El estrés entre docentes (Segunda parte)

Por  José Alarcón Hernández | Publicado el 28-03-2016

“El carácter de cada hombre

es el árbitro de su fortuna”

Publilio Siro

La adrenalina, vertida al torrente sanguíneo afecta a muchos órganos, como el incremento de los niveles de glucosa en la sangre.

Por otro lado el cortisol, que es uno de los glucocorticoides segregados por las capsulas suprarrenales, esa hormona llamada hormona del estrés produce efectos como estos:

Actúa sobre el metabolismo estimulando la reformación de glucosa en el hígado.

Eleva los niveles de glucosa en la sangre para proporcionar más energías a los músculos.

Se eleva la presión arterial lo que no es bueno si sucede frecuentemente.

Inhibe la producción de anticuerpos lo cual conduce a la debilidad de las defensas frente a infecciones.

Eleva la tensión muscular.

Eleva la presión arterial dañando las arterias coronarias dificultando el riego sanguíneo del cerebro.

Los niveles elevados de cortisol durante el estrés se ven afectados, el pensamiento y la memoria.

Durante la exposición de estas hormonas pueden dañarse los ojos y la concentración de la atención visual.

El cortisol regula a la baja los receptores de serotonina de la membrana de las neuronas y muchos efectos más.

El estrés crónico o intermitente presenta consecuencias negativas en la salud mental-emocional y en la salud física.

El estrés produce trastornos como estos: crea el síndrome de ansiedad, produce un trastorno depresivo, se advierte el síndrome del agotamiento y genera enfermedades sicosomáticas o alteraciones funcionales, origina el agravamiento de una neurosis latente o aparición de un brote psicótico. Esa situación también vuelve a la persona drogodependiente o adicto a una actividad absorberte como el juego, el trabajo, los alimentos o el sexo.

El estrés provoca emociones como el miedo y el estrés crónico transformando el miedo en ansiedad.

La ansiedad tiene su origen en el desequilibrio neuroquímico que provoca el mecanismo psiconeurofisiológico.

La ansiedad puede transformarse en angustia y pánico.

La angustia se presenta como ahogo, dificultad para respirar, para beber, lo que obliga de manera urgente ayuda psiquiátrica.

La angustia extrema produce estados agudos de pánico y es una respuesta de horror ante pérdidas generalmente no esperadas de seres muy queridos.

El pánico es desconcertante y paralizante, es terror y horror.

El ataque de pánico está acompañado de taquicardia, dolor precordial, mareo, sudores fríos, sofocos, escalofríos, sequedad de boca.

La depresión se presenta por alteraciones neuroquímicas de las vías del humor y del placer.

La depresión es un trastorno psíquico que afecta los pensamientos, a los sentimientos, a la conducta y a la salud física.

También supone un deterioro del humor, del estado de ánimo, es tristeza, desesperanza, autorreproche, abandono.

Hay varios tipos de depresión, la endógena y la exógena.

La depresión tiene su propia sintomatología, es un trastorno de la afectividad del estado de ánimo, decaimiento, incapacidad de divertirse, cierra las perspectivas de futuro, también origina rememoración de experiencias negativas con autoculpabilidad, trastornos del sueño y hasta con ganas de morirse.

La depresión se ha tratado con diversos psicofármacos.

Por cierto, la depresión es tratada por una doble vía: la psicofarmacoterapia y la psicoterapia. Psiquiatras y psicólogos clínicos tienen mucho que hacer.

Las neurosis avivadas por el estrés:

Trastornos histéricos, fobias, trastorno obsesivo compulsivo y síndrome hipocondriaco.

El estrés produce adicciones a drogas, unas son blandas y otras son la automedicación de psicofármacos, abuso de estupefacientes.

Las enfermedades psicosomáticas y el estrés:

El estrés crónico o intermitente produce consecuencias negativas en la salud mental-emocional y en la salud física.

La tensión psíquica, predominante negativa, es conocida como estrés, éste produce algunos de los trastornos siguientes: síndrome de ansiedad, trastorno depresivo, síndrome del agotamiento, enfermedades psicosomáticas o alteraciones funcionales.

El estrés crónico produce: afectación del sistema musculo esquelético: lumbalgia, hernia de disco,  cefaleas, cervicalgias, artritis reumatoide, tensión muscular y contracturas.

También produce problemas gastrointestinales como ardor de estomago, espasmo de esófago y colon, nauseas, vómitos, diarrea, ulceras, colon irritable, estreñimiento, inapetencia, anorexia nerviosa, bulimia, hernias inguinales, dispepsia, colesterolemia.

Ese estrés origina afectaciones al aparato respiratorio: asma, hiperventilación, también afecta el sistema inmunológico.

Por otro lado también se originan disfunciones sexuales, problemas dermatológicos como eczema, psoriasis, neurodermitis, etcétera.

En esa relación se produce perdida del cabello y el encanecimiento prematuro.

También se originan efectos cardiovasculares de una situación de alerta prolongada; igualmente se originan insomnio, somnolencia, disfunciones del aparato reproductor, problemas periodontales, cefaleas, migrañas y jaquecas, perturbaciones hematológicas.

Para todos estos efectos y manifestaciones de estrés es indispensable el tratamiento psicoterapéutico incluidos los tratamientos reservados a psicólogos y psiquiatras.

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