Generar una cultura de la evaluación

Por  Laura Angélica Bárcenas Pozos | Publicado el 19-11-2015

El pasado fin de semana se inició la evaluación de la docencia para profesores de educación básica y media superior por el Instituto Nacional de Evaluación para la Educación (INEE), que deberá concluir el 13 de diciembre de este mismo año. La idea es que los profesores se presenten a los largo de estas semanas a resolver la evaluación que consta de cuatro etapas para casi todos ellos. Dichas etapas son: primero, el informe de cumplimiento de responsabilidades profesionales, que es tarea de los directores;  segundo, el expediente de evidencias de enseñanza; tercero, trabajos de los alumnos de los mejores y los más bajos promedios y cuarto, el examen de conocimientos. Para los profesores que enseñan inglés hay una quinta etapa, que consiste en presentar un examen del dominio de esta lengua.

Como mis amables lectores ya saben, yo estoy a favor de la evaluación, siempre que sea para la mejora  y por eso celebro que casi el total de los docentes convocados a la misma se hayan registrado para presentarla. De un total de 150 mil docentes que fueron llamados a presentar esta evaluación, hicieron su registro 149, 749; lo que deja claro que la mayoría está haciendo sus esfuerzos para cumplir con la reforma. 

Por otro lado, el INEE se ha preparado a consciencia para que los docentes tengan buenas condiciones para presentar la evaluación y además para que en poco tiempo se den a conocer los resultados y retroalimentar a los profesores para que sepan qué están haciendo bien en su labor como enseñantes y qué aspectos quedan por mejorar. A pesar del esfuerzo que están haciendo todos estos actores, sigue siendo preocupante que haya 251 profesores que no se registraron y que se están resistiendo a ser evaluados.

Deberíamos partir de tres situaciones reales que no podemos negar; 1) la educación en nuestro país es deficiente, y eso lo sabemos todos, porque la mayoría de nuestros niños y jóvenes, leen mal, escriben mal y tienen un conocimiento pobre de su entorno natural y social; 2) muchos profesores hacen maravillas con lo que tienen y logran que sus alumnos aprendan algunas cosas; aunque haya escuelas con poca o nula  infraestructura; aunque muchas escuela sean atendidas por un solo docente, aunque muchos profesores también están pobremente preparados, logran sacar lo mejor de ellos para cumplir con la tarea profesional que ejercen; y 3) también hay muchos profesores que no cumplen con lo mínimo necesario en sus aulas para que sus alumnos mejoren un poco. Frecuentemente esos profesores no llegan a clase, no tienen control de grupo, no favorecen el aprendizaje de sus alumnos, en pocas palabras no cumplen su tarea.

Así que por un lado, algunos profesores no tienen condiciones para hacer bien su tarea y en otras los profesores no hacen bien su tarea porque no tienen cualidades para desempeñarla. Por esas razones se requiere hacer la evaluación. Si el profesor hace lo mejor que puede en las deficientes condiciones que tiene para hacerlo, seguramente sacará agua de las piedras, pero si a pesar de tener algunas condiciones mínimas para que sus alumnos aprendan y estos no mejoran, entonces ese profesor debería dedicarse a otra cosa. 

Hay muchas cosas que mejorar en el sistema educativo, pero una central es que los docentes mejoren sus desempeños lo más que se pueda, y no se va a poder decir o  hacer énfasis en qué cosas deben mejorar si no se evalúan y por eso estoy muy gustosa por todos los profesores que se registraron para hacer la evaluación y en función de que mejoremos iremos construyendo una cultura de la evaluación; por supuesto, si los resultados son utilizados para la mejora  y no para que los medios de comunicación hagan uso de ellos para descalificar la labor docente.

Así que lo que me queda es felicitar a los docentes que hicieron su registro y están dispuestos a ser evaluados. Invito a los medios de comunicación a no hacer juicios peyorativos sobre los resultados, que no se conviertan en una nota amarillista, sino que demos tiempo a que las cosas mejoren después de los resultados iniciales. Es posible que estos resultados no sean los esperados; pero justamente la evaluación dirá en dónde se deben hacer esfuerzos para que los profesores vayan mejorando. También invito a las autoridades educativas a ofrecer estrategias de formación, claras, creativas y contundentes; y sobre todo que se generen de los resultados de la evaluación. 

Estas tres acciones, pueden ayudar a generar una cultura de la evaluación que tenga como centro la mejora de los procesos educativos.  

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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