Planteando una insólita realidad totalmente alternativa, la película Abril y el mundo extraordinario (Avril et le monde truqué, Fancia-Bélgica-Canadá, 2015) recuerda mucho, en su estilo de animación y protagonista femenina, a Persépolis, película animada del año 2007 que fue nominada al Oscar y recibiera muchos premios alrededor del mundo.
De una idea original de Benjamin Legrand, tomada de la novela gráfica de Jacques Tardi, un grupo de escritores desarrolla un original argumento para Abril y el mundo extraordinario. Entre ellos, Christian Desmares y Franck Ekinci, que comparten la dirección. El primero formó parte del departamento de animación que le dio un sello tan característico a Persépolis, de ahí su influencia. También se observan francos guiños al anime japonés, con muchas tonalidades pastel u opacas, y un trabajo muy artesanal.
El título podría apegarse más al original como Abril y el mundo falso, ya que trastoca completamente los hechos ocurridos en Francia y Europa tras el gobierno de Napoleón III, para hacer un ejercicio de la imaginación en que al emperador lo sucede su inepto hijo y, a éste, otro Napoleón más.
El París de los años 40 dista del que existió, pues hay un gran atraso tecnológico y han sido secuestrados varios científicos de renombre. Las fuentes de energía son el vapor y el carbón, el petróleo y otros recursos han sido ignorados.
En una estética gótica, mezclada con motivos art nouveau, París está cubierta de un persistente hollín y no tiene una sino dos Torres Eiffel. La Revolución Industrial parece haber sufrido un freno, las guerras se pelean de manera arcaica, los hechos históricos como los conocemos nunca sucedieron.
El argumento se inicia en el siglo XIX con la familia Franklin, cuyo patriarca es un afamado científico que trabaja al servicio de Napoleón III en busca de la fórmula para hacerse de un ejército de seres invulnerables, invencibles, que le permitan ganar todas las guerras.
Abril Franklin es una inquisitiva e inteligente niña que ha nacido en este ambiente y la ciencia le bulle en la sangre. Sus padres desaparecen y ella se queda sola con el secreto de la codiciada poción mágica —sin saberlo— y su gato Darwin, que habla por los efectos “colaterales” de tanto experimento para encontrar la fórmula perfecta.
Fuente: EXCÉLSIOR
