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El incidente del perro a la media tarde

Miércoles, Octubre 22nd, 2014

¿Cómo le vamos a decir a Galia que Milah ya no está con Max? ¿Cómo decirle que dejo de respirar en un abrir y cerrar de ojos entre el neumático de un auto y los brazos de su hermano de 11 años?

Pensaba si existirá el cielo de los perros. Lo gogleé. Y encontré que más de uno ruega porque así sea. Yo también.

Nunca he tenido un perro. Ni se me antoja. Pero tuve un hermano que nació con más amor y compasión hacia los animales que a su familia o a los seres humanos en general. Así que - como suele hacer con todas sus responsabilidades -, delegó el cuidado de su última mascota a su hijo mayor.

Milah llegó a acompañar a Max en el cambio de casa. Él decía que era su única amiga en la nueva colonia a la que se mudó con sus abuelos. En cuatro meses, la perrita nunca se halló en otro rincón de la casa que no fuera debajo de la cama de él. Dormían y amanecían juntos. Yo temía que un día se volviera alérgico, pero no hubo tiempo para ello.

La tarde del lunes, como era costumbre, la Schnauzer pimienta salió corriendo para juguetear con su amo. Ambos disfrutaban correr libres bajo la llovizna. Para todos era un alivio que el puberto saliera a caminar con ella y dejara un rato el celular o los videojuegos.

El grito desgarrador de Max se escuchó en todo el fraccionamiento. Me asomé a buscarlo para cerciorarme que estaba jugando pero no lo alcanzaba a ver en el parque. Corrí del otro lado para salir al balcón pero tampoco lo veía, sin embargo escuché que unos hombres preguntaban “¿dónde vives niño?”. Así que baje corriendo para saber qué había pasado.

Creo que para todos los que aman a sus mascotas y tienen un lazo que los hace valorarlos como parte de la familia debe ser díficil verlos morir. Así que no imagino el trauma que representa para un niño recoger a su perrita bañada en sangre. Cuando yo iba a media calle, vi a Max que venía ya hacia la casa, tenía las mejillas manchadas de rojo. Respiré aliviada cuando vi que no era suya sino del pobre animal. Al llegar a la veterinaria más cercana, el doctor no tenía nada que hacer, así que todos nos despedimos de Milah.

Él lloraba, mi papá lo abrazaba y también lloraba. Mi esposo le pedía perdón por siempre corretearla para sacarla del cuarto y llevarla al jardín. Yo no encontraba palabras… hasta que pude decirle: “Dale las gracias por haberte acompañado este tiempo… va a estar contenta en el cielo de los perros corriendo a sus anchas”. Amén.

Los gatos también festejan

Jueves, Febrero 21st, 2013

En mi infancia tuve gatos. Tres en total. La custodia era compartida con mis hermanos. Siempre los he preferido a los perros, por aquello de que no te llenan de baba o te quieren morder los pies patas cuando llegas a casa y su sistema de desecho es cien veces mejor (ya saben, la técnica esa de rascar, hacer del baño y luego tapar su hoyo).

Tengo una amiga que es fan de los gatos. Tiene cinco. ¡Cinco!. Empezó por adoptar una, luego esa se reprodujo y se quedó con algunas crías, después creo que ha ido recogiendo a todo el que se encuentra herido en la calle. Ojalá no llegue a convertirse en la Cruela De Vil de los gatos.

Sirva toda esa introducción para hablar del Día Internacional del Gato, que se “celebró” ayer. Así es, ya no nos sorprende que en aras de darle una fecha a todo, también los felinos tengan su día en el calendario.

Según el ciberespacio, la faramalla del Día Internacional del Gato se debe a la muerte del gato de la hija de Bill Clinton. “Socks, el gato, fue adoptado en 1991 cuando Chelsea Clinton lo encontró afuera de la casa de su profesor de piano en Arkansas. El animal fue sacrificado en  Hollywood, Maryland, después de haber sufrido cáncer de mandíbula, los veterinarios estimaron que habría cumplido 20 años. Tras la muerte de Socks causó polémica en las redes sociales y se fijó como el 20 de febrero para festejar a estos animales”, explicó la revista Animal Político.

Vaya, el propio escritor y periodista Carlos Monsiváis – que en paz descanse – se creía parte de los mínimos pues siempre decía: “Soy un gato sin gracia y sin siete vidas…”

En las redes sociales llovieron las imágenes, chistes, fotos y mensajes alusivos a los gatos, vaya, la comunidad aprovechó para darle rienda suelta a su amor por estas mascotas.