Nomofobia

Yo confieso que soy de esas personas que a la hora de la comida coloco sobre la mesa mis dos Blackberry (una de Telcel y otra de Nextel). Y no es presunción. Más bien se trata de esa manía de estar pendiente del correo electrónico, el chat, los mensajes y las llamadas que podrían entrar y que la paranoia nos hace pensar que no escucharíamos por el ruido del restaurante o por tener el dispositivo móvil dentro de la bolsa.

Sin embargo, también debo confesar que las ocasiones que he olvidado los teléfonos en casa mi angustia no es tal como para regresar por ellos. Aún no estoy tan enferma, según yo. Pero sí, debo admitir que no estoy tranquila hasta que los tengo en la mano y verifico si me perdí de alguna llamada importante.

Bueno, sirva este preámbulo para hablar de la “Nomofobia”, una palabrita que recién conocí y que se refiere a la abreviatura de la expresión inglesa “no mobile, phobia”. Según una investigación efectuada en Reino Unido este año, reveló que el 53 por ciento de los encuestados ingleses (sobre un total de 2 mil 163 personas) sufren de ansiedad cuando sus teléfonos móviles se quedan sin batería, los pierden o no tienen crédito suficiente.

Según la información dada a conocer, el 58 por ciento de los hombres y el 48 por ciento de las mujeres padecen de fobia y estrés. Los nervios que se experimentan son similares a los que se sienten antes de la boda o antes de acudir al dentista.

Los encuestados coincidieron que la razón fundamental por la que se sienten apanicados es por el hecho de considerarse aislados tanto por motivos personales como laborales. El estudio también considera que aquellas personas que tienen móviles inteligentes están más expuestas a padecer de este inconveniente.

Aunque busque vagamente alguna investigación de los casos de Nomofobia en México sólo encontré algunos síntomas de este “trauma”. Los adictos al móvil no pueden pasar muchos minutos sin consultar los correos electrónicos, los mensajes de texto, los chats en vivo con el resto de sus contactos, consulta de noticias y de programas de Internet a la hora de dormir o a la madrugada.

Además, le dan prioridad a su móvil antes que a otros objetos de mayor importancia como las llaves de la casa o documentación. Una de las maneras de poder evitar esta obsesión es acercarse afectivamente a los jóvenes, ya que son quienes se aíslan, se obsesionan con el teléfono y descuidan las verdaderas prioridades.