La crisis humanitaria

Por  René Sánchez Juárez | Publicado el 09-09-2015

La semana pasada la publicación de la foto de un niño ahogado en las costas de Turquía, conmocionó al mundo y puso el “dedo sobre la llaga” por el éxodo que viven millones de personas en este momento a causa de la guerra civil en Siria así como en otras localidades del medio oriente y África.

Aylan o Alan Kurdi, cuya fotografía dio la vuelta al mundo, nos hizo reflexionar sobre la crisis humanitaria que vivimos, sin explicarnos aún cómo en el siglo XXI, no hemos podido evitar que la guerra y los prejuicios raciales sean los principales factores de la miseria humana.

Mientras eso sucede en Siria y Europa, en 2014, casi 60 millones de personas se vieron forzadas a abandonar sus hogares según la Agencia de la ONU para los refugiados, (ACNUR), a causa de las guerras, los intereses económicos y de poder. Del total de personas desplazadas, 13,9 millones son “nuevos desplazados”. De  los casi 60 millones, 19,5 % son refugiados, 38,2% desplazados internos y 1,8% solicitantes de asilo. Las cifras revelan además que más de la mitad de los refugiados son menores.

La ruta que recorren los refugiados en Europa pareciera más tormentosa que la que viven los latinoamericanos para cumplir el sueño americano. Sin embargo, el sueño europeo para los sirios comienza al salir hacia Turquía continuando a pie o por el mar rumbo a Grecia,  por mil euros se embarcan en botes improvisados y sin protección. Al llegar a Grecia continúan su viaje al norte a Macedonia, para luego arribar a Kosovo donde se encuentran campos de refugiados, siguen a Belgrado para continuar a Hungría, país que actualmente construye una valla de 175 kilómetros para combatir la migración, su destino es Alemania o Suecia esperando encontrar asilo político.

Afortunadamente el gobierno de Alemania ha abierto las puertas a los cientos de miles de refugiados victimas de las  guerras, no sólo en Siria, también en Afganistán, Irán, Irak, Somalia, Sudán, República Democrática del Congo y Birmania.

El tema de los refugiados y de los migrantes genera opiniones encontradas, gobiernos como el canadiense que se había distinguido por ser uno de los más propensos a ayudar a los refugiados, ha restringido estas ayudas. El primer ministro Stephen Harper, fue severamente cuestionado por haber negado asilo a la familia de Alan Kurdi. 

Afortunadamente, dentro de este contexto, la sociedad civil, en diferentes países, se ha organizado a través de redes sociales para solicitar y forzar a sus gobiernos que amplíen la ayuda a los refugiados. Ciudadanos alemanes, neozelandeses, españoles y  suecos han ofrecido incluso sus hogares para poder recibir a miles de migrantes.

En México se ha lanzado una campaña por internet a través del sitio www.change.org para solicitar al gobierno de Peña Nieto que otorgue asilo político a 10,000 ciudadanos sirios. La iniciativa se ve con buenos ojos, ya que alguna vez México otorgó asilo a 25,000 ciudadanos españoles en las décadas de los años 30 y 40.

Tal vez para terminar con estas tristes historias deberían escuchar al niño sirio que declaró. “Sólo detengan la guerra, y no tendríamos que ir a Europa”.

Sin duda la mejor lección que nos debe dejar a los mexicanos esta amarga experiencia es voltear los ojos a nuestra propia realidad, ante la presencia en nuestro país de miles de migrantes de centro y Sudamérica que atraviesan por territorio mexicano, dándoles un acogimiento digno y exigir cada vez con más vigor un trato humanitario para ellos y para miles de mexicanos que son detenidos en la frontera con Estados Unidos y violados sus derechos humanos, por cierto, de estos migrantes un gran porcentaje son menores de edad que viajan solos.

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