Partidos y ciudadanos

Por  René Sánchez Juárez | Publicado el 12-08-2015

Con la culminación del proceso electoral intermedio y la recomposición de la Cámara de Diputados, ahora todos partidos políticos enfocan sus baterías para  las elecciones de 2016 y 2017, como preámbulo a la gran batalla que se dará en la elección presidencial del 2018.

Esto se pudo apreciar a partir de la publicación de la primera encuesta sobre preferencias electorales para contender por la presidencia de la república que publicó el diario Reforma.

Ya lo comentábamos hace dos semanas en la próxima elección del Partido Acción Nacional entre Ricardo Anaya y Javier Corral, se debate por una postura colaboracionista o una oposición con visión de triunfo, lo que si tienen claro los panistas es que deben modificar sus estrategias, ya que el en 2012 fueron tercera fuerza y en esta intermedia no pudieron alcanzar un buen posicionamiento  y tienen muy cerca a la izquierda.

Por parte del Revolucionario Institucional no hay sorpresas el presidente Peña Nieto se inclinó por el político más experimentado con el que cuenta actualmente su partido. El PRI no quiere correr riesgos de apertura, no lo necesita en este momento de transición interna, porque ganó en 2012 sin la necesidad de ningún cambio.

Manlio Fabio sin duda aprovechará esta nueva cercanía con el presidente para convencerlo que puede ser el candidato del PRI para el 2018. Lo interesante será conocer cuál será su estrategia para mantener la institucionalidad sin perder su oportunidad.

En octubre del año pasado en este mismo espacio mencionábamos que la tarea del Comité Nacional del PRD que preside todavía Carlos Navarrete, requería de un proceso de legitimación hacia adentro a pesar de que fue electo, con una gran ventaja. Los resultados en el 2015 obligaron a plantear una estrategia de reflexión interna y de renovación para lograr recuperar la confianza de los electores en el aún partido de izquierda más importante de México.

El cambio en el PRD es inevitable, Carlos Navarrete lo sabe y al anunciar su renuncia, reconoció “No podemos seguir por el mismo rumbo, ha llegado el momento de una transformación del PRD pues de lo contrario se corre el riesgo de debilitar nuestro proyecto político y llegar hasta la extinción”. En este intento el partido tiene mucho que ganar para dejar de perder. El dilema era “renovarse o morir”.

Los partidos en términos generales reconocen su crisis de credibilidad ante la ciudadanía, saben que no son las mejores instituciones evaluadas por la sociedad; muestra de ello es la elección del “Bronco” en Nuevo León y la llegada de algunos legisladores independientes al congreso o la designación de Patricia Mercado a la Secretaría de Gobierno del DF, después de la renuncia de  todo el gabinete a petición del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera ya que Patricia es más reconocida por su interlocución con los movimientos de la sociedad civil y los diferentes partidos políticos que reconocen su vocación incluyente.

El dilema de los partidos para los próximos procesos electorales, seguirá siendo cómo despartidizar la política y cómo atraer a los ciudadanos y en ese sentido definir con quién privilegiarán sus alianzas con los ciudadanos o entre ellos mismos.

Parece ser que todos los partidos políticos tendrán que enfrentarse a la situación actual del PRD, “renovarse o morir”. Mientras esto sucede los ciudadanos seguiremos a la espera de una representación política propia y legítima, porque lo logrado hasta hoy es insuficiente.

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