El Ejército en nuestras calles

Fernando Maldonado

La realidad parece haber alcanzado a la capital de Puebla, que a partir de esta semana tiene la presencia del Ejército mexicano en sus calles.

Desde el pasado fin de semana, elementos de la institución castrense patrullan el Fraccionamiento Héroes de Puebla, conjunto habitacional desarrollado por el Grupo Sadasi.

Lejos de sentirse seguros, los habitantes de las viviendas de interés social se han llamado a sorpresa y también a miedo.

La inesperada presencia de los uniformados de verde olivo resulta además una paradoja porque no fueron pocos los llamados de auxilio ante la creciente presencia de pandillas dedicadas al robo en casa habitación, autopartes o narcomenudeo en la zona.

Quienes han podido ver la célula militar cuentan que los soldados actúan solos, sin la compañía o coordinación con alguna corporación municipal o del estado. Una metralleta al frente y el resto de los elementos, a bordo del Jeep en guardia, alerta.

El testimonio contrasta notablemente el comunicado de prensa del ayuntamiento de Puebla, emitido la víspera y en el que resalta que “la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal en coordinación con la 25 zona militar realizarán recorridos y patrullajes en diversas zonas de la capital con el propósito de mantener los índices de seguridad”.

La coordinación entre ambas instituciones llega en los momentos más críticos por la actuación del Ejército Mexicano en tareas de combate al narcotráfico y delincuencia organizada.

Las inconformidades por las presuntas violaciones al estado de derecho se reproducen en estados en donde la presencia militar es ya sistemática.

No es que antes no hubiera habido uniformados de color verde olivo. De hecho en diciembre de 2008 se pudo advertir una mayor cantidad de operativos, retenes o rondines de vigilancia.

No fuimos pocos los habitantes de esta ciudad los que fuimos sorprendidos al regresar a casa, con la marca de alto de la mano izquierda de un soldado del Ejército Mexicano, mientras en la diestra sostenía un arma de asalto.

Hubo incluso patrullajes en pleno corazón de la Zona Esmeralda de Puebla, sobre la avenida Juárez en la recta final del año, cuando restaurantes y bares más comensales tienen.

Sorprendidos o alarmados algunos, o estimulados en el flanco del morbo de la conducta humana, todos observamos el paso de las camionetas con los efectivos a bordo, siempre con una metralleta anti aérea al frente.

Dada la gravedad del asunto, convendría que no solo las autoridades en el municipio de Puebla, sino las estatales y el propio mando castrense nos explicara los motivos por los que habitantes de esta ciudad tendremos que convivir en las calles con soldados armados que traen instrucciones precisas de tirar a matar, en caso de ser necesario.

En el sótano…

Sorprende el pasmo con el que los consejeros ciudadanos en el Instituto Electoral del Estado han presenciado las cachetadas que el presidente del organismo, Jorge Sánchez recibe de la oposición un día sí y al otro también.

Conste que fueron propuestos por entidades públicas que cabildearon y debatieron para llevar a los mejorcito que tenían entre los suyos para desempeñar un papel con decoro y sin cortapisas. Y todos resultaron como la más condenable burocracia, llena de abulia y cara.

El director del Organismo Operador de Limpia, Héctor Sulaimán Safi se perfila para ocupar la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social en el municipio de Puebla, en lugar de Víctor Manuel Giorgana Jiménez, actual promotor del voto del candidato a gobernador de Javier López Zavala, en la capital.

Con la eventual designación queda claro que la presidenta municipal, Blanca Alcalá Ruiz tiene las riendas del equipo y del gobierno.

Y que Giorgana Jiménez no puede designar a su antojo, después de que intentó dejar en su asiento a Jorge Maldonado Ibarguen, mientras terminara la campaña.