas y corrientes universitarias a su alrededor, incluso aquellas que en el pasado siempre estuvieron en contra del status quo de la BUAP, como Francisco Vélez y su grupo.

El actual rector interino, quien cumple el periodo que dejó trunco Enrique Agüera y quien hasta la fecha ha llevado a cabo una campaña tan austera como cercana a la comunidad universitaria, se ha quedado solo en la carrera.

Como diría el poeta: solo, solo, solo.

La verdad es que en términos reales nunca tuvo oposición, ni siquiera Guillermo Nares, quien ahora anda clamando porque le dejen poner director en la Facultad de Derecho o en su defecto, tener un centro de investigación que le permita seguir conservando sus privilegios, que no son pocos.

Hombre de palabra, capaz de construir acuerdos y alcanzar consensos adentro y afuera de la máxima casa de estudios, Alfonso Esparza no tiene ni siquiera necesidad de legitimarse pues su trabajo lo avala.

Será rector de cuatro años, con el compromiso -expreso- de no utilizar a la institución como trampolín político para ser alcalde, diputado, senador o -peor- gobernador. Sueños guajiros de otros tiempos que no volverán, al menos por el momento.

Permanecerá todo, todo su periodo al frente de la BUAP, sin sudar calenturas propias ni ajenas. Es el compromiso y será la realidad.

Ya lo dijo Ortega y Gasset: el hombre y su circunstancia. Y Esparza Ortiz es hoy el mejor ejemplo de ello.

gar_pro@hotmail.com

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