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Domingo, 03 Junio 2018 20:43

España se despidió de su afición con empate ante Suiza

Por  Staff Puebla On Line
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El País informa que España saldó con un pequeño borrón su primer partido de preparación camino del Mundial de Rusia. Después de dominar con alardes a Suiza, equipo cumplidor de la segunda línea europea, concedió un remate en una cadena de errores defensivos más o menos previsibles. Las ausencias fundamentales de Isco, Ramos, Carvajal, y, a última hora, de Busquets por gastroenteritis, justifican hasta cierto punto la falta de contundencia. Odriozola, con un gol muy vistoso, ocupó con bastante oficio la banda que el destino parece reservarle para el día del debut contra Portugal. El mejor de la cancha volvió a ser Iniesta.

ESPAÑA, 1 - SUIZA, 1

España: De Gea; Odriozola (Nacho, m. 70), Piqué, Azpilicueta, Alba (Monreal, m. 78); Koke, Thiago; Aspas (Lucas Vázquez, m. 45), Iniesta (Saúl, m. 55), David Silva (Marco Asensio, m. 60); y Diego Costa (Rodrigo, m. 60).

Suiza: Sommer; Lichtsteiner (Lang, m. 63), Schar (Djorou, m. 45), Akanji, Ricardo Rodríguez (Moubandje, m. 78); Berhami (Gelson, m. 63), Zakaria; Shaquiri, Dzemaili (Embolo, m. 45), Zuber; y Seferovic (Drmic, m. 45).

Goles: 1-0. M. 29. Odriozola. 1-1. M. 52. Ricardo Rodríguez.

Árbitro: Istvan Kovacs (Rumanía). Amarilla a Saúl y a Zuber.

18.350 espectadores en La Cerámica.

Cada selección es un entramado de complicidades y España se aferró a sus socios más frecuentes para encauzar el juego. Cada tres veces que Thiago y Piqué, los iniciadores, oteaban el horizonte, dos eran para buscar a Iniesta. A partir del manchego, la línea del juego conectó con Alba y Silva de manera espontánea. La sucesión de variaciones resultó suficiente para mantener a raya a Suiza, primero replegada y después ahogada en su campo. El primer tiro de la noche fue por esa vía en una acción más directa. Piqué abrió para Alba con un lance de 40 metros, el lateral combinó con Silva y el mediapunta sirvió el balón a Diego Costa, que la dejó pasar con un escorzo. Koke recibió y disparó. Hubo un rechace y Thiago estuvo a punto de mandar el segundo remate a la red. La maniobra descubrió el poder de España para pelar la defensa rival, completamente expuesta ante los toques rápidos. También descubrió las dificultades de Costa para actuar cuando solo hay tiempo para dar un toque.

El viejo Madrigal se entregó a Iniesta en prolongadas ovaciones. El público tuvo argumentos. Iniesta fue el jugador más deslumbrante y el más influyente sobre la cancha. “Está más vigente que nunca”, lo elogió Lopetegui, tras sustituirlo para no desgastarle. El hombre acomete sus últimos partidos como profesional en la máxima exigencia en un avanzado estado de lucidez. Su sentido organizativo tuvo impacto en todas las tareas que exigió el partido, desde la distribución hasta la defensa, actividades que desarrolló con naturalidad excelentemente acompañado por Thiago y Koke. Anclado en el mediocentro, el volante del Bayern hizo una exhibición de aquello que menos acostumbra: ejecutar con sobriedad las tareas administrativas.

La selección demostró en la primera parte lo que tan bien afinó en dos años con Lopetegui. Cuando invadió el campo de Suiza con toda su gente, con Piqué a 45 metros del área de Sommer, el equipo manejó la palota a una velocidad única y se coordinó a la perfección cada vez que la perdió para volver a recuperarla inmediatamente. En estas tareas, poco apreciadas por el público, Iniesta, Koke, Silva y Thiago demuestran ser verdaderos maestros. Los suizos no lograron generar un solo contragolpe en estas circunstancias. Seferovic, el encargado de lanzar los ataques a esos 50 metros vacíos, se vio superado por los ejercicios españoles de presión. Pocas defensas están mejor cualificadas para este tipo de maniobras.

El partido transcurría sin novedades en la banda derecha cuando a la media hora Thiago se apoyó en Aspas. El gallego, que ejerció de falso extremo, se ofreció entre líneas y descargó en Odriozola con un toque rápido de gran precisión. Este gesto, aparentemente tan sencillo, es algo que jamás le vemos hacer a Costa. Y es algo necesario para mover a los marcadores rivales. Tan importante que dejó a Odriozola libre con varios metros por delante en una zona sensible. El vasco, cuya presencia ha ganado en relieve tras la lesión de Carvajal, alcanzó la línea de fondo y envió un centro largo. Lo recogió Silva en el otro costado antes de devolver la pelota a la frontal del área. Allí apareció Odriozola de nuevo. Aprovechando que los suizos se habían movido en dirección al arco empalmó de media volea. Golpeó con el exterior y clavó el balón pegado al palo lejano. El golazo coronó un trabajo bien hecho, al menos hasta el momento.

Iniesta tuvo el 2-0 en un par de llegadas que culminó con tiros ligeramente desviados. Sin acierto para abrir brecha, los problemas de España no tardaron en revelarse. No son nuevos. Sucede cuando el equipo se retrasa unos metros para esperar al oponente en eso que los técnicos llaman bloque medio. Todos juntos sobre el círculo central, bien formados alrededor de Thiago, trataron de provocar el error de los suizos para salir con velocidad al espacio con pases a Costa. La cosa no funcionó porque los jugadores españoles no parecen los mejor dotados para defender de esa manera. En la medida en que les cuesta recuperar la pelota, la presencia de Costa se vuelve inocua. Si la posesión del adversario se prolonga, las dificultades se acumulan. Si el repliegue se profundiza, suenan las alarmas. Con los centrales metidos en su área España es muy vulnerable. Resultó claro en la primera parte y manifiesto en la segunda, con el empate de Rodríguez. El lateral entró solo al segundo palo para pillar un tiro que De Gea no blocó y su zaga no atinó a despejar.

Suiza trae malos recuerdos a los veteranos. No olvidan que fue el rival que los derrotó en su primera jornada del Mundial de Sudáfrica. Es un equipo muy solvente pero ayer vivió hasta donde se lo permitió España. Les bastó con un tiro entre los tres palos y un poco de suerte en su área, en donde se parapetó con sus bigardos. El asedio final resultó precipitado e insuficiente. Iniesta ya no estaba en el campo. Lo abandonó con el 1-0.

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