Bajo la batuta de Wes Ball, el realizador de las dos primeras partes de esta saga de ciencia-ficción basada en la novela para adolescentes de James Dashner, llega el último eslabón que sitúa la acción en el mundo post apocalíptico condicionado por el virus de La llamarada, una enfermedad que se extiende por todo el planeta y destruye a la raza humana.
Después de afrontar los recovecos de El Laberinto y de sus monstruosas criaturas conocidas como "Penitentes" en The Maze Runner: Correr o morir (2014) y en una continuación que dejó ocultas explicaciones entre la acción, el desierto y los zombies un año más tarde, Maze Runner: La cura mortal (2018) retoma el espíritu de la aventura en un digno broche que ubica al filme como el mejor de la franquicia.
Desde el comienzo con una vertiginosa persecución a un tren que traslada a prisioneros, el joven Thomas (Dylan O´Brien), su amigo Newt (Thomas Brodie-Sangster) y Vince (Barry Pepper) se lanzan al rescate de su amigo Minho (Ki Hong Lee) que está en manos de la organización CRUEL y será sometido, junto a otros jóvenes, a extraños experimentos. El héroe arrastra las dudas de su origen y de quienes lo acompañan en una misión para encontrar la cura en la infranqueable Última Ciudad (“Pasamos tres años escapando y ahora queremos volver a entrar”) junto a otro grupo de rebeldes integrado por Brenda (Rosa Salazar) y Jorge (Giancarlo Esposito).
El realizador aprovecha la información que conoce el espectador (como las monstruosas criaturas que aparecen en la pesadilla de Minho) y dispara la trama hacia otras direcciones, enriqueciendo el relato que expone temas como la búsqueda de la identidad, los códigos de la amistad y la lucha de clases en un futuro distópico.
Las escenas de acción están bien resueltas y transmiten la adrenalina y el peligro constante pero lo más cuestionable es la traición que sufre Thomas por parte de Teresa (Kaya Scodelario), ahora al servicio de CRUEL. y la reaparición de Gally, otro personaje clave en la trama. Todos cambian de bando con facilidad, pasando de enemigos acérrimos a aliados en su lucha por sobrevivir.
Fuente: CLARÍN
