“Esta fotografía se llama ‘La canica azul’”, dice Al Gore en algún punto de La verdad incómoda 2, su nuevo documental, y nos muestra una imagen en donde podemos apreciar a la Tierra completamente iluminada. La secuencia, de apenas unos segundos, es acompañada por el piano del compositor Jeff Beal (Blackfish, disponible en Netflix; House of Cards; The Newsroom) con el tema “View from Space”. Ahí, rodeados por la oscuridad de una sala de cine y con dicha imagen abarcando toda la pantalla frente a nosotros, un sentimiento de emoción y de admiración logra invadirnos. Eso frente a nosotros, tan imponente y majestuoso, es nuestro hogar… y lo seguimos destruyendo.
Hace poco más de diez años –en 2006 para ser exactos– Al Gore llevó por primera vez a la pantalla grande una radiografía completa del calentamiento global y sus terribles consecuencias. El mundo se sorprendió por todo lo que se afirmaba en Una verdad incómoda y, a pesar del sustento científico de todo lo que se presentaba, hubo quienes criticaron al exvicepresidente de EE.UU. y lo atacaron de sensacionalista.
Hoy, Al Gore vuelve a la pantalla grande para retomar el tema que lo ha llevado a recorrer el mundo entero. Y lo hace en un contexto político y social que no deja de ser más aterrador que hace una década. –Basta ver y escuchar a Donald Trump a lo largo del filme para corroborarlo–. Ahora, más que nunca, el tiempo se está acabando. Y se nos deja muy claro en An Inconvenient Sequel: Truth to Power –secuela que en México lleva el título nada original de La verdad incómoda 2 (sí, incomoda-dos)–.
Aunque de primera instancia podría pensarse que se trata de una versión actualizada de la cinta ganadora de dos premios Oscar en 2007 –Mejor documental y canción original–, el filme dirigido por Bonni Cohen y Jon Shenk opta por enfocarse más en el trabajo filantrópico de Gore mezclándolo con un repaso de los fenómenos naturales más desastrosos de la última década. Ya no estamos frente a un hombre tratando de explicar una problemática social.
Ahora somos parte del camino de un activista que trata de dar soluciones. Y es así como a lo largo de toda la cinta, acompañamos a Al Gore en su lucha por conseguir la aprobación del Acuerdo de París –encargado de establecer medidas para reducir las emociones de gases de efecto invernadero– y por tratar de convencer a diversos líderes del mundo –incluido Trump– sobre lo peligroso de seguir negando el cambio climático.
Fuente: CINEPREMIERE