La historia de Gru ha sido una montaña rusa de emociones, desde la primera cinta donde adopta a las tres pequeñas que lo hicieron tomar un nuevo camino y que hizo al estudio creador de la franquicia uno de los más rentables y descaradas a la hora de hacer secuelas innecesarias, por supuesto, con el éxito obtenido llegó la inevitable segunda parte que si hacemos memoria nadie recuerda exactamente de qué trata. Todo fue más evidente cuando el recurso cómico de la historia tuvo su propio spin off con Minions, una película aún más olvidable. Ahora el estudio busca más descaradamente hacer dinero y nos entrega esta tercera parte sin mucho corazón que se evoca a contarnos una cinta infantil sin mucho trasfondo ni desarrollo.

Gru, ahora un hombre responsable con esposa e hijas, es parte de una liga antivillanos, su vida se complica con la aparición del supervillano Baltazar Bratt, un ex actor infantil que busca venganza por la cancelación de su show que estelarizó hace tres décadas. Bratt está armado con parafernalia de los ochentas y una goma de mascar de alta ingeniería. Gru lo enfrentará junto a su esposa, pero éste es más listo y logra escabullirse, por consecuencia, nuestros héroes quedan fuera de la liga. Todo ha terminado para nuestro protagonista hasta que de la nada aparece su hermano gemelo. Una nueva aventura comienza.

Con esta premisa sin alma arranca esta historia que busca ilustrar los hechos salpicado con humor barato y oportunidades desperdiciadas para aplicar emociones a la narrativa. En esta ocasión los Minions son tratados como una historia totalmente independiente; sin embargo,  no dejan de ser un elemento sobrante para la narrativa principal que quieren presentarnos.

Mi villano favorito 3 es muy superior a la segunda parte, pero no deja de ser un producto sin mayor razón de existir. Cuenta con momentos rescatable tanto para chicos y adultos.

Fuente: SDP Noticias