GONZÁLEZ COSSÍO, ¿EL “ARANGO” DEL GALICISMO?

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No pocas miradas se han detenido en los últimos días en Gabriel González Cossío, un personaje sumamente singular cuyo abrupto cese, a principios del pasado mes de agosto, como subsecretario de Administración de la Secretaría de Finanzas del gobierno del estado de Puebla, dejó más preguntas que respuestas.

Poco a poco empiezan a trascender las verdaderas causas de su salida, así como los detalles de su vertiginoso andar por la administración pública.

De un día para el otro González Cossío se vio obligado a dejar tan importante subsecretaría en manos de José Villagrana Robles, y el súbito movimiento fue acompañado de una reforma exprés a la Ley Orgánica de la Administración Pública estatal para que la Secretaría de Salud (SSA) perdiera el control pleno sobre la compra de insumos, equipos y medicamentos, así como la contratación de personal y servicios externos, además del pago a proveedores, facultades que pasaron por determinación del Congreso, y a iniciativa del gobernador Rafael Moreno Valle, a la Secretaría de Finanzas y Administración (SFyA).

Tanto la caída de González Cossío como la modificación legislativa que quitó dientes y capacidad de maniobra a la Secretaría de Salud, fueron en realidad un claro manotazo en la mesa para poner en orden y meter en cintura a los vivales que, aprovechando la larga transición gubernamental en Puebla, empezaban a, digamos, pasarse de listos.

A la luz de lo mucho que ha trascendido y se ha logrado documentar, desde la oficina de quien fungía como subsecretario de Administración subrepticiamente fueron realizadas jugosas, muy jugosas operaciones con una serie de empresas del sector salud, un terreno ampliamente dominado por González Cossío, quien en este sexenio llegó a ser subsecretario de Administración y Finanzas de la Secretaría de Salud de la mano del diputado del PAN y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado, su amigo el ex titular de la SSA Jorge Aguilar Chedraui.

De los contratos no se consultó en ningún momento, y bajo ninguna forma, ni al gobernador en funciones ni al gobernador electo, Tony Gali Fayad, pese a que la mayoría de ellos, en cuanto a su vigencia, trascendía incluso el periodo de gobierno de quien a partir de febrero próximo será el principal huésped de Casa Puebla, una jugada sucia y desleal en términos políticos.

Se habla de unos 4 mil millones de pesos (a una sola firma le tocaron 460 millones de pesos) adjudicados como si se tratara de cualquier cosa por conceptos como banco de sangre, rayos “X”, fármacos, insumos y equipos médicos.

Lo más grave es que a la hora de las explicaciones, el propio secretario de Salud, Salvador Escobedo Zoletto, no supo ofrecer las respuestas que se buscaban, y entonces se efectuó una amplia investigación que, pese al laberinto administrativo que se tendió en esa dependencia para ocultar las huellas, llevó hasta Gabriel González Cossío, un individuo hasta hace poco muy dado a presumir su muy especial estilo de vida en su ya desaparecido perfil de Facebook.

En síntesis, a González Cossío y sus secuaces les ganó la gula, y llevaron a la práctica su propia versión de “El Año de Hidalgo” ante el inminente fin de un sexenio y el inicio de un gobierno, sin respetar reglas ni códigos, llevando de “tapadera” a un Escobedo Zoletto que, sin duda, a partir de ese episodio cayó de la gracia del gobernador electo –no es casual que la Secretaría de Salud sea una de las dependencias donde aún no se ha realizado una reunión de la comisión de transición-.

El cese del subsecretario de Administración de la Secretaría de Finanzas fue fulminante e incontestable, así como la mencionada reforma legislativa a la Ley Orgánica de la Administración Pública para que las compras y adquisiciones de la Secretaría de Salud sean total facultad de aquella, cerrando el paso a nuevos vivales con ganas de sacarse la lotería sin comprar boleto.

En una de sus últimas declaraciones patrimoniales ante la Contraloría, González Cossío reportó ser dueño de dos casas (una en Puebla, la otra en San Andrés Cholula), dos terrenos (ambos en San Andrés Cholula) y una casa en San Pedro Cholula, además de titular de una cuenta bancaria en Scotiabank Inverlat, aunque la información a la mano deja entrever una acumulación de riqueza muy por encima de lo notificado oficialmente.

El caso, evidente y obligadamente, recuerda a la historia del secretario de Salud del gobierno de Mario Marín, el doctor José Alfredo Arango García, quien, como todo Puebla sabe, terminó en la cárcel al inicio del gobierno morenovallista por el delito de enriquecimiento ilícito de más de 54 millones de pesos y sobre todo por haber cerrado jugosos contratos con empresas afines en 2010, justo en la etapa de la transición gubernamental y pese a recibir varias advertencias expresas en el sentido de que dejara de hacerlo para no comprometer administrativa ni presupuestalmente al gobierno de Moreno Valle.

De ahí la (ni tan ociosa) pregunta:

¿Gabriel González Cossío terminará siendo el “Arango” del galicismo?

La duda mata.

gar_pro@hotmail.com

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