BARBOSA HUERTA Y EL PRINCIPIO DEL FIN DE SU CACICAZGO EN EL PRD POBLANO

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En el PRD todos los saben: las decisiones, las declaraciones grotescas, las presiones y los chantajes de la dirigencia estatal son ordenadas desde las oficinas del senador Luis Miguel Barbosa Huerta; su “línea” no se cuestiona, la acatan aquí en Puebla y en las oficinas del FIP (Frente Independiente Progresista). Quien piense que son las posturas de “izquierda” de la dirección de este partido, está muy equivocado y peca de ingenuidad política.

La embestida de Barbosa Huerta va con todo en contra del actual mandatario poblano, Rafael Moreno Valle, y también contra el gobernador electo, Tony Gali Fayad.

Sobre todo porque el senador sabe que su cacicazgo en el PRD del estado de Puebla, un cacicazgo ya de 15 años, se desmorona e incluso corre peligro de perderlo en el 2017.

Y es que su ambición desproporcionada por el dinero y el poder político, tanto de él como de su grupo, son sus peores debilidades.

Barbosa y sus huestes abusaron de todo lo que tuvieron frente a ellos en el sol azteca, no tuvieron llenadera, se despacharon con el reparto de dirigencias estatales, diputaciones plurinominales y presidencias municipales. La construcción de dicho partido no les importó y hoy pagan las consecuencias: se convirtieron en una secta amarilla muy enferma y descompuesta en su interior.

Aunque de repente da patadas de ahogado, Barbosa Huerta se quedó sin nada a nivel nacional. No influye en las decisiones de las elites del PRD. No tiene peso en los órganos nacionales y tampoco nada en otros estados del país. Su corriente se reduce al estado de Puebla. Incluso su fuente de negociación a nivel federal en la SHCP con Luis Videgaray, para lograr concesiones y apoyos fuera del presupuesto federal para obras en algunos municipios de Puebla, se ha debilitado y actualmente no ha logrado obtener recursos extras para poder hacer campaña en su loca carrera por ser candidato a la gubernatura poblana en el 2018.

A corto plazo sólo le queda hacer todo lo que esté a su alcance a favor de su “amigo”, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ahora su única posibilidad de recomponer su proyecto estatal.

En el PRD nacional saben perfectamente que la corriente Nueva Izquierda y Jesús Ortega Martínez han ganado la partida a Barbosa Huerta y que hoy tienen todo en sus manos para arrebatarle la dirigencia estatal en cualquier momento.

También es conocido que sus relaciones políticas con Rafael Moreno Valle están en plena crisis; por eso envía a sus francotiradores a lanzar todo tipo de epítetos y dardos cargados de veneno.

No es extraño que el senador esté aferrado a no dejar el control del PRD poblano, su feudo privado y principal fuente de riqueza.

Barbosa Huerta y su secta saben que si lo pierden, también perderá toda posibilidad para sus aspiraciones y sus espacios de manobra para chantajear se verán muy disminuidos.

Por eso sus provocaciones para meter ruido con temas “atípicos” en el Congreso local, como: el matrimonio igualitario y los derechos de los homosexuales, demandas que abanderan de manera falsa y demagógica, por encima de otras de carácter social como la pobreza y las batallas en contra de la desigualdad.

Por lo tanto, el FIP, con la bendición de Barbosa Huerta, ya tiene una terna para disputar nuevamente la dirigencia estatal: Ruth Castro, Erik Cotoñeto y Arturo Rojas; estos tres visitan las oficinas del Senado una vez por semana para que su jefe les siga manifestado a cada uno de ellos que cuentan con su apoyo. Los tres son igual o peor que él; los tres han estado viviendo del patrimonio partidario por años; los tres son ciegos obedientes del senador y a los tres les encanta el dinero público.

Ahí está el juicio presentado por la dirigente del PRD en la ciudad de Puebla, Ana Gabriela León García, ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que los órganos internos perredistas investiguen el manejo de más de 40 millones de pesos que la dirigencia estatal actual –a cargo de Socorro Quezada Tiempo- ha manejado de manera discrecional en dos años.

Y todos en el PRD también saben cómo “lavan” los recursos públicos: primero Erik Cotoñeto, como tesorero y dirigente estatal, falsificaba cheques y su asistente, Mario Mota, los cobraba; después, el ex tesorero Arturo Rojas sustrajo al final de su administración 5 millones de pesos por sus confrontaciones con Cotoñeto, y actualmente Ruth Castro, la tesorera, ha sido notificada por el SAT sobre un fuerte adeudo por la falta del pago de impuestos.

Ella también ha alzado la mano y quiere ser la dirigente estatal del PRD; para ello, toma de los recursos partidarios para pagar a un grupo de operadores que ya hacen su campaña y afilian simpatizantes en varios municipios.

Barbosa Huerta, por sus influencias nacionales, ha parado una averiguación previa en la PGR, que pesa sobre su principal informante. Irma Ramos, la ex diputada local, también tiene una demanda en contra de Cotoñeto Carmona.

Erik Cotoñeto y Arturo Rojas a cada rato se quejan con Barbosa Huerta; la tesorera partidista Ruth Castro jura lealtad al senador y distrae recursos económicos para sus operadores. Sigue comprando facturaschafas” para justificar las cuentas ante el IEE, todas las compras son infladas y paga no pocos viajes de placer para alejar el “estrés” de algunos de los prominentes dirigentes locales.

Los secretarios del Comité Ejecutivo Estatal se han aumentado su dieta sin hacer nada, hoy ganan más que un pobre obrero.

Actualmente sus cuentas y justificaciones pueden estar bien, pero se debe al “lavado” del dinero público que operan bajo otros rubros.

Por su parte, Carlos Martínez Amador y Julián Rendón, identificados con la corriente morenovallista, también se mueven al interior del estado; están afiliando a cientos y quieren el control del PRD.

Roxana Luna, la ex candidata de las escobas, quiere impulsar a su hermano Vladimir Luna, dejando en el camino a su operador Hilario Alonso.

Y Barbosa Huerta, desesperado, hace todo lo necesario desde el centro del país para fracturar las aspiraciones del gobernante poblano. Osorio Chong lo sabe y alienta.

Su secta en Puebla sólo es el vehículo para provocar y, en su caso, presionar para forzar a negociar al gobernador electo, Tony Gali, lo que desde luego no conseguirán.

Así camina la “izquierda” en Puebla, al revés, mientras Barbosa Huerta lucha denodadamente para no perder su antológico cacicazgo en un PRD poblano que se hunde y se pudre, aunque como diría el clásico, no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla, y todo lo que sube, tiene que caer por necesidad.

gar_pro@hotmail.com

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