LINCHAMIENTOS EN PUEBLA: LOS “ACTIVISTAS” Y “JUSTICIEROS DEL CLIC”, Y SU SED DE VENGANZA

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El meme es muy ilustrativo. Y recuerda, incluso, el pasaje bíblico aquel en el que un grupo de escribas y fariseos tiene piedras en sus manos, listas para ser lanzadas contra una mujer en reprimenda por el adulterio cometido. Un clásico de la doble moral, la hipocresía, la falta de escrúpulos y el cinismo que corren por las venas de México en estos días. La ironía se cuenta en una segunda imagen en la que los mismos personajes, en vez de piedras, sostienen el ave azul icono de la red social Twitter.

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Estas escenas del antes y el ahora se han divulgado a modo de sátira contra los “activistas del clic”, aquellos que emprenden campañas de descalificación e indignación desde cualquier dispositivo sin hacer nada más por cambiar los hechos que cuestionan.

Sin embargo, como bien dice el ideario popular: ten cuidado con lo que deseas porque se te puede cumplir.

Y seguramente por eso, ahora estamos padeciendo la reacción de quienes desde el feliz anonimato de la tribuna digital han convocado a la injustificable acción “justiciera” por la vía de la violencia.

La mayoría de los medios informativos nacionales dejó de lado -por unos instantes- el tema de la guerra contra la industria del huachicol y ahora mejor dieron cuenta que desde Puebla se creó un grupo en Facebook para lapidar a los delincuentes. “A Cazar y a Linchar a las Ratas” contaba hasta el pasado jueves, antes de que lo cerraran, con 400 miembros.

La historia ya se conoce: por un teléfono móvil encontrado en el transporte público que fue asaltado el pasado fin de semana en la colonia México 68, se difundieron las imágenes de uno de los presuntos delincuentes.

En el grupo de marras se convocó a apedrearlo pero éste buscó a las autoridades para deslindarse de los hechos y así libró –al menos por el momento- ser la primera víctima lapidada por culpa de la manipulación electrónica.

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Los linchamientos de presuntos delincuentes en Puebla se han convertido en el lamentable tema de moda, un tema que sin duda encuentra su peligroso caldo de cultivo en la inseguridad que asola las calles, los centros de trabajo y de diversión, el transporte público, las casas habitación…

Nadie se encuentra a salvo en ningún sitio.

Así se ve, se lee y se vive.

Son los días, las horas, los minutos del “ojo por ojo y diente por diente”.

El sentimiento de indefensión se divulga y el hartazgo crece y no cesa ni con la dimisión de funcionarios de las dependencias encargadas de garantizar la seguridad; en cambio busca una válvula de escape y qué mejor que la llamada justicia por propia mano.

El crecimiento del fenómeno se registró con fuerza en la última semana.

Un ejemplo: al poner en el buscador de las redes sociales la palabra “linchamiento”, en los primeros sitios se destacan los casos de nuestra entidad, así como las acciones y las reacciones de académicos, funcionarios, empresarios, líderes religiosos y cibernautas sobre este problema.

Proliferan los videos del amarrado, del golpeado, del ensangrentado, del perseguido por una turba que ni siquiera toma en cuenta el riesgo, y la paradoja, de estar combatiendo un delito cometiendo otro delito.

Los medios los retoman y los difunden –algunos los coronan con títulos despectivos contra el delincuente que, queramos o no, goza de derechos humanos elementales-, y se convierten en los de mayor número de reproducciones y comentarios, muchos de ellos celebrando la “hazaña”.

A más sangre, más retuits y más “me gusta”.

Este alud de información es una fuerte invitación a la imitación.

“Si ellos se organizaron y lo hicieron, por qué en mi colonia no”.

Con el perdón de Darwin: el mono ve, el mono hace.

Los “activistas y justicieros del clic” evolucionaron y ahora se organizan para buscar en las calles saciar la sed de venganza, aunque los objetivos de su ira no siempre sean los verdaderos culpables.

Estamos, sin duda, ante un muy delicado síntoma, el síntoma de la descomposición social, familiar, ética y de valores en esta selva urbana que todos habitamos.

Ojalá no sea demasiado tarde para salir de este infierno de todos tan temido y en el que es muy posible que buscando el ojo por ojo, todos terminemos tuertos.

gar_pro@hotmail.com

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