Tres años de COVID

Lesly Mellado May

Justo cuando se cumplen 3 años del primer caso de COVID en el mundo, Puebla reporta cero hospitalizados por esa enfermedad lo que tranquiliza a quienes la muerte les coqueteó de cerca.

Todos perdimos parientes, amigos, colegas, y ni siquiera pudimos despedirlos como dicta la tradición mexicana. Así que la muerte y la orfandad se pasearon por nuestras casas sin decoro.

El 17 de noviembre de 2019, el gobierno chino reportó una extraña enfermedad en un paciente de 55 años que vivía en Hubei, Wuhan. La COVID no ha perdido el calificativo de extraña, es la hora que la Organización Mundial de la Salud no ha manifestado públicamente una explicación.

En tanto, vamos recuperando otra vida, una nueva, que implica otras formas de comunicarnos, de querernos, de consumir, de vivir, de trabajar, de estudiar.

En el confinamiento valoramos la tecnología, la ciencia y hasta las ventanas y patios. Los pobladores de las ciudades y el campo nos miramos de otra forma. El teletrabajo llevó a cambiar nuestra percepción de los espacios que habitamos. La convivencia familiar se modificó al encontrarnos tanto tiempo juntos.

Las organizaciones internacionales calculan que en marzo de 2020, casi 4 mil millones de personas hacían parte de la estrategia global de confinamiento, mientras la OMS hizo una declaratoria oficial de pandemia.

Ese mismo mes, en Puebla se registraba el primer contagio y el primer muerto. El 10 de marzo, el primer caso asintomático: un capacitador de la planta Volkswagen proveniente de Italia. El 30 de marzo, el primer muerto: un camillero del hospital Ángeles. Y así empezamos una odisea inimaginablemente larga.

Un año después, el 29 marzo de 2021, inició la vacunación masiva contra COVID en Puebla. Un respiro.

Casi un año más tarde, en febrero de 2022, se reportaba con esquema completo de vacunación el 90% de los adultos en la entidad poblana.

Hoy a tres años del primer caso en China, hay vacunas de sobra para niños poblanos mayores de 5 años.

En medio de la muerte y los estragos económicos que dejó la COVID, es de celebrar el acierto del gobierno mexicano en el programa gratuito de vacunación masiva y la habilidad del gobierno de Puebla para mantener siempre camas disponibles en los hospitales públicos, pues vislumbro que en un Estado regido por el PRIAN estaríamos contando otra historia.

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