Las complicidades de Sergio Castro

Fernando Maldonado

Cuentan que los empresarios de pocos escrúpulos favorecidos por el poder suelen llevar en la bolsa blocks completos de amparos firmados por una amplia diversidad de jueces de la misma calaña, para evitar pagar consecuencias de atrocidades y abusos, ajenos la mayoría al escrutinio público.

Es el caso de Sergio Castro López, propietario de la empresa IDN (Inteligencia en Dirección de Negocios), a quien la Procuraduría General de la República le liberó orden de aprehensión a instancias del SAT (Servicio de Administración Tributaria), en diciembre de hace dos años.

Y mientras la policía federal buscaba a este empresario de escasa reputación, en Puebla había quien sabía de sus movimientos, inversiones, y negocios: Tony Gali, quien paradójicamente ocupa el cargo de delegado del SAT, instancia que promovió acción penal contra Castro.

Ejemplo de lo anterior es la sociedad que trabó con el prófugo de la justicia para que éste operara un hotel boutique en la 9 Poniente, casi esquina con la 16 de septiembre.

Se trata de un viejo caserón llamado Las Capuchinas que aún ahora, tiene condiciones casi de abandono, ruinosas. La operación del histórico inmueble fue confiada a un especialista en el ramo de nombre Miguel Angel Puerta, con quien también mantiene en renta la casa de la actriz del cine de ficheras La Tigresa, ubicada en Paseo de la Reforma y Monte Líbano en Lomas de Chapultepec.

Paradójicamente este inmueble ubicado en una de las zonas más exclusivas del sur de la Ciudad de México fue obsequio del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz a la actriz, en los tiempos del priato.

Sorprende la ferocidad con la que instancias federales dicen actuar contra personajes menores de la delincuencia de cuello blanco cuando en Puebla es público y notorio el estilo de operar de este especialista en malabarismo fiscal.

Cuenta con oficinas en las torres del centro comercial de Palmas Plaza, en donde posee dos penthouse. Una oficina más en el fraccionamiento Las Animas. Pero como fachada, una oficina montada en las Torres JV.

Este probable delincuente de cuello blanco es además un sibarita que gusta frecuentar los mejores restaurantes y antros de Huatulco, Puebla, Cancún y Acapulco. No hace mucho alguien dijo haberlo visto regalando dinero rodeado de su séquito de incondicionales y escoltas en el bar República, también administrado por su empresa.

En tiempos en que periódicos tan influyentes como El Universal y Reforma daban cuenta de la orden de aprehensión librada contra Sergio Castro, este abandonaba el país con un grupo de no menos de 20 jovencitos hacía Johannesburgo para asistir a la Mundial de Fútbol.

Tan quitado de la pena anda por el mundo, que uno podría suponer que Castro López debe traer en la bolsa su block de amparos en el bolsillo del pantalón.

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