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10 rincones que visitar antes de que desaparezcan

Lunes, Abril 27th, 2015

Soy creyente de que esos días mundiales que se han creado para todos los días tener el pretexto de recordar algo, deben ser causas de todos los días y no sólo de 24 horas. La semana pasada todos hablaban de la Tierra, sus bellezas y los reproches para la humanidad que está acabando con los ecosistemas.

Aquí 10 lugares que el sitio En Plenitud nos recomienda visitar antes de que se extingan pues su hábitat corre peligro. Las razones son las ya conocidas por todos y atendidas por muy pocas: el calentamiento global y el descuido humano.

1. Islas Galápagos. Allí habitan más de 9000 especies únicas en el mundo.

2. Islas Maldivas. Es un archipiélago de 1200 islas que, según calculan, le quedan menos de 100 años porque se están hundiendo.

3. La gran barrera de coral. Es una de las siete maravillas reconocidas del mundo natural, milagro de la naturaleza en constante evolución. Constituída por más de 3.000 arrecifes distintos. Se extiende a lo largo de 2000 kms en paralelo a la costa nor-oriental de Australia. Es tan grande que se puede ver claramente desde el espacio. Los fenómenos meteorológicos que llegan a la zona desde más allá del Océano Pacífico afectan al arrecife entero, incluyendo los poderosos ciclones que traen la destrucción y el caos a la Gran Barrera de Coral y a las criaturas que viven en ella.

4. Venecia. Hay que visitarlo ya que, por año, el nivel del mar aumenta entre 4 y 6 mm. Cada década se hunde dos centímetros.

5. Mar Muerto. Es el lago salado más largo del mundo que tiene como única fuente el rio Jordán y el mismo está sobreexplotado por Jordania e Israel.

6. Los Alpes. Puede que en 40 años, sus cumbres ya no sean iguales.

7. Madagascar. Hay que visitarla cuanto antes, ya que la deforestación crece rápidamente.

8. Selva del Congo.

9. Parque nacional Los Glaciares. En pocos años, este parque nacional en Montana, ya no se llamara así, debido a los derretimientos.

10. Taj Mahal. Los conservadores están cada vez más preocupados por las fachadas, debido a la gran cantidad de turistas que recibe al año y provoca su deteriodo.

La Antártida

Lunes, Noviembre 7th, 2011

Más allá del llamado “fin del mundo” ubicado en la patagonia argentina, cruzando las aguas del Océano Pacífico y el Atlántico, se extiende la famosa Antártida. Este domingo nos amanecimos con la noticia de que una fractura a lo largo de 29 kilómetros del glaciar de Isla Pine, en la Antártida, ha dado lugar a un nuevo glaciar de unos 880 kilómetros cuadrados, un poco menor a la mitad de la extensión del Distrito Federal.

Mientras científicos de la NASA lo vigilan de cerca, Megan Lane de BBC Mundo nos recuerda algunos aspectos interesantes que vale la pena recordar en torno al descubrimiento de este territorio descubierto hace un siglo por el capitán Robert Scott, quien se proponía llegar al Polo Sur.

En la tienda de campaña donde se encontraron sus cuerpos congelados había 16 kilogramos de fósiles, un diario meteorológico, notas de cuentas, y rollos de películas tomadas por el propio Scott. El grupo de cinco hombres murió en marzo de 1912 a 17 kilómetros del depósito de suministros.

Los moribundos exploradores pensaron que esto era muy valioso para echarlo por la borda, aunque viajar más ligeros de carga pudo haber sido determinante en su lucha entre la vida y la muerte tras semanas de viaje en temperaturas de -37ºC.

A finales del siglo XIX, la Antártica era un espacio largo y blanco en el mapa. Nadie estaba seguro si se trataba de un continente o una colección de islas de hielo.

Scott lideró primero una expedición a la región en 1901, y regresó una década más tarde con un equipo de jóvenes y hambrientos expertos, que por primera vez incluía a un fotógrafo profesional, y que debían recoger tesoros ocultos de especímenes, información y observaciones para ser analizados a la vuelta.

Sólo unos poco de su equipo de 38 hombres zarparon hacia el Polo en ese último viaje fatal. Los otros continuaron su investigación en los alrededores del campamento base y más allá.
Recuperados los restos para responder las interrogantes de entonces, estos descubrimientos continúan aclarando las preguntas científicas de nuestros días.

De los 2.000 especímenes de animales recolectados por Scott y su equipo, 400 de los cuales eran nuevos descubrimientos, la joya de la corona fue un trío de huevos de pingüinos Emperador. Se esperaba que esto ofreciera la tan esperada prueba de la teoría de la evolución de Darwin. En esa época, se creía que un embrión pasaba por todas las etapas de la evolución de su especie mientras se desarrollaba.

El verdadero fin del mundo

Martes, Mayo 24th, 2011

Por dos años consecutivos me aventuré a viajar al extranjero yo sola. Un día antes de cumplir 28 años abordé el vuelo de regreso de Canadá hacia México. Me acomodé en el asiento y me dispuse a leer. Después de dar vueltas a un par de páginas me percaté que a mi lado viajaba un chico que al mismo tiempo que yo, también devoraba un libro en inglés. Después sirvieron el almuerzo y sin compartir más que una sonrisa y un “thanks” por su amabilidad al pasarme la charola y las bebidas, ambos disfrutamos de los alimentos.

Luego regresamos a la lectura. Para la tercera hora de vuelo, decidí ver “Quiero ser millonario” en la pantalla frente a mi asiento. Al final, reparé que aquel muchacho desconocido también terminó viendo una película en su respectiva pantalla. Fue entonces cuando decidí qué quería en la vida.

“Eso es lo que quiero”, le dije a mi psiquiatra. “Alguien que viaje a mi lado. Que le guste descubrir el mundo. Que al hacerlo también lea. Que le guste ver películas. Que sea un compañero de viaje”.

Al siguiente día de haber aterrizado. El día de mi cumpleaños 28, conocí a un joven de mirada coqueta y amable sonrisa. En los días que salíamos le conté un poco de mis peripecias fuera de México. “Yo quiero ir a Ushuaia” me platicó en una de esas. Entonces me enseñó en su laptop un wallpaper de un Glaciar inmenso y me contó que eso quedaba en Argentina, hasta abajo del continente americano. “Está en Tierra del Fuego. Es el fin del mundo”, fueron las palabras que me convencieron de querer volar un día hasta allá.

Semanas después lo acepté como novio. Casi dos años después como prometido. Cuando llegó el tormentoso de hablar de boda (por aquello de que soy la Novia Fugitiva región 8) el punto en el que encontré consuelo fue en la luna de miel. Me estresa pensar en lo ceremonioso que se ponen las cosas cuando hay que hablar con mis padres, con sus padres y con el mundo. Me aterra invertir todo un patrimonio en una fiesta tradicional y en el jolgorio que implica un enlace nupcial. Soy muy mala para recibir la lluvia de felicitaciones y abrazos. Así que mi condición para presentarme en un altar es llegar al fin del mundo cuando terminen los abrazos y el ruido se haya extinguido.

Luego entonces, mientras el resto esperará a ver si en 2012 ahora sí se acaba el mundo, él y yo, les contaremos pronto qué hay en ese punto del globo terráqueo.