Toman protesta 300 consejeros nacionales del PAN; Anaya pide unidad

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 22-01-2017

Ante unos 3 mil asambleístas reunidos en la capital del país, casi todos traídos en autobuses y sometidos a una dieta de torta, refresco y papas, el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, se exhibió, este domingo, como un hábil practicante de la simulación.

“Me comprometo a trabajar de tiempo completo, todos los días, con todas mis fuerzas, sin distracción alguna, para sacar adelante estas elecciones”, ofreció el aún no confeso aspirante presidencial para pedir la unidad del panismo, una condición clave –dijo– para lograr las victorias en los estados de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz.

En su vehemencia por llamar a la unidad de los panistas –divididos en tres bloques que disputan la candidatura presidencial–, Anaya hasta citó al prócer recién muerto Luis H. Álvarez: “Que la tarea esté por encima de la discusión y que la misión esté por encima del espíritu sectario”.

Pero la práctica se impuso a la prédica: Antes de iniciarse formalmente la XXIII Asamblea Nacional Ordinaria del PAN, con un quórum de 2 mil 891 delegados, Anaya se placeó, durante casi una hora y media, en la Expo Santa Fe, saludando y tomándose selfies con la militancia.

Y tras la clausura de la Asamblea Nacional, que formalizó su poder en más de las dos terceras parte de los integrantes del Consejo Nacional –el máximo órgano de dirección de ese partido–, Anaya volvió a envolverse con prosélitos que le gritaron algo que, salvo en Baja California, no había ocurrido antes, desatado ya el futurismo: “¡Anaya presidente, Anaya presidente, Anaya presidente!”.

Exultante, sonriente, sudoroso en medio de la muchedumbre, Anaya armó todo para llegar con única figura de la Asamblea Nacional que terminó en apenas una hora, tiempo en el que se cantó el Himno Nacional, se tomó protesta a los nuevos 300 consejeros nacionales y él dio el único discurso del día.

Con las delegaciones de Sonora, Michoacán, Ciudad de México y del comité juvenil apoderadas de las primeras filas, provistos la mayoría de banderas blancas del PAN, Anaya y su equipo articularon un plan para ganar el “aplausómetro”, que efectivamente funcionó.

Anaya, en efecto, fue ovacionado cuando reivindicó al PAN como un partido “nacionalista” y criticó la debilidad del gobierno federal –nunca se refiere al presidente Enrique peña Nieto– ante las amenazas contra los mexicanos de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, donde precisamente viven su esposa y sus tres hijos, que estudian inglés.

La simulación de Anaya la puntualizó Margarita Zavala, ella sí confesa aspirante a la candidatura presidencial del PAN –o independiente, como amenazó Felipe Calderón, su marido–, al destacar que los hechos no se corresponden con las palabras.

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