Dinks: adiós a la maternidad

Lejos han quedado los tiempos en que las parejas sellaban su amor con uno, dos, tres, cuatro o hasta cinco hijos. Mucho más lejos se quedó la época en que la mujer estudiaba una MMC, osea la famosa carrera “mientras me caso”.

Claro que siguen existiendo parejas que procrean al por mayor y siempre habrá damas que vivirán a la espera del Príncipe Azul que les resuelva la vida, sobre todo, económicamente hablando.

Hoy los hijos han quedado fuera de todo contexto romántico y la vida en pareja ha mutado a una sociedad mercantil. Son los llamados Dinks, Double Income No Kids, por sus siglas en inglés. Traducido al español y términos prácticos se trata de las parejas con doble ingreso y sin niños.

A paso lento, está tendencia ha ido colándose por los recovecos de la cerrada sociedad poblana en la que el pan nuestro de cada fin de semana son los matrimonios pomposos anunciados en Rostros, las carísimas bodas en jardines de Atlixco y  las fiestas de canastillas llenando los restaurantes.

Los dinks tienen como premisa no querer tener hijos. Lo que a este tipo de pareja le importa es desarrollarse en el ámbito profesional, acumular capital para poder hacerse de propiedades, bienes inmuebles, autos, pero sobre todo pasarla a gusto, esto es: viajar al extranjero, vacacionar por el país, comer en exclusivos restaurantes, ser miembros de prestigiados clubs deportivos, leer, ir al cine, al teatro, conciertos; y por supuesto, también quieren seguir invirtiendo en su educación, léase una maestría, doctorado o diplomado tanto en las mejores universidades del país como en el extranjero.

Se estima que para 2010 alrededor de 25 millones de parejas en todo el mundo no tendrán hijos. De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo) en México, el 7% de los hogares no tiene niños brincando en las camas.  Según el INEGI, estas parejas se ahorran el 28% del ingreso que una familia mexicana común y corriente destina en promedio a mantener a un niño, entre pañales, colegio, ropa, juguetes y parques de diversiones. Según la consultora De la Riva Investigación Estratégica en México, estas parejas representan un mercado de más de 4 mil 500 millones de dólares.

La mamá de mi mamá tuvo 12 hijos vivos y 3 más que no se lograron. Hoy, dos de sus hijas forman parte de las parejas Dinks. Lejos de algún trauma psicológico por haber crecido en una familia numerosa y de escasos recursos, dan razones diferentes. El argumento de mi tía Pily de 35 años tiene que ver con cuestiones sobre la conciencia que tiene de la densidad demográfica y el cambio climático. La razón de mi otra tía, Aide de 33 años corresponde a una firme convicción de no querer dejar de tener tiempo para ella y el hombre con el que vive.

Lili, una amiga de una amiga, fue la primera en dejarme atónita cuando ella a sus 32 años y yo a mis 24, me dijo: “No tengo hijos, porque no quiero morirme, tener un bebé es olvidarte de ti y yo no estoy dispuesta a hacerlo. Mi marido y yo estamos bien solos”.

Por la razón que sea: miedo al compromiso, inmadurez para criar a un ser, madurez emocional para sobrellevar una vida en pareja o falta del gen de maternidad o paternidad, lo cierto es que los paradigmas se están rompiendo y la  sociedad está mutando. ¿Tú que opinas, estás listo para formar una familia tradicional o prefieres vivir en un eterno noviazgo?


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