Los Tutores

Por  José Alarcón Hernández | Publicado el 21-06-2015

 

Con la reforma educativa se persigue obtener una educación de calidad de los educandos para estar en condiciones de competir con los profesionales de los países más avanzados.

La preparación profesional es indispensable para producir bienes y servicios de alta calidad y de menor precio posible, para poder competir en el mercado altamente disputado por países y compañías de todo el mundo.

El proceso para obtener profesionistas es complicado porque confluyen varios factores que no se dan todos al mismo tiempo.

El proceso no equivale a poner diversos elementos físicos, químicos o de otra índole  y así obtener como resultado un compuesto determinado.

En la educación, confluyen la infraestructura, los servicios de la escuela, los maestros, la calidad de estos, los directivos, los padres de familia, el entorno social, los medios de comunicación y otros actores más.

Como hemos afirmado, todos los elementos del fenómeno educativo son importantes, pero a mi juicio, los indispensables y de mayor calidad son la preparación de los maestros, los contenidos de los programas, la calidad de los directivos y por supuesto la tecnología.

Es más, sin calidad de maestros y programas de alta calidad y sin un entorno familiar bonificante no hay educación de calidad.

Hay muchos grupos de alumnos que los conforman más de 25 estudiantes; hay algunos que tienen entre 30 y 40. En esas condiciones, por el número de alumnos, los maestros o maestras ocuparan todo su turno, entre otras cosas, en estar disciplinando a los alumnos, particularmente a los  de grados de cuarto, quinto y sexto año.

El profesor, en el mejor de los casos, logra la disciplina e imparte su materia según el programa establecido.

El maestro se esfuerza en conservar la disciplina dentro del aula, pero no tiene tiempo disponible para conocer el estado psicológico-mental de cada alumno y menos a aconsejarle o sumistrar alguna terapia que coadyuvé a una mejor situación estable del educando.

En estas condiciones los tutores son indispensables para otra finalidad complementaria del educando.

Según los diccionarios, el tutor es el encargado de dirigir y aconsejar a un grupo determinado de estudiantes en un centro  de enseñanza.

El tutor es el maestro, el psicólogo, el pedagogo  que se encarga de dirigir a un alumno, conociendo previamente el status que guarda.

El tutor no es el supervisor del aprovechamiento curricular del alumno; tampoco es un inspector o alguien que enjuicia al tutorado para imprimirle sanciones o castigos.

El tutor es ante todo una persona que se adentra en el yo y en el subconsciente de los alumnos hasta explicar su currículo conductual particularmente negativo.

El tutor tiene que ser un guía de un alumno; un adulto que comprende las conductas indebidas o impropias de algún alumno.

No es el maestro de grupo, no es el prefecto de estudios, no es la persona que impone disciplinas; es fundamentalmente un maestro que comprende al alumno y también lo reorienta en su caso al camino óptimo para poder propiciar las condiciones para que el alumno tenga un alto porcentaje de aprendizaje y una conducta privada y pública acorde con su edad y con las reglas de la sociedad en que se desenvuelve.

El tutor tiene que ser un modelo de honradez, de puntualidad, de trato, de consideraciones.

Es un personaje que sabe escuchar, que entiende al alumno y que además, principalmente, al conocerlo colabora para enderezar ese árbol que empieza a torcerse.

El tutor no puede ser un sabio y que sepa de todas las materias pero sí es posible que conozca de muchas de ellas para que al escuchar al alumno en problema pueda comprenderlo mejor y así orientarlo de la mejor manera.

El trabajo del tutor es arduo, tiene que llevar una ficha curricular de cada uno de los alumnos encomendados, con el propósito de registras sus avances, su estancamiento, sus retrocesos.

El tutor  tiene que ser de tiempo completo, no puede ser el profesor que imparte materias y a la vez ejerce la tutoría.

Naturalmente, dicho de otra manera, el tutor tiene  a su cargo la personalidad de cada uno de los alumnos. La tutoría no puede ser por semanas, a ratos, se exige tiempo completo, perseverancia y seguimiento. De otra manera es preferible que no hablemos de la existencia de tutores.

Por cierto, los tutores tienen que ser previamente seleccionados entre el personal mejor calificado de la academia y si es posible no integrante del cuerpo de profesores.

No puede ser tutor un profesor incumplido, que llega a la escuela oliendo a alcohol, que pelea con otros, en fin, que tiene una conducta controvertida.

Estos señalamientos exigen la preparación por largo tiempo de los tutores. Esto es, tienen que someterse a un proceso de preparación, de tal modo que dominen materias psicológicas, pedagógicas, biológicas y todas las que tienen que ver con el comportamiento humano, principalmente de niños y adolescentes.

Un tutor tiene que tener o adquirir una vocación de salvador de niños y jóvenes con dificultades existenciales.

El tutor tiene que conocer el estado de relaciones entre hermanos de ellos con los padres y de los padres entre sí.

Es natural que  un tutor tenga que tomar nota del estado socioeconómico del tutorado. Hay casos, tal vez muchos, en los que el muchacho llega a la clase sin haber probado un bocado o con el problema  de no tener para el transporte.

El tutor no puede resolver todo pero sí puede tomar nota del estado que guardan sus 20, 25 tutorados para exponerlos a la autoridad competente, el rector o el director y en conjunto buscar una solución a través de becas, de dispensas de cobros por los conceptos que se dan en las primarias y en las instituciones  de educación básica y media superior.

El problema es de injusticia, ciertamente, pero mientras no llega la justicia y la igualdad, se hace indispensable la tutoría.

Es más, en países europeos y el propio Estados Unidos, la tutoría es algo normal, sin que tenga que atender al estado socioeconómico de los estudiantes.

Lo que está a nuestro alcance es nombrar tutores bien preparados.

Los Tutores cuestan.

La inversión en educación es nombrar tutores bien preparados.

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