EL EXTRAÑO RETORNO DEL “GÓBER PRECIOSO”

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Ni mito, ni fantasía, ni “calentura” periodística: Mario Marín está de regreso y no tiene una, sino las dos manos metidas en el proceso interno para encontrar al relevo de Pablo Fernández del Campo en la dirigencia estatal del PRI.

Con su compadre y amigo y socio y cómplice Alfredo Arango en libertad, el “góber precioso” se ha envalentonado y pretende retornar para convertirse en el factótum que realmente nunca ha dejado de ser para muchos priístas poblanos.

El ex gobernador más desprestigiado de la historia reciente del estado empieza a dejar las sombras en que caminó por casi tres años y a mostrarse en público.

Busca llenar los vacíos que el Revolucionario Institucional ha ido dejando gracias a la desidia y la torpeza con que el presidente y la secretaria general del CEN, César Camacho e Ivonne Ortega, han llevado al partido en la entidad gobernada por Rafael Moreno Valle.

No fueron casuales, ni un error de principiante, las declaraciones del fiel escudero de Marín durante la presentación de “El Negro”, también conocido como René Juárez Cisneros, como delegado regional del tricolor en Puebla.

Marín, dijo Valentín Meneses Rojas, es un político “de tiempo completo y continuará trabajando junto con su equipo”.

Y en efecto: en los últimos días, cada vez de forma más evidente, ha hecho sentir la para nada despreciable fuerza que le queda para tratar de imponer a su “gallo”, Alberto González Morales, al frente del PRI en el estado.

Personalmente, como confirmaron al menos tres de ellos, el “góber precioso” ha realizado llamadas telefónicas a presidentes del partido en diversos municipios de Puebla para pedir que apoyen al ex secretario general de la sección 23 del SNTE, el mismo al que en su tiempo de esplendor hizo diputado local y federal y a quien incluso le entregó la coordinación de la bancada marinista en San Lázaro.

Es del equipo, te pido que le des tu apoyo, vamos a regresar fuertes”, son las palabras exactas con que el ex mandatario opera a favor de su candidato, el primer paso, piensa, para volver a ser el titiritero mayor –Titiritero con mayúsculas- que por tanto tiempo fue.

Enfrente, lo sabe, tiene una opinión pública adversa, mala prensa y una multitud de resentidos y agraviados de su sexenio; no obstante, Marín ya está de regreso y, a sus 60 años, más vigente que nunca, como anunció Meneses.

Y hasta es probable que en el 2015 busque llegar a la Cámara de Diputados federal para, desde ahí, terminar de rehabilitarse definitivamente como ex gobernador en la vida pública del estado.

Un camino que le fue vedado por sus propios errores y excesos y que, para su desgracia, sí consiguieron todos sus antecesores, en especial Manuel Bartlett y Melquiades Morales.

Porque el poder es cabrón pero más la pérdida del poder.

¿Alguna duda?

gar_pro@hotmail.com

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