Penurias gubernamentales

Fernando Maldonado

En la Procuraduría General de Justicia del Estado no hay dinero ni para el pago de insumos tan elementales como la energía eléctrica.

Es tan precaria la circunstancia por la que atraviesa la instancia responsable de la procuración de justicia en Puebla, que ayer un grupo de servidores públicos salieron a buscar audiencia con los mandos de la Comisión Federal de Electricidad.

Y si a estas alturas aún hay focos encendidos, es porque un principio de acuerdo con la paraestatal evitó el corte de este servicio. No obstante, deberán pagar intereses por la deuda cuya suma, es irrisoria: 225 mil pesos.

Tan apremiante como el resto de las instancias gubernamentales en tiempos de cierre de administración que una voz en la Dirección de Egresos lanzó una audaz propuesta: una venta de garaje de vales de gasolina de los que dispone la dependencia.

No hay informes aún si en los establecimientos hubo agentes ministeriales en calidad de vendedores ambulantes con los vales en mano para ofrecerlos al mejor postor.

La sola pretensión mueve a risa. Y a pena, de verdad. Sobre todo si como se sabe en los pasillos de la Procuraduría de Justicia, su titular Rodolfo Igor recibió un poco más de 1 millón 200 mil pesos para repartirlo como una suerte de “bono de riesgo”, como el que gozan los allegados al presidente Felipe Calderón, en el gobierno federal.

En el sótano…
El de ayer no fue uno de los mejores días para el secretario de Gobernación, Valentín Meneses.

Inmerso en el conflicto derivado por el presumible incumplimiento de pago de aguinaldo para los elementos de diversas corporaciones policiacas, cayó en la trampa.

Prácticamente todas las líneas carreteras fueron cerradas por manifestantes de diversa índole, pero convergentes en un propósito: hacer trastabillar al inquilino de Casa Aguayo.

Sin el apoyo de las fuerzas del orden que mantenían la amenaza de paro por la falta de pago de la prestación de fin de año, tuvo el funcionario que lidiar con los diversos grupos que cerraron las dos carreteras que conducen a Alirxco –la de paga y la libre-, la que va hacía Amozoc, a Teziutlán, Tlaxcala y el Distrito Federal.

Las demandas y exigencias, algunas legítimas y otras para cobrar viejas facturas van a crecer en los próximos días. Y como siempre, la ciudadanía será rehén de las reyertas.

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