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Viernes, 26 Enero 2018 19:15

Violada mientras moría: Tres anuncios por un crimen

Por  Staff Puebla On Line

En un momento de Tres anuncios por un crimen, Frances McDormand parece rasgar en dos la celulosa del rollo de la película al mostrarnos cómo se ve un corazón roto. Sucede durante una reunión incómoda e íntima entre su personaje, una mujer dura llamada Mildred, y un jefe de policía enfermo, Willoughby (Woody Harrelson). Hasta ese momento Mildred ha parecido ser indiferente al dolor de este. Paga tres anuncios para atacarlo por no poder resolver el asesinato de su hija —uno de los anuncios dice “violada mientras moría”— y ha estado tan sumida en su propio dolor que no ha visto el de nadie más. Cuando se da cuenta de lo enfermo que está Willoughby, voltea a verlo como si lo mirara por primera vez. Queda estupefacta. Y nosotros también.

El dolor de los otros se asoma por toda la película, al menos cuando el director y guionista Martin McDonagh deja que así sea. El dramaturgo que se volvió cineasta (En Brujas), y cuyas obras son casi un subgénero, es un artista del dolor cuyas herramientas incluyen la violencia absurda, las risas crueles y los golpes inesperados. Apenas parece haberse esforzado con su última película, Sie7e psicópatas y un perro, una cuasi comedia que se centra en un guionista de cine que no sabe qué escribir. Como lo sugiere esta síntesis, McDonagh no tiene mucho qué decir en ese filme –en el que hay un conejo, robo de perros, hombres armados, chistes buenos y malos– pero lo poco que se dice lo dicen muy buenos actores, aprovechando las palabras y tonterías que él pensó.

 

Tres anuncios es mucho más ambiciosa. Como las otras películas de McDonagh, tiene muchas conversaciones, bastantes armas y momentos de espectáculo de hombres (principalmente) portándose de forma terrible. También gira —incansable y no siempre satisfactoriamente— entre comedia y tragedia, una especialidad McDonagh, con sangre vertida en el camino. Aunque esta vez también le ha dado a la película verdaderos personajes y no solo artilugios andantes, una trama en vez de ideas y reflexiones sobre cómo narrar y una metáfora algo difusa. Más que nada, le adjuntó a la película una tragedia que permite a los actores —sobre todo McDormand pero también un Harrelson excelente y un Sam Rockwell excelso— sacar todo su acervo histriónico.

Fuente: NYTIMES

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