ARMENTA, EL LOCO DEL PUEBLO

PUEBLA NOS UNE . ALEJANDRO ARMENTA

En la España rural en los años posteriores al franquismo, ante la falta de lugares adecuados para ello, al “loco del pueblo”, siempre que fuera inofensivo, lo encerraban en su casa y solamente lo dejaban salir los días de fiesta, en los que usualmente había una o varias anécdotas jocosas con ese personaje. En Puebla, hoy se vive algo muy similar, solamente que el pueblo puede bautizarse como “Villa PRI” y el lunático se llama Alejandro Armenta Mier.

La analogía viene muy bien a cuenta dado que hasta en su propio partido político, el Revolucionario Institucional, se considera que el diputado federal “está mal de la cabeza“.

Sus constantes reclamaciones de que no es tomado en cuenta ni “aprovechado” por su bancada en San Lázaro, se han tornado ahora en chantaje abierto.

Armenta Mier está literalmente en el piso, pataleando y blasfemando.

Dice que va a dejar el tricolor, partido al que dirigió en el marinismo -del que fue súbdito-, si no es él el candidato a la gubernatura en 2018.

Campeón del humor negro, amaga con ir por la vía independiente o por “otro partido”.

Para presionar, ha inventado el cuento de que es el “adalid natural“, con matices “ciudadanos“, de un llamado “Frente Amplio Humanista Puebla Nos Une”.

Dice que tiene el respaldo de “líderes sociales“.

Lo mismo presume entre ellos a ex panistas, priístas venidos a menos o que nunca han destacado, marinistas, ex perredistas, petistas, ex de Nueva Alianza, antimorenovallistas… y otra nociva fauna.

Se trata de un curioso amasijo de viudas del poder y personajes de dudosísima reputación.

Armenta hasta se jacta de que en sus filas hay militantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), lo que por supuesto no ha comprobado.

En un par de conferencias de prensa y expresiones públicas que el diputado federal ha realizado, esos personajes se le han unido para ser parte de la escenografía.

Se paran detrás y al lado de él, y Armenta les da la palabra para que despotriquen contra todo y por todo.

Desde el gasolinazo hasta el “mal gobierno estatal” y la “dictadura” de la pasada administración.

Son un grupo heterogéneo, sin proyecto conjunto y sin demandas en común.

Sin embargo, todos ellos están ávidos de reflectores y de un micrófono desde el cual despotricar para un día, tal vez, disfrutar de las mieles de algún presupuesto oficial.

No lo tienen.

Algunos nunca lo han tenido.

Desde el nombre, esta organización se concibe como un Frankenstein.

Se dice Frente Amplio, para hacer evocación al Frente Democrático Nacional, que abanderó Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de la República, tras su rompimiento con el PRI en 1988.

También, para colgarse del recuerdo del Frente Amplio Progresista, que encabezó Andrés Manuel López Obrador en 2006.

¡Vaya ínfulas!

Pero ni es amplio, ni es de izquierda, como los anteriores.

Además, a algún Einstein de la política aldeana, se le ocurrió tomar la palabra “Humanista“, para hacer referencia a la esencia del panismo.

¿Es decir, es de izquierda, con matices de derecha?

¿O de derecha, con énfasis en la izquierda?

¿O cómo?

Ni uno ni otro.

Basta hacer la revisión de algunos de los líderes que lo acompañan, para terminar con la frase: “la broma se cuenta sola”.

Veamos.

Está con Armenta la ex candidata de Nueva Alianza a diputada federal, Libertad Aguirre Junco.

Priísta de nacimiento y siempre en la mediocridad partidista.

Quiso ser dirigente estatal del PRI.

¡En serio!

No pudo levantar simpatías en 2015 con el Panal y tiró la toalla días antes de la elección.

Ella es una de sus principales soportes.

¡Imagínese!

Está también Hilario Gallegos, un ex panista, en su momento apoyador de Ana Tere Aranda y hasta por algunos identificado con El Yunque.

Intentó ser, también como una mala broma, candidato independiente a la minigubernatura.

Antes, salió del PAN echando pestes contra el morenovallismo.

Sume usted al corruptazo de Alberto Guerrero Gutiérrez, ex dirigente sindical del Colegio de Bachilleres, con un oscuro pasado; también a activistas de Chalchihuapan, a opositores sistemáticos del
morenovallismo y a un largo etcétera.

Solamente falta en ese Frente, Roxana Luna… pero ella no está.

¿Aún?

Lo único que une a estos personajes es su desempleo, la opacidad en algunos casos, la falta de ideología sólida, la mediocridad…

Y el hambre.

Hambre de poder -y de la otra-.

Sí, el “loco del pueblo” -que coordinó la fracasada campaña de Blanca Alcalá en 2016- encabeza una horda de lunáticos.

Más de uno de los todavía compañeros de Alejandro Armenta en el PRI ha alzado la ceja.

Ha torcido la boca, en desaprobación.

O de plano ha soltado la carcajada.

“Cómo no estamos en la España post-franquista”, es el deseo de muchos.

Y es que sin duda Armenta “está mal de la cabeza”.

El diagnóstico no vino de la oposición.

Llegó de sus propios correligionarios.

Y parece irrebatible.

gar_pro@hotmail.com

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